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La escasez de agua podría detener el uso del «fracking»

Para los que lo apoyan, la fracturación hidráulica (más conocida por el término en inglés “fracking”) es una novedosa técnica que ha revolucionado el mercado de los hidrocarburos, abaratando el precio de éstos y reduciendo la dependencia energética de proveedores tan inestables como Rusia, Irak o Venezuela. Para sus detractores, la ventaja energética que dicho sistema de extracción otorga no compensa los efectos nocivos sobre la salud que se derivan de la contaminación de acuíferos o emisión de contaminantes que afectan a la calidad del aire, así como el peligro que deviene de la sismicidad inducida. Sea como sea, podría darse el caso de que cuestiones logísticas logren lo que la presión de grupos ecologistas y asociaciones ciudadanas no obtuvieron.

De acuerdo a un estudio realizado por el Instituto de Recursos Mundiales (abreviado como WRI en inglés) y hecho público recientemente, ocho de los veinte países con las mayores reservas de esquisto serían incapaces de explotarlas por encontrarse éstas situadas en zonas de estrés hídrico, alta variabilidad estacional o susceptibles de sequía. Entre los países cuyo suministro de gas o petróleo a través de estimulación hidráulica podría estar en peligro figuran Méjico, China, India así como el Reino Unido.

El “fracking” es un sistema que posibilita la extracción de hidrocarburos del subsuelo. El procedimiento consiste en la perforación de pozos verticales de hasta 3000 metros de longitud. A continuación, se inyecta en el terreno agua a presión con una mezcla diluida de arena y diversos compuestos químicos, lo que favorece la fisura de la roca  y la salida de los combustibles fósiles. En el pasado mes de diciembre, tras una moratoria de 18 meses, se levantó en Gran Bretaña el veto al uso de dicha tecnología. Desde entonces, la coalición de gobierno encabezada por David Cameron está impulsando la utilización de dicha técnica ofreciendo incentivos fiscales. Un estudio realizado por la organización “British Geological Survey” asegura que en el sur de Inglaterra existen unas reservas de hasta 4.400 millones de barriles, a las que habría que añadir bolsas adicionales de 4.200 millones de barriles cuya explotación a día de hoy no resulta viable. Para hacerse una idea de la magnitud de dichos yacimientos, éstas serían casi 100 veces superiores a las controvertidas reservas escocesas ubicadas en el mar del Norte.

En el caso de Gran Bretaña, la posible interrupción en el suministro de hidrocarburos se debería a que casi el 40% de las áreas susceptibles de explotación mediante estimulación hidráulica están densamente pobladas, y en éstas la utilización de agua para uso doméstico ha colocado las reservas acuíferas en situación de estrés. En las circunstancias actuales, la única alternativa, cuya aplicación se descarta totalmente, pasaría por desviar agua de consumo humano para su uso en la industria extractiva. Por el momento, nadie se ha pronunciado al respecto y se desconoce si tanto los poderes públicos como las empresas que se encargarían de la explotación de dichos recursos de esquisto trabajan o preparan estudios para la explotación de recursos hídricos alternativos.

 

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