El próximo 28 de febrero, Día de Andalucía, el cantautor Joaquín Sabina será distinguido con la más alta distinción de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Queremos aprovechar la ocasión para recordar el paso por Londres del cantautor, una etapa clave en la vida del artista.
«Mi ida a Londres cambió toda mi vida para bien»
Londres es imprescindible para entender la figura de Joaquín Sabina (Úbeda, 1949). Mi ida a Londres cambió toda mi vida para bien, —dijo alguna vez el futuro Hijo Predilecto de Andalucía—. La capital británica supuso un antes y un después en la biografía de Joaquín Ramón Martínez Sabina. Nadie mejor que él, maestro de la rima, para contar su vida antes de llegar a Londres.
Yo soy Joaquín Sabina
nací en el sur, la tierra
entre Guadalquivir, Castilla se entierra
quizás por eso tenga nostalgia del mar.
He apedreado pájaros
vareado aceitunas
colgado a las muchachas en las noches de luna
y mi primer beso subido a un palomar.
Por herencia me dieron unos años sin furo
un precario presente
un incierto futuro.
Esta canción inédita de Joaquín Sabina corresponde a los tiempos de exilio en Londres (1974). Hace más de cuatro décadas que escribió esta canción, y sin embargo (canción mítica de Sabina, por cierto), los tres últimos versos (Por herencia me dieron unos años sin furo/ un precario presente/ un incierto futuro) están más vigente que nunca. Ese es el gran éxito de Joaquín Sabina, el paso del tiempo ha convertido algunas de sus letras en himnos.
Aunque, actualmente, muchos españoles han llegado y llegan a Londres como llegó Sabina en los setenta; los contextos políticos son muy diferentes. Fue huir de una etapa muy negra y muy gris de España, durante los últimos coletazos del franquismo, donde no se podía respirar y yo llegué a un Londres que estaba en la resaca de Los Beatles, de los Rolling Stones—se refería Sabina al Londres de 1970—.
El exilio de Sabina en Londres
Primeros pasos de Sabina en Londres.El camino de Joaquín Sabina hacia el exilio siguió los mismos derroteros que el de varios conciudadanos españoles que, por motivos políticos e ideológicos, o por temor a las represalias por parte del régimen político autoritario instaurado en España, salieron del país y permanecieron en el extranjero hasta que la evolución de las circunstancias internas del país les permitió regresar paulatinamente.
Joaquín Sabina, por aquella época estudiante en Granada, y con fuertes convicciones sociales, participa en las protestas y acciones directas de varios colectivos de izquierdas contra el régimen franquista. Son tiempos movidos y, ante la presión policial, Sabina decide esconderse hasta que se calmen las cosas y huye a su pueblo natal (Úbeda). Al parecer, empezó a caer una especie de célula comunista que había en Granada, era el año 68 (buen año, casi mejor 69), y yo, en mi inocencia, me fui a Úbeda creyendo que allí me libraría—contó Sabina, entrevistado por Jesús Quintero—. Su padre era nada más y nada menos que el comisario de Úbeda. Mi padre me llevó a Granada. Me detuvieron. Para mi enorme humillación, en lugar de meterme en la cárcel, como a todos mis amigos, me mandaron a Úbeda. Me tenía que presentar todos los días en la comisaría de mi padre a firmar. Y el hijo de puta del jefe superior de Policía de Granada, de cuyo nombre me gustaría acordarme, pero no me acuerdo, antes de que mi padre y yo nos volviéramos, nos metió a los dos en un despacho y le echó una bronca a mi padre por motivos que tenían que ver con la comisaría de Úbeda y no conmigo. Delante de mí. ¡Hay que ser canalla! Mi padre estuvo exquisito, y maravilloso. Lo amé. Nunca dijo nada—dijo en la misma entrevista—.
Estaba en el grupo de apoyo de lanzar los cócteles molotov—se refiere Sabina a los cocteles molotov lanzados contra una sucursal bancaria de Granada en protesta por el proceso de Burgos—.Empezaron a detener a la gente que hicimos eso y tenía una novia inglesa. Muy guapa. La primera y la mejor minifalda que se ha visto en Granada. Me fui—relató Sabina, entrevistado por Risto Mejide—.
En 1970, el flaco veinteañero alcanza Londres. Yo tenía 20 años y un pasaporte falso que me dejó Mariano Zugasti—declaró a la revista El Duende—. Cada vez que necesito creer en el género humano, pienso en el acto de Mariano Zugasti —reconocía Sabina a Rolling Stone. Gracias a Leslie, su novia inglesa, y el pasaporte de un desconocido, Sabina comienza un exilio que durará 7 años.
Del Sabina friegaplatos al Sabina cantante
Cantar vino por casualidad. Estaba exiliado en Londres en el tardo-franquismo que diría Umbral. Lavando platos como todo el mundo. Vi que en cada restaurante había un caradura que cantaba como el culo y cobraba más que yo y las chicas se iban con él. Yo tenía una guitarrita y me sabía cinco o seis canciones. Nunca fantaseé con ser cantante. Nunca. Vino. Como vienen las cosas que no tienen mucho sentido—dijo Sabina en un programa televisivo—.
Sin su paso por Londres, el propio cantautor reconoce que no hubiera triunfado en el mundo de la música. Me fui a Londres a hacer de hippie, a tocar en el metro y vivir de okupa. Sin eso no sería cantante, sería profesor de literatura en un instituto de provincia, como Machado. De su época de cantante de metros y de bares surge la famosa anécdota de George Harrison, quien le dio una propina de 5 libras cuando Sabina le felicitó a ritmo de guitarra en el bar Mexicano-Taverna.
Regreso de Sabina a España
Inventario (1978) el primer disco de la carrera discográfica de Joaquín Sabina.En 1977, Sabina recupera su pasaporte y vuelve a España para hacer la mili en Mallorca. Para conseguir el pase pernocta y trabaja en un diario mallorquín, se casa con una argentina que conoció en Londres.
En 1978, ya en Madrid, saca su primer disco: Inventario, donde la mayoría de canciones están seleccionadas en Memorias del exilio (libro publicado dos años antes en Londres y distribuido por el propio Sabina). A partir de aquí, como reza en uno de los discos de su amigo Javier Krahe, todo fue toser y cantar.