Un incendio forestal ha arrasado la isla deshabitada de Gruinard, conocida por haber sido utilizada para experimentos con ántrax en la Segunda Guerra Mundial.
El fuego invadió la isla, de 196 hectáreas, el sábado por la noche. Situada en la costa oeste de Escocia, entre Gairloch y Ullapool, fue vendida en 1990 después de que los científicos de las instalaciones del Ministerio de Defensa en Porton Down llevaran a cabo un proceso de descontaminación.
Un portavoz del Ministerio de Defensa declaró: «La isla de Gruinard fue descontaminada y considerada segura en 1987. Como parte de la venta de la isla en 1990, el Ministerio de Defensa acordó llevar a cabo más trabajos, si fuera necesario, en los 150 años siguientes a su venta».
Those that visit regularly Gruinard Island (Anthrax Island) will be a familiar sight but it’s never looked like this before! Muirburn or Arson? We don’t know yet, but sad and destructive for the wildlife either way! @BBCNews @BBCNewsScotland #fire #anthraxisland #gruinardisland pic.twitter.com/qeUtjHR4Ch
— Gairloch Marine Wildlife (@GairlochMarine) March 27, 2022
La isla escocesa del ántrax
Una serie de experimentos de carácter secreto provocaron que la isla escocesa estuviera inhabitada durante décadas. No fue hasta el año 1981 cuando un escuadrón conocido como los comandos de la Cosecha Oscura (Dark Harvest commandos, por sus siglas en inglés) inició un proyecto para informar sobre la alta contaminación de la isla. El ántrax es una bacteria letal, especialmente cuando se inhala, y resulta mortal en casi todos los casos, incluso con tratamiento médico.
La isla de Gruinard estuvo durante una larga época, deshabitada. Fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando una gran afluencia de soldados llegaron a las Highlands del noroeste para llevar a cabo preparativos secretos.
En el año 1942, con el conflicto de la guerra en su zenit, el Primer Ministro británico Winston Churchill, temió que los nazis hubieran creado una bomba biológica. De este modo encargó a la élite de los científicos de su Gobierno que encontraran la forma de usar el ántrax como arma. Tenían que encontrar un enclave remoto para llevar a cabo las pruebas, un lugar deshabitado y aislado, pero accesible desde tierra firme. La isla de Gruinard era el lugar idóneo.