Desde siempre se ha sospechado que la comida enlatada no es saludable. Científicos estadounidenses pueden probar, hoy en día, que las sospechas son ciertas.
Una investigación llevada a cabo con voluntarios que ingirieron sopa enlatada durante cinco días, dio como resultado un incremento en la orina de más de 1.000% en las concentraciones de bisfenon A (BPA), una sustancia tóxica, que se utiliza para la fabricación de productos plásticos y resinas.
El mismo número de voluntarios estuvieron comiendo sopa casera durante esos días y no registraron ese elemento.
Según las declaraciones del doctor Miguel Porta Serra a BBC Mundo: «Se sabía que muchas latas de comida en su recubrimiento interior contienen materiales que contienen bisfenol A». Sin embargo, añade: «Pero no es lo mismo saber lo que lleva la lata que lo que lleva la persona».
En el 2010, Canadá declaró que el BPA era una sustancia tóxica y se prohibió, junto con países de la Unión Europea, este elemento en la producción de biberones infantiles.
Sin embargo, estas resinas se siguen utilizando en productos como latas de metal que contienen bebidas y alimentos, en selladores dentales y botellas de plástico.