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Entrevista a Muchachito: «Actúo según me transmite la energía del público»

Creador, inspirador, y de energía inagotable. A Muchachito no le tiembla el pulso cuando se trata de subir al escenario sólo y en modo «hombre-orquesta». El jueves 4 de febrero tuvimos el placer de asistir a su concierto en la sala Scala de Londres donde presentó su último proyecto “La Maqueta”, tras más de cinco años desde su último disco con la banda Bombo Infierno. Una sala que supo hacer vibrar con su público durante casi tres horas de música non-stop.

Tras largas colas de espera, los asistentes recibían su disco a medida que entraban. Era el “premio” que les había tocado por venir. La idea de entregar gratuitamente la maqueta nace del artista, asegura, “como recompensa a la gente que sigue apoyando la música en directo” y con un formato físico y distinto con el que hacer llegar al público su nueva música.

Aunque confiesa que siempre prefiere no saber el número de entradas vendidas antes de los conciertos, lo cierto es que ya se había conseguido agotar existencias y esa noche unas 673 almas estarían revolucionando la sala londinense.

Con el mandil puesto y la cocina a punto, Muchachito se entregó en estado puro a su público sin pausas ni guiones. Y sin guiones porque él no necesita seguir un orden en los conciertos… «Actúo según la energía que me transmite y me pide el público en cada momento», confiesa. Y como no podía ser de otra manera, esa noche subió al escenario acompañado de su inseparable bombo, zapatos de varias clases, guitarra, armónica y un amplificador que le permitiría ser guitarra, batería y bajo, todo a la misma vez.

Nosotros no sólo tuvimos la suerte de disfrutarlo en directo sino que además pudimos hacerlo personalmente. Tras un vibrante Muchachito en el escenario, conocimos a un Jairo sencillo, entregado, lleno de humor y vitalidad, y en un entorno con aires de Andalucía pero ubicado en pleno corazón de Londres: el bar Sevilla Mía. Mejor imposible.

-Muchachito es para muchos “arte” en sí mismo…¿Qué es el arte para él?

Muchachito en el Bar Sevilla Mía/ Fotografía: Elena Santos

El arte para mi es vida, es terapia. Yo creo que el arte está presente en muchas cosas. Es el hilo de comunicación de un idioma y es un conjunto de muchas disciplinas. A mi, en cualquier caso, siempre me gustan las más locas.

-Cuéntanos qué te motivó a hacer música y quiénes fueron tus primeros maestros…

La verdad es que aprendido muchas cosas de todo el mundo pero ahora sigo aprendiendo de los más pequeños de mi familia.

La primera de todas es mi madre. Es el ejemplo de persona vital. Siempre nos ha animado mucho a luchar por lo que queremos. Por otro lado, he tenido la suerte de tener a mi lado a gente como la banda de Trimelon, o gente de mi barrio con la que he crecido. Ellos también son mis maestros.

Musicalmente, diría que entre los primeros que más me motivaron están Gato Negro y Peret. Y podríamos seguir con Kiko Veneno, Pata Negra… También el rock anglosajón. Pero los verdaderamente maestros son esos más cercanos que son quienes te enseñan las “cositas del querer”.

-Ahora eres Muchachito y sin Bombo Infierno, ¿descartas volver a subir a los escenarios con alguna de tus anteriores bandas?

Para nada. De hecho con Trimelón ya lo he hecho varias veces. También con Bombo Infierno, La pandilla y el G5. En los grupos donde he estado nunca hay una puerta cerrada. Yo diría que se podría comparar con los bares. Los bares como etapas de la vida. Uno recuerda cuando iba a ese bar concreto con los amigos y siempre que se vuelve a recordar entre ellos ese recuerdo sigue vivo. Con las bandas pasa igual. Es una comunión muy grande de muchos años.[pullquote]Los verdaderos maestros son aquellos más cercanos que son quienes te enseñan las “cositas del querer”[/pullquote]

-Santos de Veracruz, tu pintor de conciertos y más fiel compañero, te sigue allá donde vas…¿qué simboliza él para ti?

Nuestra relación viene desde pequeños. Nos conocimos, quisimos hacer música, incluso iniciamos un grupo infantil juntos con más gente del barrio.

Siempre nos ha apasionado el dibujo y la música. Un día de la manera más fortuita fui a visitarle a casa y de la que él tiraba los dibujos a la papelera, yo se los robaba y hacía mis carteles.

Así que cuando di mi primer concierto la primera cosa que hice fue llamarle. Me sentía en deuda con él por los dibujos que “le había robado”…

Él como artista me encanta. Tiene un trazo muy rápido, como mi música. Ni yo se lo que él va a hacer ni él sabe lo que voy a cantar. Eso es muy divertido y flexible.

Di una gira con Diego, el ratón, y Santos. Tocábamos siempre improvisando, sin saber las canciones que íbamos a hacer ese día.

Esa flexibilidad con toques de locura es lo que realmente me gusta. Y en ellos, al igual que con el resto de la familia que voy haciendo por el camino, la puedo hacer sin problema. Para ello es básico el cariño, la empatía.

https://www.youtube.com/watch?v=r3IksW0fqjo

-Después de tanta energía y adrenalina desplegada, cuéntanos qué es lo primero que haces justo cuando acabas tus conciertos.

Lo primero es quedarme entre diez y quince minutos casi sin ropa. Tengo que esperarme un cuarto de hora porque si me vistiera no pararía de sudar. Entonces ya me fumo mi cigarrito tranquilamente y ya empiezan a entrar los amigos.

-Vienes de Argentina, Chile, ahora Londres, ¿cómo te sientes cuando te toca jugar fuera de casa? ¿Qué esperas de tu público foráneo?

La verdad es que siempre me encuentro en casa. También es verdad que el panorama ha cambiado mucho. Antes te preparabas un guión con el idioma del país al que ibas y ahora, poniendo como ejemplo Londres, con tantísima inmigración como hay no es ni necesario.

Y no, nunca espero nada. Creo que lo mejor es no hacerse ideas estipuladas. De hecho ni pregunto por las entradas vendidas. Me cuidan siempre en todas partes y siempre me encuentro con gente cariñosa. Tengo una herramienta que es la música y después tengo una baza que es que la exprimo con humor

-Confiésanos, ¿a quién cantabas “Caraguapa”?…

«Caraguapa» la escribí a una niña del barrio cuando yo vivía en la calle Ferrán. Era un barrio muy duro y conflictivo por aquel entonces. Y ella era una chica muy jovencita que veía siempre por allí pero que nunca supe cómo se llamaba ni tampoco de su suerte.

-¿Qué ofreces  a tu público con “La Maqueta”?

La maqueta es un regalo de cinco temas a todos los que asisten a mi concierto: una persona, una maqueta. Eso si, menos cuando hago conciertos para niños porque ahí supone cinco por cada uno de ellos (risas). Soy poco amigo de lo electrónico y me cuesta horrores enviar un simple correo electrónico. Además internet tiene un arma de doble filo y ello hace que a veces las cosas carezcan de valor. Para mi “La Maqueta” es la mejor manera de valorar los temas nuevos y darlos a conocer. Busqué la forma y encontré la más antigua que era una maqueta, con sus errores y su rollo casero. Eso y dárselo a la gente.

Lo que significa verdaderamente es una recompensa para la gente que sigue apoyando la música en directo. Es una pena que cada vez tenemos menos recursos para poder subsistir y para que las bandas puedan surgir…

-¿Qué instrumentos subirá el «hombre-orquesta» al escenario esta vez?

Llevo una batería que toco con los pies, que va con cuatro pedales, un bombo y dos cajas y un plato en los pies. Llevo también mi delantal como si estuviera cocinando.

Y una guitarra eléctrica. Las tres cuerdas de arribas las envío a un amplificador de bajo y así hago una línea de bajo. Y las tres cuerdas de abajo las envío a otro amplificador de guitarra. De manera que yo sólo actúo de batería, bajo y la guitarra. Y ya lo último que hago es cantar.

También tengo una parte acústica con un bombo que he fabricado y una tabla de palé. Me coloco unos zapatos gruesos para que suene a bombo y otro con una suela metálica para que suene a caja. Ah, y ahora estoy empezando a tocar la armónica. Y yo creo que ya lo voy a dejar ahí… (risas).

-¿Y cómo organizas los temas que quieres tocar en directo?

En mis conciertos no llevo lista. Actúo como un DJ y según me transmite la energía del público. Si la gente se pone a hablar, una rápida. Que está cansada, una tranquila, ¿que la gente quiere fumar? Pues un descanso. Ah no, descanso no hay.

-Y por último, ¿qué buscas despertar en el público en tus conciertos?

Que la gente disfrute y se divierta. Creo que es la mayor recompensa que nos podemos llevar los músicos. El primer concierto para niños pequeños que hice lo hice de noche. Pensé en tocar una hora y media para los niños. Cuando llevaba una hora y media yo estaba estupendo y los niños más. Así que toqué dos horas y después les estuve firmando todas sus maquetas. Se lo pasaron genial y yo más de verles. Eso  es muy bonito. Esos niños cuando crezcan me dirán: el primer concierto al que fui fue al tuyo. Y esas son las cosas que verdaderamente reconfortan…

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