Nacido en España, carismático, joven, ambicioso y enamorado del cine. Jacobo Fe Gismera es un joven madrileño de 26 años y podríamos decir que tiene muchas papeletas para ser una gran promesa como guionista en el mundo de Hollywood. Graduado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Carlos III de Madrid, y tras cursar estudios en Guion de Cine y TV en UCLA en Los Ángeles bajo una Beca Fulbright, consiguió combinar su formación con su pasión por escribir y por el séptimo arte. Jacobo lleva instalado en LA dos años en el alojamiento de UCHA Co-op, se encuentra actualmente escribiendo varios guiones de ficción histórica para la meca del cine y uno de ellos se ha basado en la historia de Gran Bretaña: Douglas Bader, uno de los mejores pilotos de la Royal Air Force, es el protagonista de su futura obra.
No es tu primera entrevista para un medio de comunicación ¿Cómo te sientes?
Pues la verdad es que últimamente he realizado algunas entrevistas en distintos medios de prensa, pero agradezco mucho esta en particular (sonríe). Gracias por la oportunidad.
Así que desde pequeño sabías que querías dedicarte a escribir, ¿qué fue lo que te empujó a hacerlo por primera vez?
Desde que era pequeño, siempre fui el que se inventaba los juegos en el recreo, el que contaba historias. Siempre me ha gustado alegrar a la gente y entretenerla con mis relatos. Había una chica del colegio que solía faltar por enfermedad, se ausentaba bastante de clase y me gustaba contarle lo que había sucedido para que estuviera al día. Ahí descubrí que hay muchas formas de contar historias. De hecho, en una ocasión, ella me dijo que se me daba muy bien contar historias y añadió: “Deberías ser escritor de películas”. Por aquel entonces yo no sabía que las películas tenían a un escritor detrás, pero fue a partir de ahí que descubrí mi faceta de guionista y se convirtió en mi aspiración profesional.
¿Y qué o quién te inspira ahora para escribir?
Durante mi infancia, mi padre siempre me contaba fábulas o cuentos de África u otros lugares exóticos al irme a la cama. Después, al haber viajado he visto la historia con mis propios ojos. He tenido la oportunidad de vivir en España, Italia, India, Tailandia y ahora Estados Unidos, y siempre he encontrado la Historia de la Humanidad fascinante, soy un apasionado de las diversas culturas del mundo y de la mitología. Como novelista y guionista parto de esa base: me apasiona trasladarme a tiempos pasados o lugares lejanos y exóticos con el fin de narrarlos de manera que la audiencia se sienta atraída por ellos.
¿Qué sientes cuando escribes?
Me siento muy humano porque expongo mis sentimientos a tumba abierta, y, aunque quizá suene un tanto dramático, al escribir noto que estoy en contacto con un ente superior porque tengo el poder y oportunidad de crear mis mundos, mis universos y mis propias realidades. Es una sensación muy única. Indescriptible, incluso para un escritor.
Tu primer libro publicado se tituló Perfectus Imperator: Guerra por la paz. ¿Cómo fue la experiencia de escribir una primera novela y verla publicada?
Sin duda la publicación de mi novela histórica fue un paso trascendental porque fue la palanca que me indicó que me tenía que dedicar a la literatura. Al poner punto y final a dicha obra, con apenas 19 años, supe de manera íntegra que aquello era a lo que quería dedicarme el resto de mi vida. Contar historias es mi razón de ser. Aquel pasaje en mi propio camino vital fue el ‘giro de guion’ de mi propia existencia.
Ahora mismo estás escribiendo un guion acerca de Douglas Bader, ¿quién era este hombre?
La cultura y la historia británica siempre me han resultado muy llamativas y son grandes inspiraciones para mí. De hecho, mi museo favorito es el Museo Británico de Londres. He podido visitarlo y ha resultado ser una musa importante en cuanto a mi inspiración se refiere. Esto se debe a que en muchos otros escritos en los que trabajo hago referencia a figuras notables de su historia, como el Almirante Nelson. Este guion, que mencionas en concreto, es uno de mis últimos trabajos cinematográficos completados y se llama Ace. Es una obra biográfica (un biopic) de Douglas Bader, un héroe real londinense. Su vida me pareció maravillosa, un verdadero ejemplo de superación.
Bader perdió sus dos piernas haciendo acrobacias aéreas, pero se adaptó al medio de una forma camaleónica y, luchando contra viento y marea, logró su meta de convertirse en piloto durante la II Guerra Mundial, llegando incluso al rango de Capitán. Usaba prótesis en los años 40, era capaz de subirse a un avión por sí mismo, caminar, conducir un coche, y llegó a ser un absoluto terror aéreo para los nazis participando en batallas como la de Dunkerque o formando parte de las defensas aéreas en la Batalla de Gran Bretaña. Ese es el tipo de obras que me gusta realizar, personajes históricos que en situaciones hostiles son capaces de alcanzar su objetivo y provocar un impacto social positivo.
¿Has tenido que atravesar alguna situación difícil que te haga identificarte con lo que escribes?
Creo que todos tenemos dificultades. Hay una cierta inclinación a creer que nuestros problemas son más grandes que ningún otro y sentir que el mundo se te viene abajo. En lo personal, sí que puedo sentir cierto paralelismo con Douglas Bader. Hace años tuve un accidente en el brazo derecho, y acorde a los doctores podría haber perdido la movilidad de dicha extremidad dado que los cortes en el brazo son muy delicados. Por suerte no tuve ninguna secuela, y además empecé a tomarme más en serio el hacer deporte, lo cual también forma parte de mi vida de una manera importante, puesto que trabajo regularmente como modelo cuando no estoy escribiendo.
Otras dificultades que he podido tener han sido al viajar a países tan diversos y herméticos, tener que adaptarme a distintas culturas y distintos hábitos o valores morales. La resiliencia es un valor que aprecio en las personas que conozco y es también una virtud que trato de adoptar en cualquier situación a la que me enfrento.
¿Por qué decidiste escribir sobre Douglas Bader?
Pues todo surgió de manera un poco anecdótica. Tuve un profesor en la Carlos III, Aberlardo, al que le apasiona la estrategia militar y la historia. Fue de las pocas personas que, sin desconectar totalmente de mi carrera de Derecho y ADE, y siendo él profesor de macroeconomía, me mantenía en ese interés por la historia y me animaba a perseguir mi sueño como guionista, dado que él mismo quedó nominado a los Goya como productor. Fue él quien me contó sobre la figura de Douglas Bader. Digamos que esta obra es también un tributo hacia él, mi mentor y mi amigo.
¿Cómo describirías tu profesión como guionista a la gente que no se dedica a escribir?
La escritura de guiones es el germen de toda película. Si no existe esa idea, ese armazón sobre el que construir todo el conglomerado cinematográfico, no hay nada detrás. El guionista es el padre fundador de lo que el día de mañana se verá en la gran pantalla. Es verdad que el guion puede verse sometido a modificaciones, dado que el guionista opera dentro de un equipo complejo, pero es precisamente él quien concibe la idea original y primordial y crea la base sobre la que se asientan todas las demás piezas. Si lo comparamos con una construcción LEGO®, el guion son aquellas piezas sujetas a la base, sin las cuales nada más se sostiene.
¿Has tenido profesores de guion que hayan sido clave en tu profesión?
Estoy muy agradecido a todos mis profesores de UCLA, todos han aportado su granito de arena en mi desarrollo intelectual y profesional. Sin embargo, fuera de las aulas de UCLA, si tuviera que elegir, por ejemplo, tres mentores, el primero es Ron Leshem, uno de los productores ejecutivos de la serie Euphoria. Es un hombre encantador, mi mentor en la distancia desde hace cuatro años, una gran inspiración y referencia para mí. En segundo lugar, estaría Ben Forman, que es uno de los productores con los que estoy trabajando ahora mismo en un estudio en Hollywood y me ha ayudado a dar un paso de gigante en mis aspiraciones profesionales. Y en tercer lugar está Meredith Post, que es una guionista, nominada siete veces a los Emmy, asentada en Nueva York y multi-premiada, con la que hago clases a distancia semanalmente. A todos ellos les estoy enormemente agradecido por creer en mí y darme un empujón cuando necesitaba seguir adelante y el camino se veía cuesta arriba.
Al igual que el viajar y trabajar como guionista te ha aportado muchas cosas buenas, ¿también te ha quitado otras?
Quizá me ha quitado tiempo para poder estar con mis seres queridos y he dejado a mucha gente atrás, tanto en mi país natal como en aquellos otros países donde he vivido. Pero sabía, y sé, que para conseguir mi meta tenía que trasladarme a Los Ángeles, la meca del cine. Por este motivo también enfoco mi meta con una perspectiva muy social. En mis obras trato de incluir valores éticos, resaltar figuras de personas soñadoras que se han esforzado mucho a lo largo de su vida y que han cambiado el mundo en un sentido positivo, o al menos lo intentaron con ahínco. Es importante que el público pueda descubrir esa parte de la historia, de su historia. Me gustaría que los guiones que escribo lleguen a la gente y les inspiren a lograr sus propias metas.
¿Qué consejo darías a aquellas personas que sueñan con ser guionista como tú, alcanzar sus sueños?
¡Que lo intenten! ¡Que no se rindan! Hay una tendencia a tener ideas y proyectos, pero no dar el máximo de ti mismo para tratar de lograrlos. En el papel y el curriculum solo quedan reflejadas aquellos premios y metas que has conseguido, pero detrás de ellos hay cientos de solicitudes a otros tantos trabajos y galardones que no has logrado y que también requirieron tiempo y esfuerzo. Yo habré perdido como diez veces la cantidad de becas y oportunidades laborales que sí he alcanzado, pero me aferré a toda pequeña oportunidad que tuve. Lo intento, y si fallo por razones personales o ajenas a mí, me lanzo a por la siguiente oportunidad como ave de presa porque el tiempo no se va a detener por mí. Si tú quieres hacer de tu pasión tu profesión, tienes que convertir lo esporádico en hábito, porque así pules tu experiencia, mejoras, y prosigues tu particular camino del héroe. Si quieres vivir de lo que realmente te gusta tienes que demostrar que eres bueno en lo que haces, hacerlo reiteradamente y atreverte a salir de tu zona de confort.
Se suele tener la vaga creencia que como somos muchos, la competencia es muy grande. Entonces tu autoestima se viene abajo, porque crees que has hecho un trabajo maravilloso y luego aparece alguien que despunta más que tú o está tres peldaños por encima de ti. Pero la otra cara de la moneda es pensar que, a pesar de ser muchos, siempre encontrarás a alguien que esté dispuesto a creer en ti y compartir tus ideas, aspiraciones, gustos e ideales. E incluso a quererte tal y como eres, con tus defectos y atributos.