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Entrevista a Raúl Guerrero, artista español en Londres

El BP Portrait Award celebra su 32ª edición y tras 22 años de patrocinio por parte de BP, este evento anual de gran éxito está destinado a fomentar el retrato en la obra de los artistas contemporáneos. Este año, el certamen ha recibido 2.372 participaciones, un aumento de 196 respecto al año pasado.

Y por quinto año consecutivo, se ha abierto a todos los mayores de 18 años. La obra del malagueño Raúl Guerrero, junto a la de otros cuatro artistas españoles, se encuentra entre los 55 retratos seleccionados por la National Portrait Gallery para la exposición del 16 de junio al 18 de septiembre en Londres. Una célebre exhibición que irá acompañada de la pieza ganadora del concurso, la cual se dará a conocer el 14 de junio y saldrá elegida de entre las cuatro obras finalistas ya preseleccionadas.

Un joven con expresión taciturna y mirada tímida se encuentra sentado en una silla de una deteriorada aula de colegio. Rodeado de asientos vacíos y viejos cuadernos, detrás de él puede apreciarse, a través de un ventanal, el popular canódromo Walthamstow Stadium que cerró sus puertas en 2008. Esta escena dominada por los colores naranjas y azules, y titulada ‘Brit Pop‘, busca confluir, según su autor, «dos símbolos del pop británico.

El pasado y el presente». Raúl Guerrero nació en Málaga en 1977 y estudió Bellas Artes en la Facultad de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Desde 2005 vive en Londres, donde trabaja como profesor de inglés en un colegio de secundaria en Walthamstow, al mismo tiempo que lleva a cabo su actividad artística.

Háblanos de ‘Brit Pop’.

Es un retrato de James, un alumno de mi grupo de tutoría en la escuela secundaria donde trabajo. De fondo, se ve el Walthamstow Stadium, que está junto al colegio. Este canódromo fue cerrado hace un par de años, y hoy es un clásico del East End de Londres, un emblema de épocas ya pasadas, cuando las carreras de galgos eran una forma de entretenimiento muy popular en Inglaterra. «The dogs«, como se les llamaba, eran una de las diversiones principales entre la clase obrera. El que el estadio de Walthamstow presente hoy un aspecto tan abandonado y decaído le presta una cierta melancolía a la imagen de mi cuadro. Que creo que casa bien con el carácter del personaje retratado, un quinceañero de claras tendencias «emo», como indican su expresión absorta y su largo flequillo.

Parece que contiene un gran significado…

Supongo que quería hacer un retrato no sólo de James sino también de ciertos elementos de la cultura popular inglesa. Me gustaba la idea de yuxtaponer el interior del canódromo con la figura de este adolescente retraído y «cool«. Dos símbolos del pop británico. El pasado y el presente.

¿Qué supone para ti este reconocimiento de la National Portrait Gallery?

Es importante cuando una institución así reconoce tu trabajo, porque sientes que ya no tienes que andar todo el rato convenciendo a la gente de que sabes pintar. Te da seguridad y confianza para plantearte nuevos proyectos.

¿Esperabas que seleccionaran tu retrato?

Sí y no. Por un lado era consciente del gran número de cuadros que se mandan desde todo el mundo para esta exposición y sabía que lo mismo me podían seleccionar que no. Por otra parte tuve el feeling desde el principio de que mi retrato les resultaría atractivo. Creo que provoca un cierto impacto inmediato y esto conviene en una exposición de este tipo, que trata de llegar a un público amplio.

¿Te has inspirado en alguna obra para su diseño?

En una obra en particular no, pero suelo tener siempre en mente a Velázquez y Rembrandt (nada menos), en particular los retratos de cortesanos de Velázquez, la humanidad de esos personajes, su dignidad, su altanería… En mi retrato, mi colegial es como una especie de rey adolescente, como Tutankamon.

¿Cuánto tiempo le has dedicado a la obra?

Un mes o por ahí. Es un lienzo de aproximadamente 110 x 150 cm, pintado con acrílico y trazado en negro con rotuladores permanentes, de esos que se usan en los escaparates para poner los precios.

¿Cómo definirías al protagonista?

Quienes ven el cuadro se imaginan rápidamente a un chaval arisco, insolente, difícil… En mi experiencia, nada más lejos de la verdad. James es un chaval tranquilo, amable y de modales exquisitos. Llega quince minutos tarde todos los días, eso sí. Este es su último año de instituto, y después quiere prepararse para modelo y diseñador de moda. De modelo tiene ya alguna experiencia, y como diseñador también: el jersey de lana que lleva puesto en el cuadro se lo hizo él mismo.

¿Qué planes tienes de futuro?

Tengo algunos proyectos en el aire, que no dependen enteramente de mí. Por una parte, la National Portrait Gallery, como participante en la exposición de este año, podría financiarme un viaje al extranjero con propósitos artísticos. Por otra parte, me gustaría retratar a un par de personajes conocidos. Pero nada de esto es seguro aún porque, ya te digo, depende de la decisión final de las otras partes involucradas. De un modo u otro, seguiré dibujando y pintando. Eso sí es seguro.

En una ocasión dijiste que para ti Londres «ha supuesto una llamada al reconocimiento». Que hayan seleccionado una obra tuya para esta prestigiosa exposición supongo que confirma aquella frase…

Sí, es algo que lleva su tiempo. Pero si perseveras y te esfuerzas por mejorar, se van consiguiendo cosas. Yo me gano la vida como profesor, y esto tiene la ventaja de que puedo hacer el arte que me dé la gana. No tengo presiones comerciales ni nada de eso. No me interesa ser comercial sólo por el hecho de serlo, esto me aburriría. Para aburrirse siempre hay tiempo. Quiero hacer algo que me divierta y que tenga sentido para mí, algo que me mantenga la mente excitada. Ahí está el reconocimiento que busco.

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