La democracia triunfó. Ayer millones de escoceses decidieron pacíficamente el futuro de su país. Después de una noche intensa de recuento, el NO se impuso con un 55,3% ante el 44,7% del SÍ. La diferencia entre las dos opciones ha sido de más de 370.000 votos.
Se esperaba un resultado más ajustado teniendo en cuenta que durante el verano el sí iba ganando terreno y en los últimos días los pronósticos apuntaban a un empate.
Los unionistas han ganado en la capital, Edimburgo, por 72.000 votos de diferencia. En Glasgow, la circunscripción más grande, el sí ha obtenido el 53% de los votos, aunque la participación ha sido del 75%, diez puntos por debajo de la media.
El Primer Ministro británico, David Cameron, en un discurso televisado, se ha mostrado encantado con que Escocia se mantenga en el Reino Unido y ha reivindicado como demócrata que se haya celebrado el referéndum. De hecho, la participación ha sido del 84,6%, una cifra muy alta que demuestra el compromiso de los ciudadanos escoceses con el proceso secesionista.
Por su parte, el Primer Ministro escocés, Alex Salmond, ha reconocido la derrota y ha agradecido el apoyo recibido. También ha aprovechado la ocasión para pedir unidad para hacer cumplir a Londres su compromiso de dar más autonomía a Escocia.
