Los atletas paralímpicos David Casinos y Teresa Perales cuentan cómo se preparan para afrontar los Juegos en Londres
Los separan dieciséis días y el objetivo es ser el mejor. Son dos citas deportivas mundiales con la misma dosis de espíritu competitivo y de espectáculo. Son iguales, pero diferentes. Los Juegos Paralímpicos Londres 2012 arrancan apenas dos semanas después de que se celebrara la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. Hablamos con el abanderado español en los Juegos Paralímpicos Pekín 2008, el atleta David Casinos, y con la abanderada de este año, la nadadora paralímpica Teresa Perales. Ellos cuentan cómo se preparan ante el reto deportivo y ante el día a día.
El despertador suena a las seis de la mañana. El madrugón pesa como una losa, pero hay que empezar el día con energía. Un buen desayuno y a enfilar una nueva jornada de cinco o seis horas de entrenamiento de lanzamiento de peso y de disco. En la oscuridad. David Casinos perdió la visión totalmente cuando tenía 26 años a causa de una retinopatía diabética y, entonces, tuvo que aprender a vivir de nuevo. Y lo consiguió. David Casinos prepara sus terceras Paralimpiadas, que se celebran en Londres del 29 de agosto al 9 de septiembre y asegura que viene a por todas. «Me encuentro bien, en muy buena forma y con muchas ganas de empezar», sostiene.
David es ciego porque sus ojos no responden, pero no porque no vea. «Yo he aprendido a ver de diferente manera… y a sentir». El deporte le tendió una mano a la que se aferró con tanta fuerza que ha sido el interruptor que ha encendido la luz dentro de un mundo que, de repente, se apagó. «Me ha dado la oportunidad de poder encontrar una nueva vida después de perder la visión. Me he podido encontrar a mí mismo», explica David. «Ahora soy totalmente autónomo. El deporte me ha dado una serie de herramientas para ser más fuerte en la vida», confiesa. La confianza en él mismo y en sus posibilidades empujó a este valenciano a esforzarse al máximo. «Ese es el mensaje más importante: superarse a uno mismo día a día en la vida», recalca varias veces durante la conversación. El tesón ha dado sus frutos… o metales, pues Casinos ha conseguido el oro en lanzamiento de peso en Sidney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008.
De momento, eso sí, se le ha resistido el disco. «¡Ya toca!», exclama riéndose cuando se le pregunta por ello. «Me estoy preparando mucho y muy duro. Estoy muy en serio. Estos son unos Juegos, hay mucho nivel y ese día puede salirte muy bien y disfrutar de un puesto de honor o no, y quedarte a las puertas. Pero hay que intentarlo. Se trata de eso. Hay que ir a tope», argumenta el tricampeón olímpico.
Después de subir al podio más alto tres veces consecutivas, sus seguidores ya no se conforman con menos. «La verdad es que todo el mundo que me rodea quiere que consiga medalla. ¡Y yo también!», cuenta David. Rápidamente, no obstante, añade: «hay que ser humilde en ese aspecto y ser sincero con uno mismo y saber que va a ser muy difícil, pero yo trabajo para ello. Sobre todo para superarme». Este deportista lo tiene claro: «El mayor rival que hay es uno mismo».
De acuerdo con sus palabras, y a diferencia de lo que en un principio se pueda pensar, el entrenamiento de David Casinos «no es en absoluto diferente del de un atleta que no sea ciego; es el mismo», mantiene con rotundidad. La discapacidad de David la suple Celia, quién además de ser su guía es su mujer. El deporte los unió y ahora ella es fundamental tanto en su vida personal, como profesional. «Es mi guía en el entrenamiento y en las competiciones. La necesito para que me lleve a la zona de lanzamientos y me coloque en el lugar correcto. A partir de ahí, soy yo quien ejecuto el lanzamiento», explica.
Cuando no está Celia, Ximena son los ojos de David. Es su perra guía que, como una aficionada más, espera en el aeropuerto cada vez que vuelve de competir. «Cuando regresé de Pekín, se volvió loca de alegría cuando me vio», recuerda. A Londres tampoco viajará, pero sin duda estará en la terminal de Valencia aguardando a que aterrice el avión de su compañero.
En el estadio olímpico, David Casinos está rodeado de miles de personas a las que no puede ver. «Pero las siento. Noto un estruendo tremendo. El suelo tiembla», comparte este atleta. De entre todas las voces que animan, que exclaman, que corean, David se esfuerza por escuchar sólo una: la de Celia. «Tengo que estar muy pendiente de sus indicaciones y directrices», señala, al tiempo que también hace hincapié en la importancia de su propio instinto.
Y no le ha ido mal. David Casinos es uno de los deportistas más importantes de España. Dice no ser consciente de ello y que, simplemente, disfruta del camino, de las vivencias y «de hacer feliz a los demás, que ven en mí que, a pesar de que no puedo ver, veo». En su opinión, la discapacidad «son sólo palabras, son letras». Es capaz. «Pienso en todo lo que me ha sucedido: estar en Juegos Paralímpicos, en competiciones mundiales… Ser abanderado del equipo español, que eso es algo que pasa una vez en la vida y ¡a mí me ha pasado!», exclama notablemente feliz. «Estoy muy reconfortado, muy orgulloso de poder representar a muchas personas con discapacidad», asegura.
David Casinos apuesta por «normalizar todo esto», pues «más allá de la ceguera hay un deportista». Para contribuir a ello, para dar más visibilidad a las personas con discapacidad y para ayudarlas a superar el bache, este atleta imparte charlas en centros educativos. Cuando se colgó su primera medalla olímpica «hacía muy poco que había perdido la visión y antes pensaba que no estaría en Sidney 2000». Ahora, va a por sus cuartos Juegos.
Mente, cuerpo y espíritu
De acuerdo con los datos del Comité Paralímpico, En Londres 2012 la natación será el deporte con mayor representación española, con 35 atletas. Una de ellas es la aragonesa Teresa Perales; es parapléjica, por lo que en la piscina se impulsa únicamente con la fuerza de los brazos y «muy poco de tronco».
Se ríe constantemente mientras conversa. Pero más que su simpatía destaca su empeño por colgarse su medalla paralímpica número diecisiete. Es una de las deportistas españolas más laureadas y, aún así, asegura que llega a los Juegos con ganas de más. «Mi principal motivación es mi hijo Mariano de dos años y cuatro meses», confiesa. Su pequeño estará en las gradas del estadio olímpico, mientras su madre intentará ser la mejor en el agua.
«Somos extra competitivos. Porque, de hecho diría que nuestra competición empieza por nosotros mismos, por tener que superar las dificultades que nos pone nuestro propio cuerpo», explica esta nadadora con las ideas muy claras. «Soy tan competitiva que en mi cabeza no cabe el pensar que voy a ir a Londres sólo por participar. Yo voy a Londres para ganar más de una medalla y más de un oro. Voy pensando que voy a nadar seis pruebas individuales -50 libre, 100 libre, 200 libre, 50 mariposa, 100 braza y 200 estilos- por tanto, tengo seis opciones de medalla. Y luego los relevos. Así que por lo menos en las individuales, que sólo depende de mí, voy a ir a intentar ganar seis medallas», mantiene.
En realidad, según cuenta, cuando se metió en la piscina después de que una enfermedad la dejara en silla de ruedas, «no lo hice por competir». Pero vieron en ella un diamante en bruto que se ha pulido a base de entrenamiento. De hecho, en 1996 empezó en el equipo de natación y un año después ya fue a su primer campeonato de España.
Pero, más allá del éxito, Teresa habla de otra sensación al meterse en el agua: la libertad. «En el agua no dependo de nadie. En el agua hago lo que yo quiero y como quiero. Si quiero ir rápido, voy rápido; si quiero ir lenta, voy lenta. Si quiero ir buceando por debajo, lo hago. Y algo que me gusta mucho, que es nadar con la gente».
«Si se quiere, ¿se puede?», se le pregunta. Y ella no duda un ápice: «Sí, sí, sí. Claro que sí. De hecho ese es uno de mis mayores leitmotiv. Quien quiere conseguir las cosas lo puede conseguir si de verdad lo quiere. Porque yo lo he hecho y me lo demuestro a mí misma cada día». Este pensamiento está íntimamente ligado con su teoría del espiralismo que, de acuerdo con las palabras de Teresa, radica en que «tú eres el centro de la espiral, donde sólo pones lo que necesitas para ser feliz y lo que no, lo deshechas. El conseguir las cosas y el ser feliz depende de ti».
Esta sirena se desenvuelve de perlas en el agua, pero también maneja con arte la dialéctica. Y eso que ya no está en la primera línea política. Una de sus principales reivindicaciones es mayor cobertura de los Juegos Paralímpicos por parte de los medios de comunicación. Y argumenta el tirón de orejas a la prensa: «Acabamos de terminar los Juegos Olímpicos y hemos estado casi 24 horas al día pudiendo disfrutar de deportistas y de deportes, de grandes éxitos de todos los deportistas del mundo; no sólo de los españoles. Esto normalmente no pasa con los Juegos Paralímpicos, que suelen verse reducidos a una hora o dos horas en toda una franja horaria y, como mucho, a los resúmenes en los informativos».
El deporte adaptado cada vez más, no obstante, encuentra más apoyos. Una de las iniciativas que ha marcado un punto de inflexión es el Plan Apoyo al Deporte Objetivo Paralímpico (ADOP), cuyo objetivo es proporcionar a los deportistas paralímpicos españoles las mejores condiciones posibles para prepararse de cara a unos Juegos. En opinión de Perales, «es uno de los grandes éxitos del deporte paralímpico español porque antes había, ya no discriminación, es que había una diferencia tan tremenda que era humillante realmente». Ahora, «aún así, la aportación económica y las ayudas para el deporte paralímpico español es el 10% de las ayudas para el deporte olímpico», lamenta, ya que «mi esfuerzo es del 100%».
El mismo ímpetu que se desprende de las palabras de Teresa, se percibe en el discurso de David. Perales, que imparte clases para preparar la parte psicológica del deporte, se siente identificada con el lema «Mente, cuerpo, espíritu»; Casinos ha ideado el suyo propio: «Todos los días sale el sol y, si no, ya me encargaré yo de sacarlo». Motivación, desde luego, no les falta.
David Casinos, quién participará en sus terceros Juegos Paralímpicos.