Conocido como el «forjador de orquestas», Josep Pons se presenta como uno de los conductores de orquesta más importantes del panorama artístico internacional. Actualmente, el maestro Pons es director musical del Gran Teatro del Liceo y constante director invitado de orquestas de todo el mundo. Una de ellas, la BBC Symphony Orchestra, con la que ha establecido una estrecha relación en los últimos 5 años de colaboración y la que dirigió concretamente el pasado miércoles, 4 de diciembre en el emblemático Barbican Centre, ubicado en la City de Londres. Mientras conversamos sobre siempre interminables temas como el Liceo de Barcelona, la BBC, la ópera e incluso la educación musical en las escuelas, uno se da cuenta que el director Pons es un genio y que, no como todos ellos, la proximidad y la simpatía son sus mejores armas. Entre risas, me confiesa que él también vivió el momento y que, por nombrar alguno, disfrutaba con Queen. Me imagino al maestro conduciendo la orquesta de los de Mercury. Qué delicia.
Cuando te propusieron ser director musical del Liceo en 2010, a su vez te encargaron mejorar la orquesta y el coro del teatro. ¿Cómo se puede mejorar la calidad artística de una institución con un recorte del 30% en su presupuesto?
Es una gran pregunta porque no es nada fácil. Ahora es un momento muy malo, el teatro ha sufrido enormemente los recortes en cultura. Una reducción del 30% del presupuesto global es algo brutal. El teatro tiene que resolver este tema económico de una forma prioritaria, ¡este es el reto!
Supongo que es algo que te preocupa…
Me preocupa muchísimo, claro. Me piden un proyecto muy ambicioso, un proyecto de crecimiento en un momento en que nos estamos encogiendo. Evidentemente se están poniendo las medidas para poder superar este trance y volar de nuevo pero el teatro vive un momento crucial en el que deberá valorar si este proyecto va adelante con todas las garantías.
¿En qué sentido es importante que una casa como la del Liceo esté en plena forma?
El Liceo es una casa histórica, es la gran casa de ópera española. También es una de las grandes casas internacionales, incluso una institución que puede hablar cara a cara con los grandes coliseos del mundo como la Scala de Milán o el Royal Opera House de Covent Garden, aquí en Londres.
Has sido director musical o artístico (también ambas cosas a la vez) de la mayoría de orquestas y coros nacionales. También fuiste el director musical de las ceremonias de los Juegos Olímpicos de Barcelona del 92. ¿Cómo valoras tu trayectoria?
La verdad es que he tocado todos los palos y me siento muy afortunado. Cada orquesta es un mundo. La primera fue la Orquesta de Cámara Teatre Lliure, muy entrañable y un proyecto de los más especiales. Un formato camerístico que se diferenciaba, por ejemplo, de la Orquesta de la Ciudad de Granada, que jugaba con un repertorio más clásico. Después creé, junto con Roser Trepat, un proyecto pedagógico, la Joven Orquesta Nacional de Cataluña (JONC), una orquesta que se nutre de todas, sin depender de ningún conservatorio o escuela, destinada a la formación de estudiantes. Ocho años más tarde, llegó la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE), la de mayor dimensión que hay en el país, con un gran coro sinfónico y conteniendo un repertorio más amplio. De todo ello, recuerdo especialmente la época en la JONC con conciertos muy emotivos y la ceremonia olímpica de inauguración que, después de tanta preparación, viví como un momento muy espectacular.
E infinitos premios que te llevaste de recompensa por todo ello, como es el Premio Nacional de Música en 1999…
A nadie le amarga un dulce pero tengo que decir que nunca me impactaron demasiado. Creo que es más importante el trabajo en si. Agradezco el reconocimiento, pero esto de los premios forma parte del mercado, del show business, así que no trabajo para ganarlos. No ha sido algo que me haya marcado en absoluto.
Estás siendo cada vez más demandado como director invitado de prestigiosas instituciones internacionales. Cuéntame tu relación con Londres y la BBC.
Hace 5 años que colaboro con la BBC Symphony Orchestra (BBC SO). También participé el pasado agosto en el prestigioso festival de los Proms de la BBC SO. He establecido una muy buena relación con la orquesta y creado un vínculo y una complicidad con los músicos cosa que ayuda a la música, obviamente. Esta última colaboración con la BBC SO ha sido un grandísimo placer porque la orquesta toca maravillosamente y como director te puedes expresar tal y como tú quieres, creando mi versión propia reconocible.
El Barbican en un centro emblemático de Londres, ¿te gusta especialmente esta sala?
Me gusta muchísimo. La acústica del Barbican es muy buena y siempre es una sala que me complace mucho.
¿Cómo valoras la exigencia de público y crítica londinenses?
Estamos hablando de una de las ciudades más cultas del planeta. Por lo tanto, todo va acorde. Es uno de los lugares con más tradición y riqueza cultural, ¡y no solo en música, en todo! Tiene seis grandes orquestas sinfónicas cosideradas de las mejores orquestas del planeta. Incluso la Chamber Orchestra of Europe reside aquí. Es impresionante lo que hay en orquestas e instrumentos antiguos. El público y la crítica son exigentes, obvio, pero sobre todo porque conocen muy bien lo que van a escuchar. También las mejores escuelas están en esta ciudad. Londres, años atrás, producía el 60% de la música en el mundo. La actividad es espectacular y, a veces, esto es un problema: las orquestas deben competir entre ellas e incluso se pelean para captar público.
¿Cuál es el papel que juega España en este mercado?
En cuanto a música, países como el Reino Unido o Alemania nos llevan muchos años de ventaja, sobre todo en relación a las estructuras y diseño cultural del país. España lo que ha aportado tradicionalmente han sido individualidades. Nuestro país ha tenido un gran talento, grandes creadores y una constelación de cantantes que han hecho de embajadores. Quizás años atrás era más evidente, cuando estaban en plena forma Carreras, Domingo, Kraus, Caballé, Lorengar, y un largo etcétera. Se trataba de una constelación de primeras figuras en la lírica. Fue un momento sensacional e irrepetible.
Ahora nos falta más representación…
Tenemos buenísimos artistas, pero no tantos como en ese momento. Sobre todo hay gente joven muy buena que hay que apoyarla.
¿Qué se debe promover en nuestro país para que incremente la presencia nacional española en el mundo?
Educación, educación y educación. No más recortes, ¡educación! Y luego, evidentemente, unos programas que den oportunidades. No puede ser que los mejores talentos del país tengan que salir fuera. Parece que estamos por debajo del 2008.
Algunos nunca fueron ni a la ópera ni a un concierto filarmónico en un auditorio… ¿La distancia entre lo clásico y el público de a pie es real?
Muchas veces es un mito ya que mucha gente joven va a escuchar conciertos de música clásica. De todas maneras, es cierto que debe promoverse más a través de actividades culturales o, por ejemplo, dejando las entradas a buen precio para que los jóvenes puedan acceder y no queden al margen por un tema económico. Sin embargo, lo más importante que se debería hacer es aproximar más la música a los niños y jóvenes en las escuelas. Esto debería replantearse, por ejemplo, que los músicos visiten las escuelas y hagan música con los alumnos creando una interacción entre platea y escenario ya en la escuela. Londres sin duda es la ciudad que mejor ha desarrollado la música en el terreno pedagógico.
Y aprovechando que estamos en Londres, me pregunto si existe un paralelismo entre ópera y musical… ¿a un director de orquesta le gusta ir de musicales?
He ido a muchísimos musicales en el West End, ¡claro que nos gustan! Seguramente los cantantes de musicales tienen una formación clásica y al revés. Recuerda que West Side Story, de Bernstein, se grabó con cantantes clásicos, concretamente con Josep Carreras. Sin duda existe una relación vecina entre ambos. Solo varía el estilo y el micrófono, que ayuda a que con menos voz el cantante saque mayor rendimiento.
Por cierto, has trabajado con una variedad importante de artistas. ¿Qué diferencia un Josep Carreras de una Estrella Morente?
Pues seguramente hay más cosas que los une que no que los separa. Son dos grandes artistas, alejados por un género, obviamente: Carreras, el lírico y Morente, el flamenco. Pero los dos usan la voz y ambos se preocupan por lo mismo: si se resfrían, caen. El trabajo, la escuela y la formación es diferente pero arriba del escenario la expresión como artistas es la misma.