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España reitera su malestar por la visita del príncipe Eduardo a Gibraltar

Desde ayer el príncipe Eduardo de Inglaterra, hijo pequeño de la reina Isabel II, se encuentra en Gibraltar como parte de las celebraciones del Jubileo de Diamantes. Este viaje no ha sentado nada bien al gobierno de España, pues el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha reiterado su «disconformidad y malestar» con la visita que durará tres días.

Fuentes diplomáticas han recordado que el Gobierno español ya expresó el pasado mes de mayo su «disgusto y malestar» al embajador del Reino Unido en España, Giles Paxman, por la visita del príncipe Eduardo de Inglaterra, según informa Efe. El Gobierno considera esta visita «inoportuna», dadas las circunstancias actuales, que incluye el conflicto pesquero.

Esta no es la primera vez que España expresa su queja ya que el Ministerio de Exteriores ha contestado tradicionalmente con una declaración de protesta cada vez que se ha anunciado la visita al Peñón de algún miembro de la familia real británica, como ocurrió en 2009, cuando la princesa Ana, hermana de Eduardo, inauguró una clínica militar.

No obstante, miles de gibraltareños han dado la bienvenida al príncipe Eduardo y su esposa, Sophie Rhys-Jones. Bajo un sol de justicia, niños, adultos y ancianos se apostaron en la plaza y la calle principal de Gibraltar ondeando con orgullo banderitas británicas para estrechar la mano y saludar a los condes de Wessex, cuya visita se ha convertido para los gibraltareños en una «fiesta» para proclamar su identidad británica.

«Es un día glorioso para nosotros, el príncipe es nuestro y estamos muy orgullosos de que venga, a quien no le guste que se aguante», decía una mujer que, como la mayoría de los gibraltareños, habla intercalando sin titubear palabras inglesas y españolas con un indudable acento andaluz.

Los gibraltareños se mostraban este lunes pletóricos: «Ojalá vinieran cada diez minutos», aseveraba un hombre que había esperado seis horas de pie en la calle para ver de cerca al hijo menor de la reina Isabel II y que, como la mayoría, no perdía oportunidad de acercarse a un micrófono y una cámara de televisión, sobre todo si eran españolas, para decir que ellos «nunca van a ser españoles» y que únicamente se sienten británicos.

El príncipe Eduardo y su esposa llegaron ayer puntualmente al aeropuerto de Gibraltar a mediodía, a bordo de un avión comercial, junto a otros muchos pasajeros. El gobernador de Gibraltar, el vicealmirante Adrian Johns, y el ministro principal, Fabian Picardo, les recibió a pie de escalerilla, tras lo que presenciaron una salva de honor de las fuerzas militares británicas para celebrar el cumpleaños del duque de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II.

En la agenda de la visita de los condes de Wessex también figura la inauguración oficial de la nueva terminal del aeropuerto de Gibraltar, que funciona desde el pasado noviembre y que está construida sobre unos terrenos que España considera suyos.

Precisamente en protesta de esta visita de los condes de Wessex, la reina doña Sofía suspendió el viaje previsto a Londres para participar en un almuerzo ofrecido por Isabel II por el 60 aniversario de su coronación a sugerencia del Gobierno, al no considerar adecuada la visita en las actuales circunstancias.

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