Su trato hacia distintas parlamentarias y el plan de recortes de los tories no hacen más que empeorar la imagen del primer ministro de cara al electorado femenino
Durante las últimas semanas, el “problema” de David Cameron con las mujeres se ha ido convirtiendo en un tema recurrente en el Reino Unido. Las acciones del primer ministro se miran con lupa y las acusaciones de ser sexista y machista cogen fuerza a partir de varios acontecimientos claves.
En primer lugar, se recriminó a Cameron cometer varios “excesos verbales” con la parlamentaria laborista Angela Eagles y la conservadora Nadine Dorries a las que llegó a mandar callar y calificar de “extremadamente frustrada” respectivamente.
Además, muchos han alzado la voz de que los recortes sociales, que están implementando desde el partido en el poder, afectan por partida doble a las mujeres, ya que las reducciones más drásticas son en las ayudas a la maternidad y a la educación preescolar.
Todo ello ha desembocado en una contundente caída de la intención de voto entre el electorado femenino. Hoy en día, se considera que menos del 15% de las mujeres en Inglaterra se sienten identificadas y representadas por el Partido Conservador.
Pese a que Cameron se disculpó en la BBC y admitió que ha dicho “algunas cosas en la Cámara de los Comunes que no fueron correctas y que crearon una impresión errónea”, no cabe duda que este debate se encuentra lejos de estar acabado y, seguramente, dará que hablar en el futuro próximo.