Londres ha celebrado este mes de abril la 43ª edición de la London Book Fair (LBF), una cita imprescindible para todas las empresas y agentes implicados en el sector editorial. El encuentro de Londres es uno de los más destacados a nivel mundial, y cada año acude a él una nutrida representación española para presentar las novedades editoriales así como para exponer la labor de los autores españoles, entre otros objetivos que contribuyen a que el sector continúe creciendo.
El Ibérico tuvo ocasión de conversar con el director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, Antonio Mª Ávila, sobre este evento y el sector editorial español en general, evocando luz sobre su situación actual y los desafíos que afronta.
¿Qué representa la Feria del Libro de Londres en el calendario editorial?
La Feria de Londres es una de las grandes citas del calendario editorial europeo y la presencia española en ella es una oportunidad para captar nuevas tendencias y novedades en el ámbito editorial y mostrar también las nuestras. Europa es el principal mercado de las editoriales españolas en el exterior, seguida de Latinoamérica, y estar en una cita como esta es esencial para seguir aumentando esta presencia.
Es una cita importante para las empresas españolas del sector ¿Por qué?
La Feria de Londres es, junto a la Feria de Frankfourt y al LIBER español, una de nuestras grandes citas europeas. Estas nos permiten mostrar nuestros catálogos a compradores europeos y, además, constituyen citas importantes para la venta de derechos. No hay que olvidar que junto a las editoriales, también acuden un buen número de agentes literarios españoles que quieren exportar la importante labor que desarrollan los autores españoles.
¿Qué aporta en general la participación española en este encuentro?
A mí me gustaría hablar de dos planos. Uno es el meramente editorial. Las editoriales españolas cuentan con una producción y unos autores extraordinarios. Tenemos la capacidad de exportar las obras de estos autores a lo largo y ancho del mundo.
Pero hay otro plano, la Feria de Londres desarrolla encuentros profesionales de gran significado en cuestiones, como la gestión de los metadatos, asuntos en los que España y los editores españoles tenemos mucho que decir.
Pensando en la edición de este año ¿Qué destacaría?
Destacaría la reactivación del mercado de venta de derechos, sobre todo en Reino Unido, para la publicación de autores no anglosajones y las reuniones para avanzar de manera sustancial en la normalización de datos y metadatos del sector editorial.
Este tipo de encuentro, como mínimo, refuerza el sector…
El sector editorial está bastante cohesionado, a pesar de ser muy amplio. Yo creo que más que cohesionarlo, nos permite abordar la actual situación del sector y analizar desafíos y oportunidades de desarrollo.
En referencia al ámbito anglosajón, ¿Es difícil para un escritor español llegar a esta tradición literaria y ser traducido, más allá de los grandes nombres?
Las editoriales anglosajonas han apostado más por la promoción de autores noveles en su propia lengua que en la traducción de autores de otras lenguas. En España eso no ha ocurrido y, además, de los autores noveles en español, tiene tradición de traducir a autores de otros países. Pero hemos de señalar que, poco a poco, autores españoles, incluso noveles, están siendo traducidos y eso se debe, fundamentalmente, a la calidad de sus textos.
¿Qué necesita un autor español para ser traducido al inglés?
Tener una temática no costumbrista y universal con la que el lector británico pueda identificarse. En los últimos años se puede decir que se está consiguiendo gracias a un plantel de autores de gran prestigio y calidad.
El español ha superado al francés y alemán como segunda lengua extranjera en los centros escolares. Buena noticia para el sector…
Evidentemente. España cuenta con un patrimonio cultural extraordinario en el que nuestra lengua es un valor que se ha de aprovechar. Las editoriales españolas han estado desempeñando una importante labor desarrollando libros para el aprendizaje de español en el extranjero, difundiéndolos entre los profesores y apoyando la labor de instituciones como el Instituto Cervantes cuya función es, precisamente, la difusión de nuestra lengua y nuestra cultura.
Y los anglosajones… ¿Leen en español?
Cada vez más. Para los editores españoles, Reino Unido y Estados Unidos, los dos principales mercados anglosajones, suponen cerca de 60 millones de euros de facturación, algo más del 10% del total de la exportación del conjunto.
¿Cuál es su diagnóstico para el sector editorial español en la actualidad?
El sector editorial español, como el europeo o el mundial, se enfrenta a nuevos desafíos. El desarrollo del libro digital y los nuevos hábitos de consumo culturales, la necesidad de adecuar la legislación para proteger la creación, la adecuación de la fiscalidad de los libros digitales,…
Además, la salida de la crisis económica. El sector editorial entró más tardíamente en ella, pero en los últimos años la ha sufrido como el resto de sectores, con un descenso de la facturación. No obstante, hemos trabajado duramente para ampliar la presencia de nuestro sector en el exterior, donde las cifras han continuado creciendo. A pesar de la situación y de los desafíos, que no son menores, somos optimistas respecto al avance de nuestro sector.
Un sector cuya buena salud debe ir acompañada de lectores. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros (2012) de la Federación de Gremios de Editores, el porcentaje de lectores de libros en España se situaba en el 63%. Una cifra alentadora…
Es una tendencia que se ha ido reflejando en los últimos años y que esperamos que se mantenga en el futuro. El trabajo realizado en la década anterior, desarrollando la red de bibliotecas, las acciones de fomento de la lectura… ha sido importante para la mejora de las cifras. Pero aún quedan pasos que dar. El desarrollo de las redes de bibliotecas escolares, la dotación de fondos a las bibliotecas públicas y a las universitarias, el desarrollo de nuevos planes de fomento de la lectura,…
¿Qué papel juegan las empresas editoriales en la responsabilidad de fomento de la lectura en España?
Desarrollamos acciones de manera constante. Nuestros autores están presentes en multitud de actos donde comparten sus impresiones, colaboramos con las librerías en la realización de actividades, etc. Pero, sobre todo, contamos con un sector muy amplio y diverso que realiza una oferta de títulos que cubren todos los intereses.
Por último, la tecnología ha planteado cambios en la adquisición y consumo de productos editoriales. ¿Cómo están encarando el nuevo escenario las editoriales españolas?
Desde hace más de una década las editoriales están trabajando en el desarrollo de libros en formato digital. Hoy no hay un libro en papel que no tenga también su versión digital. Se han realizado importantes inversiones económicas para ofertar libros en todos los formatos, sin embargo, estos esfuerzos no se están viendo reflejados en la facturación. A la espera de cerrar los datos de 2013, en 2012 la facturación de libros digitales fue de, aproximadamente, 76 millones de euros, lo que representa un escaso 3% de la facturación total del sector. Cifras, por otro lado, muy similares, en cuanto a porcentaje, a las de países como Francia o Alemania.
Supone una amenaza en cuanto al fin del impreso ¿Larga vida al papel?
Para nosotros el libro digital es un nuevo soporte. El libro en papel aún seguirá existiendo mientras haya lectores que sigan interesados en ellos. Lo importante son las historias, los datos, los hechos, las opiniones que se recogen en ellos. Dicho esto, es importante proteger la creación frente a las continuas vulneraciones a la propiedad intelectual que se están produciendo porque, de otro modo, no será el fin del papel, será el fin de las historias, de la creación en sí.