Una dura evacuación del Costa Concordia, unida a la incertidumbre de no saber qué estaba ocurriendo, convirtió al pasado fin de semana en una pesadilla para los más de 4.000 pasajeros que se encontraban disfrutando de un crucero por el mediterráneo.
El recuento inicial de las víctimas llega a las pocas horas del accidente y el alivio de los que se salvan se hace patente en los medios de comunicación de toda la prensa internacional. A día de hoy, sin embargo, queda una pregunta en el aire “¿Qué fue lo que ocurrió para que el Costa Concordia encallase?” A esperas de abrir la caja negra del buque, muchos ya tienen la respuesta en sus mentes. Al parecer, como de costumbre, el capitán del barco, Francesco Schettino, decidió acercar la nave a la costa para que, pasajeros y transeúntes, se saludasen desde la distancia. Una práctica de riesgo, al tratarse de un barco de tales dimesiones. Así lo explica Andrea, uno de los bomberos que ayudó en el rescate. “Todos los que vivimos en los alrededores lo sabemos. A veces, los cruceros se acercan a tierra, los pasajeros salen a cubierta, aplauden, tiran fotos y brindan a la salud del capitán. Suele hacerse cuando la mar está en calma y el cielo claro,» afirma el bombero.
Sin embargo, Schettino no comunicó el accidente a los pasajeros hasta una hora después de saber lo ocurrido. Al menos, eso es lo que afirman los vecinos de la isla de Giglio, incluido Don Lorenzo, el párroco local.
El buque llevaba en funcionamiento desde el año 2006 y cuenta con 1.500 camarotes, cinco restaurantes y 13 bares; además de cuatro piscinas, spa, sauna, baño turco, solárium, sala de cine, casino, un teatro y una discoteca.
A día de hoy se registran seis cadáveres, entre los que se encuentra un español de 68 años, Guillermo Gual; y diez desaparecidos.