Portada | Cultura y Ocio | Entrevista a Berto Romero,’Expatriados contra parados. ¿Quién necesita más el humor? Yo qué sé, yo tengo para todos, así que a reírse a discreción’

Entrevista a Berto Romero,’Expatriados contra parados. ¿Quién necesita más el humor? Yo qué sé, yo tengo para todos, así que a reírse a discreción’

Tras unas gafas de pasta sin cristal y una nariz hecha cómica a base de años y esfuerzo se encuentra Berto Romero, un humorista polifacético fraguado a base de pequeños teatros locales y a quien el late night Buenafuente le dio la oportunidad de dar el salto al ámbito nacional. Ahora, años después de que terminase dicha emisión, vuelve a los teatros para recordarnos que «sigue con nosotros». Nos sentamos frente a un Berto que está al otro lado de la pantalla de su ordenador, pero tan cercano como si pudiese meterle el dedo en el hueco de su gafa.

Berto, para beber, ¿té, café, quizá mejor una caña… o tal vez un Bloody Mary?

Un té con una nube de leche. No es coña, no es del rollo “voy a actuar a Londres y me hago aquí el mierdas”, tomo té con una nube de leche. Dejé el café porque me daba ardores y cagarrinas. Ahora tomo té con una nube de leche. La caña a esta hora no me apetece, y el Bloody Mary, permítame la marranada, siempre me hace pensar en la menstruación y me da bajona.

De fondo lo que suena es Sigur Ros no sé si le gustan, pero si prefiere lo cambiamos y ponemos otra cosa. ¿Alguna preferencia, algo que esté escuchando recientemente, algún grupo en concreto que le ayude a inspirarse?

Me parece perfecto. Soy bastante ecléctico en mis gustos musicales, y lo suficiente educado para tolerar lo que usted ponga. Estaría bueno que le cambiara la música del palo “quita esta mierda”.Una duda: ¿vamos a hacer una entrevista o tienes previsto hacerme el amor? Tanta copa, música de fondo y tal…

Jajajaja, una entrevista, una entrevista… Pero déjame preguntarte, a solas frente al ordenador y ahora que ya está un poco más cómodo… ¿se pone las gafas si le digo que empieza la entrevista?

No, no. Sin gafas. Sólo para medios audiovisuales.

Por cierto, ¿qué se oculta detrás de unas gafas sin cristal?

Mi cara sin gafas. Parece obvio, pero es así. Me las empecé a poner cuando me subí por primera vez a un escenario, por protegerme, cambiar y remitir a humoristas que me gustaban como Woody Allen o Peter Sellers. Gafapastismo impostado. Me gustaría llevar gafas, pero tengo una vista de lince.

Pues venga, empezamos.

Madre mía, todo esto eran prolegómenos… da usted más vueltas que un perrote cuando busca hacer de vientre.

Siempre me gustaron los prolegómenos… Antes de nada he de decirle que me ha sido imposible encontrar respuesta a la tan recurrente pegunta de ¿“cómo se define”? Así que dígame, para romper el hielo, Alberto, usted… ¿cómo se define?

No tengo interés alguno en definirme. Eso es algo que sólo le interesa a los demás, para etiquetarte y perder el miedo a lo desconocido. Si insiste, le diré que yo me considero a mi mismo cómico, nada más (ni nada menos).

Entonces, ¿era ya usted desde pequeño el niño gracioso de la clase? ¿El típico que no paraba de contar chistes?

Gracioso oficial no, la verdad. Era más de escuchar que de hablar, aunque cuando empezaba no paraba. La gente se reía conmigo pero descubrir que podía usarlo para públicos más o menos grandes fue una sorpresa también para mí. No lo hubieras dicho si me hubieras visto de pequeño. Era gracioso, pero también tímido, así que si no me dabas carrete no había humorista en potencia que valiera. Ahora soy más o menos igual, pero como todo el mundo me da carrete, pues me arranco antes.

Entonces, ¿a qué años empieza Alberto Romero a hacer gracia?

Pues mi primer chiste lo hice con 5 o 6 años. Mi madre me mandó a comprar queso cortado fino a la tienda de al lado y el tendero lo hacía tan fino que se le partían las lonchas. Yo le dije, muy serio: “mi madre me ha pedido queso cortado fino, no rallado.” Ese chiste fue muy recordado en la tienda, supongo que mi primer hit.

Por cierto, ¿cree usted que su nariz venía divertida ya de nacimiento, o le ha costado su esfuerzo hacerla divertida?

Empezó a cobrar protagonismo a partir de la adolescencia. La he hecho divertida yo, creo, porque por si sola la verdad es que no tiene mucho interés, aparte del puramente arquitectónico.

Bueno, y ya que hablamos de chistes y de pasado confiéseme… Usted qué era más, ¿de Eugenio, de Arévalo o del Señor Tomás?

De todos. Esto te va a sonar a intentar quedar bien, pero te aseguro que he recibido influencias de todas partes. Hay que comer de todo, y en humor también hay que consumir de todo.

Como a mí es una frase que me han dicho a menudo, le pregunto por si acaso también a usted y así me quedo más tranquilo. Le sigue diciendo con frecuencia su madre eso de “¿Berto hijo, es que no te vas a cansar nunca de decir tonterías?

Pues no, la verdad es que soy mucho más serio de lo que te puedas imaginar cuando no estoy trabajando. No es que sea un sieso, pero no estoy diciendo tonterías todo el rato. Supongo que porque ya me pagan por hacerlo y ya lo tengo hecho. Como un ginecólogo, que quizá ya no siente tanto interés en ver un chumino cuando llega a casa. Pues yo igual. Chumino, qué palabra tan bonita, ¿no crees? Me ocurre que cuando suelto una ocurrencia graciosa la reciben con gran alborozo, del rollo “hombre, se confirma que eres tú el humorista”.

Y hablando un poco más en serio, ¿llega un momento en el que uno se cansa de que le digan: “cuéntame un chiste” o “dime algo gracioso?”

No, no, como me va a molestar eso. Me molestaría que me pidieran que les hiciera la declaración de la renta, pero decir algo gracioso…Lo intento, pero si no me sale, también lo tienen que entender. No estoy trabajando las 24 horas del día, como un cajero.

Pues entonces, si no es molestia… cuéntenos el último chiste con el que se ha reído.

Van dos cazadores por el bosque, borrachos, y ven un ala delta. Uno de ellos le dispara. PAM. El otro ¿le has dado? Creo que sí, porque ha soltado su presa.

Berto, ¿cómo se hace humor un día de malhumor?

Con técnica. Me contó Elsa Punset que el cerebro no puede compatibilizar las emociones fuertes. Si estás muy triste no puedes estar también contento, y viceversa. De manera que cuando un humorista se pone en “modo comedia”, el resto de sentimientos desaparecen.

¿De qué no se ríe un humorista?

Funcionamos igual que el resto de seres humanos. Todo lo que no hace gracia a los demás, acostumbra a no hacérnosla a los cómicos.

Creo que algo de lo que sí que siempre ha ido de la mano el humor es la política. ¿Cree que con la que está cayendo, más vale tomárselo a risa?

Eso es una forma de consolarnos, pero que hayamos llegado a pensar que la política es cosa de risa es sintomático de lo mal que se lleva a cabo. Hay que reírse para no amargarse, pero no tomárselo a risa, porque no la da.

¿Qué le diría a la Señora Merkel para que alegrase un poco la cara?

Que folle más. Y más fuerte.

Y a la contra, ¿qué le diría a Berlusconi para que se le quitase su permanente sonrisa tonta?

Que folle menos, y con gente de su edad.

Bueno, y ya que hablamos de política, habrá que remangarse y mojarse un poco, ¿no? No le preguntaré sobre sus afinidades políticas, pero simplemente dígame, ¿se arrepiente de lo que votó en sus últimas elecciones?

No me arrepentí, pero tampoco estoy dando saltos de alegría.

Tengo la sensación de que los entrevistadores y humoristas que más “juego” intentan sacar a sus entrevistados, cuando son ellos los protagonistas son sin duda los más comedidos, ¿me equivoco? ¿Por qué cree que usan esa estrategia?

Pues no lo sé muy bien, la verdad. La entrevista no es el género que más domine, y no creo que lo haga muy bien. No sé muy bien qué decirle sobre este particular.

¿Cree que en muchas ocasiones el humor es sólo una excusa para poder hacer reflexiones o comentarios a veces mucho más serios?

Yo creo que el humor ha de hacer reír. Eso es lo principal. Si también te hace pensar, perfecto, mejor que mejor, pero no soy de los que creen que es al revés. A veces me da miedo esa reflexión porque nos añade a los cómicos una responsabilidad y un poder que creo que ni merecemos ni ostentamos. Dicho en otras palabras, nuestra labor no es educar ni adoctrinar ni hacer justicia. Nuestra labor es hacer reír. Puede ser que consigas algo de lo anterior, como efectos colaterales muy beneficiosos, eso sí.

Leía en una de sus entrevistas declararse como catalán no independentista. Con respecto al humor, ¿cree que el humor catalán es distinto al del resto de España?

No creo en etiquetas, la verdad. Catalanes somos Buenafuente, Eugenio, Joan Capri, Los hermanos Calatrava, el señor Barragán, etcétera. Me cuesta ver un patrón común, aparte de que nos guste el pan con tomate (aprovecho para decir que desconfío de cualquier cultura que no conozca este plato).

Sin embargo lo cierto es que en los catalanes tienen su “Polonia” y su “Crackovia”, los vascos se ríen cada semana con “Vaya Semanita”, pero ambos formatos fracasaron a nivel nacional. ¿Cree que esto de la independencia la gente se lo toma más en serio de lo que realmente se hace en ambas comunidades autónomas?

Que fracasaran a nivel nacional tampoco es sintomático de nada más excepto de que fracasaran. No sacaría ninguna lectura más de ello. Por la misma regla de tres podríamos decir que el drama catalán es igual que el del resto de España porque “Polseres Vermelles” triunfa también en una tele de ámbito español. Los fracasos y los éxitos a veces dependen de factores mucho más sutiles. Pero bueno, es verdad que hacer humor de temas locales es la mar de agradecido, y los programas de que hablas tienen muy buena salud. Coincido en que lo de la independencia se toma no diría que más en serio, pero sí con mucha más mala gaita fuera de Catalunya que dentro (de Euskadi no te digo nada porque no vivo allí).

Lo que sí que es cierto que al igual que la política, la televisión, parece que tampoco cuenta con demasiada buena memoria, ¿verdad?

La memoria está sobrevalorada. Lo que se recuerda como una genialidad no fue tan bueno, y lo que se recuerda como una chufa no estaba tan mal. El cerebro nos tiene engañados continuamente exagerando nuestros recuerdos. Y te diré una cosa, casi mejor. Estar todo el día recordando es casi tan absurdo como estar todo el día planeando el futuro.

Dígame, ¿cómo recuerda sus días por La Sexta y Antena 3 de la mano de Buenafuente?

Una mezcla de mucha diversión, aprendizaje y agotamiento extremo.

Y ahora que no nos escucha nadie, Andreu como humorista bueno, ¿pero cómo jefe?

Bueno, bueno. No mete broncas ni nada. Es bastante guay.

¿Por qué cree que en España los “Late Nights” no tienen la permanencia ni la audiencia que tienen en otros países? ¿Cree que es un modelo agotado?

Porque no forma parte de nuestra cultura, son un modelo anglosajón importado. Y también porque en nuestro país no nos gusta ver a una misma persona mucho tiempo en la tele. No consideramos la veteranía como un valor, sino como un defecto a corregir y extirpar.

A usted le retiraron su programa tan solo tras tres emisiones, ¿considera que es el tiempo necesario para saber si un programa tiene futuro o no?

Sí, por supuesto. Yo creo que tardaron demasiado, incluso. Yo lo hubiera cancelado a los 30 segundos, antes de acabar la cabecera.

Y si no le veían futuro… ¿por qué se lo compraron?

A mí no me compraron nada, oiga. Yo sólo trabajaba ahí.

Ya que estamos metidos en faena Berto, ¿cómo describiría el negocio de la TV?

Es como una casa de putas donde también se trafica con droga, pero todo legal.

Por suerte no todo es tan oscuro en la televisión, y programas como Salvados, han gozado de confianza y gracias a ella ahora alcanzan el éxito que se merecen. Dígame, ¿cómo ha vivido el fenómeno Salvados? ¿Qué opinión le merece tanto el programa como si director Jordi Évole?

Va, en serio. La televisión ni es oscura ni clara, es un negocio igual de descarnado que el resto de ellos. Y sin embargo hay algo bueno en la tele, y es que en ella trabajan muchos artistas, y eso provoca que de vez en cuando consigan expresarse a gusto. Así que no le demos tanta caña a la tele, que hay mucha mierda, pero también salen flores muy bonitas entre ella. En cuanto a Jordi, me parece que hace un trabajo excelente, ha conseguido aunar su voluntad (lo que él quiere hacer) con el momento (lo que el público quiere ver). Él siempre fue más periodista que comediante y se ha buscado su sitio. Hace un periodismo que nadie más practica en nuestro país, así que chapó por él y le deseo muchos años más por delante.

Bueno, pero para aquellos que creen que Berto es sólo un personaje de la TV, creo que hay que dejarles claro que ni mucho menos. Antes y después de la TV Berto ha hecho radio, teatro, guiones, monólogos… ¿en qué faceta se siente más cómodo?

En todas, la verdad. Me gusta picotear de todo.

A propósito de su anterior espectáculo Apoteosis Necia. El otro día leía el viejo dicho que dice “no discutas con un gilipollas, te llevará a su terreno y allí te ganará por experiencia”. ¿Siente que en este país hemos fracasado ante la necedad?

Quizá fracasado, fracasado, no, pero vamos perdiendo el partido por goleada.

Su nuevo trabajo sin embargo, se titula “Sigue con nosotros”, un título de momento más optimista. ¿Qué nos puede adelantar?

Es una actualización de mí mismo en la escena. “Sigue con nosotros” como título obvio. “Claro que sigue con nosotros si está aquí en el teatro”. Y porque cuando dejas de salir por la tele la gente espera que estés en un cajero automático cubierto de cartones. De modo que sigo aquí. Y en este espectáculo hablo desde mi nueva perspectiva, con pareja, con hijos, obligaciones, etcétera. Pero siempre yéndome por los cerros de Úbeda a la búsqueda del surrealismo que tanto me gusta. Y con mucha ironía, claro.

¿Qué supone para Berto Romero venir a actuar a Londres?

El segundo y triunfal paso de mi gira internacional, tras pisar los escenarios de Andorra.

¿Cree que los expatriados aquí necesitan más el humor que los jóvenes que siguen parados en España?

Joder, vaya dicotomía más bonita me planteas. Expatriados contra parados. ¿Quién necesita más el humor? Yo qué sé, yo tengo para todos, así que a reírse a discreción.

Por cierto, a la actual clase política que les diría “¿sigue con nosotros” o quizá mejor… “tienes que abandonar la academia”?

Que empiecen a hacer bien las cosas, porque me tienen frito, no quiero tener que escuchar hablar de las desgracias que provocan continuamente. Y no solo cuando escucho las noticias, es que hasta se cuelan en las entrevistas a los humoristas. No es justo.

Para ir acabando, Ahora que aún está fresco Eurovisión, cuéntenos ¿cómo se vivió desde dentro lo de Rodolfo Chikilicuatre?

Fue un honor compartir aquellos momentos con Chikilicuatre. El chiste más sobredimensionado e internacional en el que he participado nunca. Para un humorista aquello fue un ÉXITO TOTAL. Y quedamos mucho mejor posicionados que muchos otros años, no lo olviden. El poder de la risa…

Y ya la última, por favor, Berto, una duda que no me deja dormir cada noche… ¿Para cuando la vuelta de Berto & de Border Boys? Creo que España se merece algún videoclip más.

Tengo que reunir a la banda, pero ya se sabe, con el cheque que cobraron se dieron a la vida disoluta y vaya usted a saber cuántos de ellos aún andan vivos. Duerme tranquilo, por favor.

Relacionado

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio