No es una pena. Aprender inglés no debe ser aburrido ni difícil, y mucho menos penoso. Puede ser muy divertido, interesante y atractivo presentado en la forma adecuada. Todo lo contrario de un castigo o una condena de largas horas dedicadas a memorizar textos y repetir palabras incomprendidas. ¿Pensamos que es una pena? Pues vamos a intentar aliviarla con remedios: El más importante es la elección de contenidos interesantes para el aprendiz, preferiblemente profesionales o lúdicos. Este suele ser el principal problema. Una falta de interés sobre el contenido puede hacer muy difícil el aprendizaje. Hasta los prejuicios han de ser tenidos en cuenta. Una aproximación artística ayuda. La música en canciones del gusto del aprendiz funcionan bien.
Las series de TV son muy útiles, especialmente las que tienen contenidos humorísticos y comprensibles. Monty Python y The Simpsons son ejemplos muy interesantes ya que sus actores hablan con bastante claridad. En los DVD los subtítulos concebidos para sordos son un medio muy potente, poder leer el texto mientras lo escuchamos junto con sus imágenes… poder repetirlo las veces necesarias, lo hacen casi perfecto para el aprendiz. Leer revistas especializadas, ‘social clubs’, facebook, messenger, Twitter, Ipod, Web, etc.
El conocimiento o dominio del inglés no tiene por que ser muy amplio y es posible adquirir confianza usándolo en conversaciones habituales, sobre el tiempo, la comida, la familia, etc. Hemos de insistir en que nos corrijan y repetir la corrección dando las gracias antes y después de la repetición. De una forma natural y espontánea es posible alcanzar ese mínimo necesario para poder comunicarse.
Y no, que no es una pena.