La banda llena la sala y deleita al público durante dos horas con sus mejores canciones.
En la sala se siente el rumor y la expectación del directo. Son las siete de la tarde y ya esta todo preparado para la ocasión. Al fondo de la sala se ofrece una degustación de jamón Ibérico, cortesía de Guijuelo, The Land of Iberic Delicacies. Como teloneros los Moxy Ru (banda de rock londinense formada por Bret Howell (Francis), Rob Dyer, Javier Sánchez y Samuel Rodríguez) calientan el ambiente con su más que potente directo. Francis aparece, haciendo un guiño al Rock Glam, con una gabardina negra de terciopelo hasta los pies, pantalón blanco y camisa estampada. A partir de aquí la adrenalina no deja de rodar por la sala. La banda se hace con el público y resulta casi imposible dejar de saltar al ritmo de sus canciones. Tras la actuación de Los Moxy los organizadores del evento, Sonido Clandestino, presentan al esperado grupo de la tarde, La Fuga. De fondo se escucha la canción de la banda sonora de The Gladiator y todo hace presagiar que el concierto será un éxito.
Así es, La Fuga hace aparición y deleita a los congregados con sus canciones de siempre. Todo el mundo estaba esperándolo. Catorce años de trayectoria resumidos en un concierto. La sala, más española que nunca, canta a voz en grito sus letras y no deja de saltar y levantar los brazos. Su sonido es impecable y la pequeña sala, abarrotada alrededor del escenario, disfruta con la voz de Pedro y el movimiento de pelo de Raúl. Los de Reinosa, derrochan fuerza y energía en el escenario. El ambiente hace olvidar que estamos en la capital de Inglaterra. La banda trae nuestro rock español intacto, sin un solo rasguño.
Tras una hora y media, el concierto llega a su fin, y como no podía ser de otra manera, el grupo se despide con su canción emblema Páquí Pállá dejando casi mejor sabor de boca que la degustación de Guijuelo previa. Después de los saltos, las canciones a voz en grito y la emoción del concierto, los integrantes del grupo, recogen sus bártulos y, como uno más, bajan a tomarse unas cervezas con sus fans. Con su sencillez y su buen hacer se despiden así del público londinense, que espera ansioso un segundo alto en el camino de la banda Cántabra y su arrollador directo.