Dejar de fumar alivia el estrés.Un estudio revela que los beneficios de la nicotina son un mito
Con la llegada de un nuevo año muchos fumadores han hecho el propósito que se plantean siempre por estas mismas fechas: dejar el tabaco para siempre. Los que han sido incapaces de cumplir con esta promesa tienen ante sí el enésimo reto. Las conclusiones de los últimos hallazgos de científicos de la Universidad de Oxford y King’s College de Londres tienen una consigna muy clara. El veredicto es categórico: contrariamente a la percepción popular, el tabaquismo no alivia el estrés. Pero dejar de fumar sí lo hace.
Según el propio artículo, publicado en la revista londinense British Journal of Psychiatry, los investigadores midieron los niveles de ansiedad en casi 500 voluntarios, todos ellos fumadores. Los niveles de estrés fueron medidos antes y después del experimento, el cual duro más de 6 meses.
El 20 por ciento reconoció que fumaban para ayudarles a rebajar el estrés de su vida cotidiana. A nivel nacional, el 50 por ciento expresa esta razón como la principal.
Todos los voluntarios participaron en el programa para dejar de fumar, preparado por el Sistema Nacional de Salud británico. Se trataba de ponerse parches de nicotina y asistir a dos encuentros mensuales.
Seis meses después de inscribirse en el curso, solo 68 de los 491 (14%) se mantenían en abstinencia –y estaban menos ansiosos que antes-. Sin embargo, los que trataron de dejarlo y fracasaron, estaban más estresados que al principio.
Los investigadores concluyeron: «La creencia de que al fumar aliviamos el estrés es un fenómeno generalizado, pero es erróneo; es totalmente lo contrario: fumar probablemente causa ansiedad y los fumadores tienen derecho a saber esto y entender cómo su propia experiencia resulta engañosa.»
Los científicos creen que la confusión general ha surgido porque uno de los efectos de la abstinencia de la nicotina es el nerviosismo. Los fumadores que necesitan una recarga nicótica repetidamente sufren de esta sensación durante todo el día, y solo encuentran un alivio cuando finalmente fuman un cigarrillo.
Pero mientras que el fumar puede reducir un poco el estrés relacionado con la falta de nicotina, no hace nada para aliviar las presiones de la vida doméstica. Los investigadores británicos no aciertan a explicar el por qué los niveles de estrés aumentaron entre el grupo que fracasó en dejar el tabaco. Una de las razones que arguyen es que su fracaso, y los pensamientos de los daños que su hábito estaba haciendo a su salud, les hacían preocuparse más.
A colación de esto, otro ensayo publicado hace unas semanas en la revista Age and Ageing (Edad y Envejecimiento), afirmaba taxativamente que fumar pudre el cerebro, dañando la memoria, el aprendizaje y el razonamiento; además de los daños físicos que causa.
La investigación, llevado a cabo también por el King’s College de Londres y que involucró a 8.800 personas de más de 50 años, mostró que la hipertensión y el sobrepeso también parecen afectar el cerebro, aunque en menor grado.