Las salas del Tate Modern de Londres acogerán los cuadros del pintor modernista cubano Wifredo Lam (1902–1982) en una exposición en su honor, titulada The Ey Exhibition: Wifredo Lam, que durará desde el 14 de septiembre hasta el 8 de enero. Tras pasar por el Museo Nacional de Arte Moderno de París y el Reina Sofía de Madrid, las más de 200 pinturas, dibujos, fotografías y grabados del artista cubano mostrarán sus sesenta años de carrera desde 1920 hasta los 80.
Artista latinoamericano de ascendencia china, española y africana, Wifredo Lam supo expresar la variedad de su origen en sus obras, mezclando técnicas modernistas y surrealistas con el arte étnico. Además, el pintor cubano viajó entre ambas orillas del Atlántico en varias ocasiones, lo que influyó de forma destacada en sus pinturas.
Wifredo Lam, entre pintores y guerras
Lam empezó a estudiar en La Habana, pero al estar descontento con su formación cubana viajó a Madrid en 1923 para continuar con sus estudios de arte. Su esposa e hijo murieron de tuberculosis en 1930, y se alistó en el bando republicano tras el estallido de la Guerra Civil.
El pintor tuvo que exiliarse a París en 1938, donde conoció a Pablo Picasso y continuó experimentando con sus técnicas vanguardistas y modernistas, esta vez inspiradas en el arte griego y africano antiguo. Picasso, quien fue uno de los pintores que más le influenció, le presentó durante en su estancia en la capital francesa a otros importantes artistas como Joan Miró o Henri Matisse.
La Segunda Guerra Mundial forzó a Wifredo Lam a volver a exiliarse, esta vez desde París hasta Marsella junto a otros pintores surrealistas. La ocupación nazi de Francia volvió a obligar a Lam a exiliarse en 1941, esta vez con destino a su Cuba natal.
Las influencias de Lam, reconocidas internacionalmente
Gran parte de la exposición tratará sobre las obras que el pintor cubano realizó viendo el contexto político y cultural de la isla en la década de los 40. Tras 18 años en el extranjero y varios exilios, Lam se sintió profundamente decepcionado al ver la corrupción, el racismo y la pobreza que reinaban en su país, algo que plasmó en obras influenciadas por la creencias oculistas afrocubanas y por la tradición vudú.
En 1952 Wifredo Lam marcharía de Cuba por última vez para establecerse definitivamente en París, donde continuaría viviendo y trabajando hasta su muerte en 1982 a los 79 años. Antes de su fallecimiento, Lam ya había protagonizado cientos de exhibiciones artísticas por todo el mundo, por lo que el artista cubano murió con un gran reconocimiento por parte del arte surrealista.