El Pop Art, movimiento de enorme importancia y reconocimiento durante el pasado siglo XX y cuya insignia más popular es la proyectada por el estadounidense Andy Warhol, enseña su lado más inglés durante la muestra ‘When Britain Went Pop!’ (‘Cuando Gran Bretaña hizo ¡pop!’), expuesta hasta el próximo 24 de noviembre en la galería que la casa de subastas Christie’s tiene en el barrio londinense de Mayfair.
En la exposición, considerada como la más importante organizada hasta ahora en la capital británica dedicada al arte pop inglés y con la que colaboran las Waddington Custot Galleries, se dan cita más de setenta obras de autores que rompieron los límites entre la cultura popular y las bellas artes, de entre los que destacan Patrick Caulfield, Allen Jones, Peter Blake, David Hockney, Eduardo Paolozzi, Richard Hamilton o incluso Pauline Boty, una de las pocas mujeres de la corriente artística y cuyas obras no se habían mostrado al público desde los años setenta.
Los organizadores de la muestra, que reclaman el título de pioneros e inventores de este arte para los ingleses (que se adelantaron más de diez años a los americanos), han querido incluir en ‘When Britain Went Pop!’ desde los collages de Paolozzi en los años cuarenta hasta la plena madurez de los trabajos del grupo dos décadas más tarde. Además se encuentran también expuesto uno de los primeros cuadros que vendió el hoy conocidísimo Hockney por 12 libras.
Si bien, esta exposición no es otra cosa que la constatación de una circunstancia nunca discutida por los académicos, pero sí por grande parte del público, que por lo general, lo asimila a la publicidad, al cómic, a la música o a los ‘mass media’ del otro lado del Atlántico. Si bien, el concepto Pop Art tuvo su origen en Nueva York, pero todo lo demás, el estilo, la reutilización del dadaísmo, el descaro y muchas veces lo abstracto, todo es ‘Made in Britain’.