Más allá del dolor, más allá de la vergüenza y el pudor, el pintor ruso Piotr Pavlenski ha decidido volver a protestar contra las políticas del presidente ruso Vladímir Putin en plena Plaza Roja de Moscú, indiscutible símbolo del país moscovita. El artista, que ha decidido plantarse en mitad de la plaza absolutamente desnudo, ha terminado por clavar sus testículos con un martillo en los adoquines del histórico lugar, donde ha permanecido durante más de una hora observándose sus partes íntimas ‘como metáfora de la apatía, indiferencia política y fatalismo de la sociedad actual rusa’, según el propio Pavlenski.
El pintor, que ha decidido realizar esta singular protesta mientras los numerosos turistas hacían caso omiso a su denuncia, ya ha sido trasladado al hospital, aunque según fuentes de la agencia RIA-Nóvosti, tras recibir el tratamiento médico correspondiente, será detenido de inmediato por el cuerpo de policía de la capital rusa.
El autor de esta protesta, que en el pasado mes de mayo, ya quedó desnudo y enrollado a un alambre de espinos frente al edificio de la Asamblea Legislativa de San Petersburgo, denuncia, justo en el Día de la Policía, que ‘no es la arbitrariedad de los cargos públicos lo que priva a la sociedad de su capacidad de actuar, sino la fijación en sus derrotas y pérdidas que nos clava cada vez con más fuerza a los adoquines del Kremlin, convirtiendo a las personas en estatuas que esperan resignadas a su destino’.
Por su parte, un policía ruso ha considerado la acción como algo ‘normal para un enfermo psíquico’, ya que en otra ocasión también se cosió la boca en una acción de apoyo al grupo femenino punk Pussy Riot, dos de cuyas integrantes están encarceladas por cantar contra Putin en el principal templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Según Pavlenski, ‘la sociedad, ahora que el poder ha convertido al país en una gran cárcel, permite la arbitrariedad, y, olvidando su superioridad numérica, acerca con su inacción el triunfo de un Estado policial’.