Pocas veces la Copa del Rey ha vestido un atuendo tan clásico. La competición, para muchos devaluada hasta la llegada del turnismo pactado por Real Madrid y Barcelona, ha ido ganado enteros en el último lustro y se ha revalorizado en forma de parche para los dos grandes. Como si de un cambio de cromos se tratara, culés y merengues se han repartido los títulos nacionales durante los dos últimos años, guion que puede repetirse esta temporada si el Barcelona no deja escapar la Liga y el Madrid sigue adelante en competición copera. En la otra esquina del ‘ring’ se encontrará el Sevilla o el Atlético de Madrid, expertos en esta contienda y con una historia reciente que hace creer un posible cambio de aires.
No hay que alejarse mucho en el tiempo para encontrar un campeón de Copa que no vista de blanco o azulgrana. Sin ir más lejos, tres temporadas atrás, cuando dicha competición era aún ‘apta para modestos’, el capricho quiso que los actuales aspirantes, Atlético y Sevilla, se disputaran un título que cayó del lado andaluz (0-2). Los entonces encabezados por Antonio Alvárez se llevaron el campeonato gracias a las figuras de Luis Fabiano, Kanouté y Diego Capel, entre otros, superando a la dupla Agüero-Forlán. Jesús Navas y el mismo Capel fueron los goleadores de una noche en la que los de Nervión soñaron con más fuerza y el Sevilla puso fin a una época dorada ganando su sexto título en 4 años. Los andaluces tiran de eficiencia en este trofeo, con cinco victorias de siete disputadas.
Aunque si es por números, el Atlético también sabe de estadísticas: 18 finales a sus espaldas, de las cuales salieron exitosos en la mitad. Sin embargo, a pesar de ser el cuarto mejor conjunto en la historia de este trofeo, hay que remontarse a 1996 para ver a los rojiblancos en lo alto del podio. Aquel 10 de abril los colchoneros lograron vencer al Barcelona de Figo y Guardiola con un tanto de Antic en el descuento y el equipo en el que todavía jugaba Diego Simeone -actualmente en el banquillo– se alzó con el título.
En el otro lado de la balanza se encuentra el Real Madrid, condenado a mirar la Copa como la tierra prometida. Los de José Mourinho se enfrentan a doble partido al Barcelona de los registros inéditos y para ello cuentan con las bajas de Casillas, Sergio Ramos, Pepe, Di María y Coentrao como ‘handicap’. A pesar de ello, los blancos arengan su acometida a su historia: son el conjunto que más veces ha llegado a la última ronda (37), ganando 18 de ellas. La última se saldó precisamente ante los catalanes hace dos campañas, en la cual rompieron de cierto modo la hegemonía culé con un tanto de Cristiano Ronaldo en la prórroga.
Pero el favoritismo sin duda tiene esencia blaugrana. En pleno éxtasis liguero y de récord en récord, el Barcelona, vigente campeón, va lanzado a repetir gesta impulsado por la posibilidad de dar el golpe de gracia a su máximo rival. Un precedente que ya se dio el año pasado, cuando ambos conjuntos protagonizaron dos duelos brillantes y plenamente futbolísticos cuyo final resultó favorable para los azulgranas (3-4 en el cómputo global). Los de Tito Vilanova no mueren en ambición y pueden tomarse esta eliminatoria como la reválida de la Supercopa de España, en la que cayeron ante los blancos al inicio de este mismo curso.
Así, los mayores protagonistas de las últimas tres ediciones del campeonato se juntan en unas semifinales que difícilmente podrían superarse en caché. Atlético de Madrid y Barcelona parten un paso por delante de Sevilla y Real Madrid, tocados anímicamente y sumergidos en un entorno atípico. Sin embargo, habrá que esperar al 18 de mayo para ver quién es el que finalmente se va de copas.