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‘El reciclaje constante le da dinamismo y profesionalidad a tu trabajo’/ Jorge Carrasco, pianista repertorista

Músico por encima de todo y pianista como autodefinición. Jorge Carrasco llegó a Londres en el año 2006 tocando a las puertas de las más prestigiosas academias de danza de la capital británica. Tras años de trabajo y dedicación, ahora es el pianista repertorista en las clases de ballet de la London Contemporary Dance School y de la Central School of Ballet. Tras aquellas puertas que al principio no parecían abrirse, ahora Carrasco se encuentra frente al piano marcando el compás. Tras casi dos años como pianista durante los afternoons teas en un hotel de la capital británica, este torrevejense de nacimiento -que comenzó sus estudios musicales de piano con Conchita Boj en el Conservatorio Francisco Casanovas de Torrevieja- saltó a los niveles profesionales a golpe de teclado.

Carrasco, que bien sabe sacar todo lo positivo de sus vivencias, aprovechó aquellos primeros momentos «para refrescar mi capacidad de improvisación», recuerda Carrasco quien asevera que «trabajar en aquel hotel fue como un paso previo a la improvisación en el ballet». A pesar de sentirse «como música de fondo» en aquel momento, ahora echa la vista atrás y reconoce que «hay que sacarle lo positivo a todo, sino hubiese tenido que improvisar, a la hora de acompañar para ballet me hubiera costado mucho más». Carrasco tocaba canciones de jazz o pop para amenizar la hora del té, un trabajo que «no me gustaba por no sentirme escuchado, excepto cuando venía un cliente y te daba las gracias». Una época en la que potenció sus habilidades que ahora le han permitido trabajar en la actualidad para la compañía de Matthew Bourne, Ballet Black, DV8 y la British Ballet Organisation.

Música pop, ópera o jazz, mezcladas con ideas que va captando por la calle «vas caminando, escuchas una canción y ¡Ay! Esto lo voy a tocar para tal…», comenta divertido Carrasco quien asegura que «en una clase de ballet puedo tocar de todo». El profesor marca un ejercicio y Carrasco ya tiene la pieza a tocar en mente. «Me gusta. ¿Qué es? -me pregunta el profesor-. No sé, lo estoy sacando del horno», comparte Carrasco con jovialidad esta experiencia vivida durante una de sus recientes clases. «Al tener buen oído y capacidad de improvisar, puedes plasmar directamente lo que oyes en el piano, es algo muy divertido para mí», explica el torrevejense.

«Al tener buen oído y capacidad
de improvisar puedes plasmar
directamente lo que oyes en el
piano. Es algo muy divertido para mi»

Las piezas diarias a tocar son diferentes e incluso en cada uno de los ejercicios de una clase de ballet: pliés, tendu, rond de jambe, adagios…pero «cuando preparas un examen o los assessments que los alumnos tienen cada tres meses, tiene que ser el mismo repertorio para que reconozcan la música a la hora de examinarse», explica el pianista. «Me encanta mirar como bailan», dice Carrasco quien considera que a parte de su trabajo diario «en casa tienes que prepararte las piezas de un recital de un concierto, un trabajo totalmente diferente».

Inquietud ambiental
Carrasco se nutre musicalmente del estilo de sus compañeros, así como de los profesores que imparten las clases de ballet que él acompaña. Un aprendizaje continuo que no solo es innato, sino que viene ligado al espíritu de constante renovación que transmite la capital británica.

Esta ciudad carece del mal de la «titulitis, de la burocracia», afirma Carrasco tirando por otros derroteros, con la intención de explicar el dinamismo de la profesión de pianista en Londres. «Yo nunca he enseñado mi título para trabajar aquí, solo me han dicho que toque, les gusté y empecé a trabajar». Carrasco asegura que «aquí uno se recicla constantemente, una obligación al no ser puestos de trabajo para toda la vida, aquí tienes que estar fresco y al 100%, ya que siempre hay alguien esperando tu lugar». Esta característica del mercado profesional musical en Londres «le da dinamismo y profesionalidad a tu trabajo y esto es lo que me gusta de la ciudad».

Como en toda conversación entre españoles, en un país con multitud de diferencias con España, es inevitable tratar la cuestión. El sistema de trabajo por oposiciones español «no está nada bien enfocado ya que sería mejor opositar para una especialidad, lo que conllevaría que tú seas un pianista mejor y que la educación sea mejor». El torrevejense explica que en España el objetivo radica en sacar una plaza de pianista y «luego te ponen a acompañar saxofones, o en danza, y a lo mejor serías buenísimo en otra cosa». Aunque a pesar de todo parece que «ahora en España la cosa empieza a especializarse», sostiene Carrasco.

Preferencias
A él, le gusta la música de Mozart, que utiliza mucho para ballet, y le apasiona la musical vocal de Bach. Carrasco, en realidad no sabe por cual decantarse ya que «me encanta el periodo romántico alemán como Schubert, Schuman…», dice instantes después. También se decanta por la música española como Albéniz, Falla o Granados, compositores de los que trabajó algunas piezas para tocar en el último recital que dio en su ciudad natal, Torrevieja, donde siempre encuentra un momento del año para «tocar o colaborar con las orquestas».

Otras pasiones del pianista es el canto, otra de las vertientes de su profesión que madura siendo parte del coro cervantes de Londres, dirigido por Carlos Fernández. «Cantando, hemos actuado en muchos países como Holanda…» y nos descubre que viajar es otra de sus pasiones. Vivió y estudió en Barcelona, así como una temporada en Alemania y ahora piensa en Berlín. Confiesa, a sus 37 años, que «no me importaría vivir en Berlín, pero de momento aquí tengo trabajo y buenas oportunidades, Londres me encanta ahora».

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