Puntadas tóxicas: El oscuro secreto de la moda. Este es el título del último informe presentado por Greenpeace, en el que la organización ecologista pone de manifiesto el uso de sustancias químicas nocivas para el ser humano en la producción de ropa de 20 multinacionales de referencia en el sector de la moda, entre las que se encuentra Zara.
A consecuencia de los últimos datos lanzados, y con un know how muy propio y característico de la organización ecologista canadiense, la tienda de Zara de la calle Princesa de Madrid, una de las zonas más comerciales de la capital, «amanecía» la pasada semana con dos personas colgadas con arneses desde lo alto del edificio, dejando a la vista una llamativa pancarta en la que se podía leer «Zara. Únete a la moda sin tóxicos». Cuatro maniquíes humanos, situados en los alrededores de la misma tienda, posaban inmóviles luciendo carteles con mensajes como «No more fashion victims» («No más víctimas de la moda»).
Greenpeace insta a la empresa española a que se atenga a las exigencias que la organización ecologista presentó el año pasado con su ambiciosa campaña Detox, en la que se expusieron los vínculos entre un buen número de empresas textiles que utilizan sustancias químicas tóxicas y la contaminación del agua. Gracias a esta ambiciosa y desafiante iniciativa, Greenpeace logró que empresas como Nike, Adidas, Puma y Lining, además de las minoristas de moda H&M, C&A y Mark & Spencer, se comprometieran a «descontaminar» su cadena de suministro para 2020, demostrando, tal y como afirma Greenpeace, que «la moda sin contaminación es posible».
La investigación, que comenzó en 2011, no solo ha incrementado el número de empresas cuyos productos se estudiarían, entre las que se encuentran Zara, Armani o Levi’s, sino también el número de sustancias tóxicas a analizar. Así, en abril de 2012, Greenpeace adquirió 141 prendas de ropa a distribuidores autorizados en 27 países de todo el mundo. Dichas prendas fueron llevadas a los laboratorios que la asociación ecologista tiene en la Universidad de Exeter. Resultados: «Todas las marcas incluidas en este estudio tenían uno o más productos que contenían niveles detectables de NPE (sustancias ‘intrínsecamente’ nocivas para el ser humano). La contaminación se detectó en prendas que procedían de 13 de los 18 países de fabricación, y en productos vendidos en 25 de los 27 países», según el informe de Greenpeace presentado la semana pasada en Pekín, donde se fabrica un gran número de los productos estudiados.
Por si fuera poco, también se analizó la presencia de aminas cancerígenas en las prendas de ropa, sustancias que pueden liberarse de algunos colorantes azoicos cuando estos se degradan, y calificadas como «posiblemente carcinógenas para humanos». En este caso, los únicos dos productos que contenían dicha sustancia llevaban la etiqueta de Zara, fueron elaborados en Pakistán y vendidos en Líbano y en Hungría. Según Greenpeace, tras verterse al agua, estas sustancias químicas se transforman en otras que pueden provocar alteraciones en el sistema hormonal o, incluso, causar cáncer. No obstante, cabe decir que los niveles encontrados en estas muestras estaban por debajo de los límites normativos más estrictos establecidos por la Unión Europea y China, aunque, tal y como afirma Greenpeace, «cualquier presencia detectable de este compuesto cancerígeno debe preocupar por sus propiedades peligrosas intrínsecas».
Según la responsable de la campaña de Tóxicos de Greenpeace España, Sara del Río, «Inditex es una gran empresa española que ha revolucionado el mundo de la moda con su modelo de producción. Greenpeace pide que, al igual que pueden diseñar, fabricar y llevar hasta las tiendas una prenda en solo 15 días, utilicen su velocidad para dar una respuesta urgente y contundente a la contaminación que generan y ayuden a ‘limpiar’ la industria de la moda».
Por su parte, fuentes de Inditex en España comentaron a Efe la pasada semana que la compañía «puede asegurar que el control de calidad del 100 por ciento de sus productos se realiza con los estándares de calidad y seguridad más exigentes».
Esta información, algo contraproducente para Inditex y que la empresa española afirma «no poder contrastar» ya que la empresa textil no había sido informada previamente de los análisis, llega un mes después de que Amancio Ortega, fundador de Inditex y tercera persona más rica del mundo, saltara a los medios por donar 20 millones de euros a Cáritas, lo que representa la mayor aportación privada que recibe la asociación solidaria en sus 55 años de historia.