Montse Gallego y Mónica Sánchez aterrizaron en Londres hace casi una década, buscando una oportunidad en una gran ciudad en la que el arte tiene una presencia destacada. Gallego, artista, y Sánchez, historiadora de arte y crítica, se conocieron hace unos años y decidieron emprender su propio proyecto juntas. «Es un proyecto que proviene de querer hacer algo por nosotras mismas, sin tener que depender de instituciones o de empresarios. Pensamos, basta ya de que otros nos den oportunidades, vamos a generar nuestra propia oportunidad», nos cuenta Mónica Sánchez.
De aquí surgió la idea de crear Hundred Years Gallery, un espacio que quiere dar voz a los artistas emergentes, poniendo especial atención en los creadores españoles. «Nosotras sabemos lo problemático que puede ser este mundo y sus inicios, sobre todo en los tiempos que corren. Por eso queremos darles una oportunidad, estamos aquí para escuchar lo que tienen que proponer», asegura Sánchez. Y es que cada vez son más los artistas españoles que deciden probar suerte en la capital británica.
La diferencia que existe entre el círculo cultural de Londres y España «es abismal», según dice Sánchez ya que «en España está todo demasiado constreñido y no hay apenas alternativas al circuito tradicional. El sistema de galerías y museos todavía debe evolucionar mucho respecto a otros lugares como Londres, Berlín o Nueva York. Además no hay tanta conciencia por parte del Gobierno de la importancia de la cultura y el arte». Londres, en cambio, es una de las mecas internacionales para los artistas de todo el mundo -creadores con todo tipo de backgrounds y aspiraciones-, y hay cabida para todo tipo de manifestaciones artísticas.
Hundred Years continúa la experiencia de Macondo, un café-galería muy popular en Hoxton entre el 2004 y el 2010, dónde Montse Gallego trabajó con entusiasmo para convertirlo en un espacio alternativo de exposiciones y un local social acogedor. Macondo hacía referencia al pueblo ficticio descrito en la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez y Hundred Years es otro pequeño homenaje al autor colombiano. Ubicado en el corazón de Shoreditch, la galería es fácilmente accesible a aquellos que estén interesados en el arte contemporáneo o en las últimas tendencias culturales del Este de Londres.
Tremendamente absurdo
Hundred Years arrancó 2012 con una muestra que gira en torno al tema del absurdo, titulada Widely absurd (Tremendamente absurdo) y que se inauguró a principios del mes de febrero. La idea surgió después de que Mónica Sánchez, comisaria de la exposición, descubriera el libro The age of absurdity, de Michael Foley, y decidiera trabajar acerca de la obra del escritor norirlandés. «Llevo tiempo interesada en el tema del absurdo, en particular en el momento actual, ya que parece que todos los paradigmas que hasta ahora conocemos se desmoronan y todo es caos a nuestro alrededor», asegura la crítica de arte.
Widely absurd es una exposición muy ecléctica, una colección de obras de siete artistas muy diferentes entre sí. Cada uno de ellos trabaja con registros y soportes diferentes, lo único que les une es que tienen su base en Londres y todos tocan de alguna manera el concepto del absurdo en sus obras. El surrealismo, el mundo del sueño y de la fantasía o la problemática existencialista son algunas de las perspectivas sobre lo ilógico que podemos encontrar en esta exposición.
Jazmín Velasco es una de las siete artistas que exponen su obra en Widely absurd. Esta mejicana, afincada en la ciudad desde hace once años, reflexiona en sus pinturas y sus piezas de cerámica sobre el popular arte mejicano de luchadores enmascarados. Sus pinturas representan el absurdo del hombre convencional en su día a día, en su casa, en la calle, en el trabajo, siempre con su máscara de lucha libre puesta. «Mis dos tíos eran luchadores y yo lo veía como algo muy normal hasta que llegué aquí y descubrí que en realidad era algo bastante peculiar», afirma Velasco. La máscara se convierte en la forma que estos hombres viven sus vidas, algo con lo que se identifican y por lo que luchan. Y lo que es más importante, les da la protección para ocultar sus verdaderos sentimientos y para adaptarse a los absurdos atributos masculinos hacia los que la sociedad les empuja: la valentía, la riqueza, el poder y el prestigio.
Desde Hundred Years consideran esta exhibición como una introducción al concepto, ya que en un futuro se quieren desarrollar otras exposiciones centradas en determinados aspectos concretos del absurdo. Y es que el absurdo como tal tiene un rol importante en nuestra sociedad. Según confiesa Mónica Sánchez «allí donde miro el absurdo está presente. Son los tiempos de crisis que vivimos, los sistemas capitalistas y agresivos, la situación en la que se encuentra la juventud, los ideales hacia los que tendemos… escapar a todo ello es muy difícil, por eso quería llamar la atención de la gente y hacerles pensar».