Gracias a dos goles de Radamel Falcao y uno del brasileño Diego, el Atlético de Madrid levantó su segundo trofeo de la Europa League frente al Athletic de Bilbao. El colombiano, que el año pasado logró la misma gesta con el Porto, volvió a convertirse en el máximo pichichi de la justa y ya le pretenden en todo el mundo.
El estadio Nacional de Bucarest, con capacidad para 52.000 personas, se tiñó de rojo y blanco para recibir y disputar la final entre el Atlético de Madrid y el Athletic Club de Bilbao, quien vistió en este compromiso de verde, su segundo uniforme.
El encuentro se convirtió en la segunda final española del torneo, tras aquella donde el Sevilla le ganara al Español en el 2007, por la vía de los penales. La capital rumana no pudo brindar un mejor marco para una final impresionante entre dos equipos que hicieron méritos para llegar hasta el final de la competición.
Presión colchonera
El conjunto del argentino Diego Simeone tuvo la iniciativa del encuentro y adelantó sus líneas en un claro planteamiento ofensivo, para hacerse dueño del partido y tener la posesión del esférico.
En el minuto 2, Adrián daría el primer aviso de peligro por parte del conjunto colchonero. Tras un pase por la izquierda de Arda Turán, remató de cabeza en situación incómoda.
La recompensa para los colchoneros llegaría temprano. Gracias al atrevimiento, pero sobre todo por el empuje del equipo, el Atlético de Madrid se adelantaría gracias a un auténtico golazo del colombiano Radamel Falcao. Una perla de gol para Falcao quien llegaba a la cuota de los 11 goles en la competición, siendo el máximo artillero del torneo en la presente temporada.
El alumno supera al maestro
La mano de ajedrez entre técnicos argentinos la ganaba claramente el Cholo Simeone sobre su ex entrenador y mentor el ‘loco’ Marcelo Bielsa. Los vascos intentaron responder con fuerza, corazón y ganas, pero sin ideas claras de cara al arco. Transcurrían los primeros 20 minutos de partido y el conjunto de Bielsa estaba completamente volcado e iba a por todas para tratar de darle la vuelta al marcador.
La doble marca de los volantes de recuperación, Gabi y Suárez, apagaban cualquier intentona de los vascos, quienes verticalizaron demasiado durante la primera mitad. Susaeta por la derecha y Muniain por izquierda buscaron el desborde y fue ahí donde el Bilbao empezaba a crear peligro. Llorente (19′) y Munian (25′) tuvieron las dos ocasiones más claras para emparejar el cotejo.
El primer tiempo de la final transcurría y el Bilbao se metía en el partido. Mientras desde las gradas, Michel Platini y el Príncipe Felipe observaban atentos el encuentro.
Rugido de Tigre
En el 34′, cuando mejor jugaban los vascos, el ‘tigre’ Falcao le daba otro zarpazo al Athletic. Fernando Amorebieta, en un intento por defender el balón y salir jugando desde el área, perdió el esférico ante Turan. El turco pasó la bola a Falcao quien batió a Iraizoz por segunda vez. 2-0 y el juego se empezaba a volver cuesta arriba para los chicos de Bielsa.
El encuentro se fue al descanso y, tras la charla técnica, el Athletic lució mucho más agresivo que en la primera mitad y las intentonas por descontar sobraron en la segunda parte del partido. Bielsa le había dado un retoque al equipo, haciendo dos cambios con la entrada de Ibai Gómez e Iñigo Pérez, en su desespero por cambiar la historia del encuentro. Pero las paradas de Curtois, la marca de la línea de 4 de los colchoneros en el fondo y hasta los palos, ahogaron el grito de gol. Todo resultaba infructuoso para los leones.
Un Athletic irreconocible sobre la cancha vio su sueño morir cuando, poco antes del final, el brasileño Diego anotaba el tercer tanto del partido, nuevamente tras la marca lenta y poco acertada de un Fernando Amorebieta que terminó siendo cómplice en los tres goles marcados. Una noche de pesadilla para el internacional venezolano.
El fútbol siempre da revancha y el cuadro del argentino Bielsa tendrá la posibilidad de ganar un título el próximo 25 de mayo cuando se enfrente al FC Barcelona para la final de la Copa del Rey en el estadio Vicente Calderón de Madrid.