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Guilford, el encanto de la vecina de enfrente

Guilford
Zack Frank / Shutterstock.com.

A veces hay que huir del circuito de las típicas ciudades turísticas para descubrir realmente la esencia inglesa. No hace falta ir demasiado lejos, a un tiro de piedra está Guilford. La capital del condado de Surrey no es la más bella, ni la más cosmopolita, ni la más histórica, pero es precisamente en su sencillez y en su falta de pretensiones donde radica su encanto.

Lo más fácil para llegar hasta Guilford es coger un tren desde la estación de Waterloo. En media hora estás allí. Nada más salir de la estación aparece frente a nosotros un paisaje de edificios y casas de ladrillo rojo. A primera vista, la verdad, no impresiona. Después de conocer otros lugares como Bath o Canterbury, a una se le antoja esto demasiado moderno. Pero como siempre, las primeras impresiones engañan. Sólo hay que andar un poquito más y llegar hasta la calle principal.

La High Street

Sorprende que incluso en esta zona, en pleno centro, apenas se vean turistas un fin de semana. La mayoría de los visitantes son gente de los pueblos de alrededor que van allí atraídos por su amplia oferta comercial y de ocio nocturno. En la High Street late realmente el corazón de Guilford. Esta larga vía empedrada, peatonal en su mayor parte, conserva el sabor tradicional de la que se convirtió en la Edad Media en una próspera ciudad gracias al comercio de la lana.

De entre los edificios antiguos que se levantan a ambos lados de la calle destaca por encima de todos el Guildhall, una construcción del siglo XVII con una hermosa fachada y un imponente reloj. Para los que estén interesados en ver el interior tienen que saber que la única posibilidad es apuntarse a las visitas guiadas que hacen todos los martes y jueves de 14:00 a 15:00 horas.

Un poquito más arriba, en el lado contrario, descubrimos otro de los puntos de interés de Guilford, el arco de Tunsgate. Ahora apenas acoge un par de puestos de flores, pero, en el siglo XIX, cuando se construyó buscando el resguardo de la lluvia, allí se llevaba a cabo el mercado de maíz. Continuando por la High Street podemos aprovechar para conocer la Guilford House Gallery, la galería de arte más visitada de Surrey. Está abierta de martes a sábado y la entrada es gratuita.

Siempre es muy aconsejable pasar por la Oficina de Información Turística para conseguir planos de la ciudad y, sobre todo, recibir sabios consejos acerca de lo que realmente merece la pena ver. En este caso, lo recomendamos fervientemente. Las simpáticas y profesionales empleadas de la oficia turística de Guilford, en la calle Tunsgate, os convencerán en un abrir y cerrar de ojos de que esta población bien merece una visita.

Os contarán algunos datos curiosos que raras veces encuentras en las guías turísticas básicas. Por ejemplo, gracias a ellas, descubrimos que Guilford era un lugar de visita frecuente de Lewis Carroll, autor de las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. En esta ciudad es donde vivían sus hermanas y donde el escritor murió. En su memoria se le dedicaron dos estatuas que se encuentran en el casco urbano. Otra anécdota destacable, sobre todo si os gusta el cine de terror, es que en la catedral de Guilford se rodaron escenas de la película La Profecía (‘The Omen’), allí nos dirigiremos un poco más tarde.

El castillo

Primero vamos a acercarnos a la que muchos siglos atrás fuera una de las residencias reales más lujosas de Inglaterra. Se trata de un castillo normando del que ahora sólo quedan la torre del homenaje y restos de sus muros. Es muy agradable pasearse por sus jardines y contemplar las vistas de la ciudad desde allí.

Llega la hora de comer. Nada mejor para ello que acercarse al río Wey para disfrutar de una barbacoa en uno los pubs con más solera de la zona, con una gran terraza abierta desde la que observar a los que pasean en barca.

De entre los edificios históricos que tiene la capital de Surrey y que nos quedan por visitar, hay que mencionar el Hospital of the Blessed Trinity, fundado en 1619 por George Abbot, una de las figuras más relevantes de Guilford, que por aquel entonces era Arzobispo de Canterbury. Hoy en día, esta construcción es una residencia de ancianos.

La catedral

Para ser una capital de condado, Guilford es pequeña y se recorre fácilmente a pie, pero los que quieran llegar hasta la catedral tendrán que darse una buena caminata por calles empinadas. Lo más bonito no es precisamente el edificio en sí, levantado a mediados del siglo XX y de arquitectura moderna, sino la panorámica de la que se puede disfrutar desde el promontorio donde está ubicado. Allí se contempla en todo su esplendor la belleza del paisaje que rodea el casco urbano. Y es que dicen los que viven en esta ciudad que lo más bonito de esta zona son precisamente los pueblecitos de los alrededores, que guardan tesoros como los jardines de Wisley. Pero de todo eso ya hablaremos otro día.

Restos de los muros que quedan del castillo normando.

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