Han pasado cinco años desde que Ignacio Echevarría falleciese en un ataque terrorista en Londres, concretamente en London Bridge. Conocido como el «héroe del monopatín», entregó su vida enfrentándose a un terrorista que estaba atacando a una mujer. Ahora, el párroco de la Iglesia de La Visitación de Madrid, Manuel Martín, se encuentra realizando gestiones para que se le reconozca como santo. Tanto su padre como su madre están dispuestos a abrir el proceso, que en un principio fue idea del Obispo de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino. Además, su familia ha afirmado que Ignacio, durante su vida, contribuyó constantemente a apoyar a la Iglesia.
Ignacio Echevarría será el próximo santo
Ignacio Echevarría, tenía 39 años y trabajaba como banquero en Londres. El 5 de junio de 2017, regresaba de pasar un rato con sus amigos Guille y Javi, cuando presenció un atropello multitudinario en London Bridge. Los causantes del incidente abandonaron el vehículo y se dirigieron hacia Borough Market, una zona que suele estar muy concurrida. En ese momento, Ignacio se enfrentó a un terrorista que estaba atacando a una mujer. El desenlace fue fatal pues el español intentó atacar al terrorista con su monopatín pero éste le apuñaló hasta la muerte.
Debido a este acto de valentía, la Reina de Inglaterra concedió a Echevarría la George Medal a título póstumo en reconocimiento por su valor. En España le premiaron con el premio al Mérito Civil, que reconoce los “extraordinarios servicios” del español.
Tras la campaña del Obispo de Madrid para canonizar a Echevarría, de origen gallego, es probable que vaya a ser santo. La familia de Ignacio ha tenido que esperar cinco años desde su fallecimiento, ya que es lo que exige la ley eclesiástica. Ahora la Iglesia se está preparando para iniciar el proceso.
Según han informado varios medios, aunque el proceso de canonización siempre ha sido un proceso largo que requería “pruebas de milagros”, el Papa Francisco ha introducido la “canonización rápida” en este caso. Este proceso ha sido diseñado para honrar a los cristianos que han ofrecido “voluntaria y libremente su vida por los demás”.