En lo que ha sido el pistoletazo de salida para las elecciones generales de mayo, Nigel Farage, líder del Partido por la Independencia del Reino Unido, ha anunciado su deseo de limitar la llegada de inmigrantes al país a una cantidad por “debajo de las 30.000 personas al año”. El político, acompañado de afiliados y simpatizantes de la formación, aprovechó su discurso en Dover para presentar los primeros posters que se utilizarán en las elecciones.
En uno de ellos aparecen una escaleras mecánicas enlazando con los populares acantilados blancos de la misma localidad, con el mensaje “la inmigración es tres veces mayor de lo que los Tories prometieron”, mientras que el segundo, con la misma imagen, tiene el mensaje “No hay fronteras. No hay control”. [pullquote]El partido hace del control fronterizo y la celebración de un referéndum para decidir sobre la continuidad en la Unión Europea los ejes de su campaña[/pullquote]
Las réplicas por parte de otros partidos, en especial el Conservador, no se han hecho esperar, coincidiendo en acusar al UKIP de “arbitrariedad” y de “ofrecer propuestas confusas”, puesto que hasta hace pocas semanas desde dicho partido se fijaba un límite de 50.000 personas al año. El líder del partido euroescéptico indicó que con el volumen de inmigración actual “se empuja a la baja los salarios de los ciudadanos y se daña la cohesión social”.
Tras el éxito de las pasadas elecciones europeas, donde el UKIP logró un 27% de los sufragios que le llevaron a erigirse como el partido más votado y que le proporcionaron 24 asientos en el parlamento europeo, el objetivo de la formación pasa por obtener cerca de tres millones de votos.
Las últimas encuestas por parte de organismos como YouGov o Ipsos MORI le otorgan un porcentaje de apoyo de entre el 10 y el 14%, lo que le convertirían en la tercera fuerza política, rebasando a otras formaciones históricas como el Partido Liberal o el Partido Verde. Paralelamente, la inmigración se mantiene como una de las primeras preocupaciones de los ciudadanos del Reino Unido, sólo por detrás del estado del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés), pero por delante de otras cuestiones como la economía o el desempleo.
Según las últimas cifras oficiales, el Reino Unido tuvo un saldo migratorio positivo de 298.000 personas en el año previo a septiembre de 2014. Hace tres años el actual primer ministro David Cameron abogó por un límite de 100.000 ciudadanos al año, una cantidad que siempre se ha rebasado y que a todas luces resulta imposible de controlar dada la libertad de circulación y residencia dentro de la Unión Europea.
La inmigración es también una cuestión estratégica para los dos grandes partidos, ya que mientras el partido Tory propone mantener y aumentar las medidas para restringir la llegada de extracomunitarios, el partido Laborista ha mencionado la posibilidad de supeditar el otorgamiento de ayudas sociales a aquellos que puedan acreditar un conocimiento mínimo del inglés.
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