Arquitectura colonial, ron, tabaco y ritmos latinos son algunas de las cosas que dotan a La Habana de un sello inconfundible. Mezcla perfecta de cultura y ritmo, si decides pasar tus vacaciones allí no te arrepentirás… Si tienes previsto que ésta sea tu próxima escapada, aquí te damos una cuantas claves para un fin de semana perfecto en La Habana.
El Capitolio de La Habana, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. La Habana Vieja mantiene el color y la vitalidad de antaño.
Viernes: recorrido cultural
Ponerle un toque de cultura a todo viaje es requisito imprescindible para poder decir que se ha conocido un ciudad. Así pues, ¿por qué no dedicar un día completo a la visita de los centros culturales más interesantes? En La Habana tienes un gran número de museos de temáticas muy diversas y que te ayudarán a conocer la cultura y riqueza de este país. En primer lugar te aconsejamos que hagas una visita al Museo de la Revolución (Refugio, l, entre Monserrate y Zulueta). Ubicado en el Palacio Presidencial, en él encontrarás infinidad de artículos de interés relacionados con la lucha revolucionaria del país contra la dictadura de Baptista: armas, banderas o fotos sirven de testimonio para recordar lo que sucedió en esos días. Además, en su plaza jardín podrás ver el Yate Granma, famoso por ser el que trasladó del exilio mexicano a Fidel Castro, el Che Guevara y demás promotores de la revolución cubana.
El Museo de Chocolate muestra todo lo relacionado con la historia del cacao
El Capitolio de La Habana es otro de las paradas obligadas durante este intenso recorrido. Considerado por cubanos y visitantes uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, se construyó en 1929 a fin de albergar las dos cámaras del congreso de la República de Cuba. Abierto al público, es uno de los lugares donde se dan cita los turistas de la ciudad. Además, al igual que la puerta del Sol en Madrid, el Capitolio es el kilómetro cero de Cuba, ya que de ahí parten todas las carreteras del país.
Y como no, el Museo del Ron- Fundación Havana Club (Avenida del puerto, 262). Abierto todos los días del año, en él se puede ver cómo se crea el mejor ron y conocer la importancia que éste y la caña de azucar tienen en la cultura cubana. Paso a paso podréis seguir las etapas vitales de esta bebida hasta el momento en el que se convierte en ese preciado líquido tan consumido en todo el mundo. Y para terminar el día con un toque dulce, que mejor que hacer una visita al Museo del Chocolate. Pese a ser originario de México, durante el siglo XVII el cultivo del cacao en Cuba tuvo una notable expansión, por lo que se puede afirmar que también forma parte de la cultura cubana, al igual que el tabaco, el algodón o el café. En este particular museo encontraréis todo lo relacionado con la historia del cacao, sus variantes, sus diferentes usos y utensilios tan singulares con la “taza bigotera”, expuesta recientemente y que nos muestra el gusto de los antiguos franceses por tomar cacao sin mancharse los bigotes. Tras un agotador día, que mejor que una deliciosa cena y un sueño reparador. Ir a un paladar se convierte en la opción más recomendable a esta hora del día. Son restaurantes privados ubicados en casas particulares o en sus jardines y patios. En ellos podrás degustar una amplia gama de comida criolla. Uno de sus platos típicos es el Congri, que se compone de cebolla, arroz blanco, frijoles negros, tocino y, en general, de todo un poco. Es una opción original además de económica, aunque se recomienda pactar el precio con el establecimiento antes de empezar la velada.
Sábado: callejeando por La Habana
Mercadillos, pequeñas tiendas, puestos de comida, callejones con encanto… esas cosas que te muestran el verdadero carácter de una ciudad y que te recomendamos en tu segundo día de estancia en La Habana. Un buen punto por el cual empezar es el Barrio de Miramar, uno de los barrios con más solera de la ciudad. Antes de la revolución, éste era el lugar donde residían las familias de la clase acomodada que más tarde emigraron del país. Repleto de lujosas mansiones y destacados edificios, en la actualidad es el centro diplomático de la ciudad donde se pueden encontrar numerosas embajadas y consulados. Su calle principal, repleta de comercios, se llama Quinta Avenida, al igual que la famosa calle neoyorquina. Entre otras cosas de interés, podréis visitar el Acuario o el renombrado Cabaret Tropicana, pero principalmente podréis ver una de las partes de la ciudad que conserva el esplendor de los viejos tiempos. Como segunda parada en este recorrido os aconsejamos el Barrio de Vedado, oficialmente considerado el barrio del comercio y de los negocios. Visitar el Teatro Nacional de Cuba o dar un paseo por el famoso Parque Lennon son algunas de las cosas que podréis hacer allí. Además, siempre podéis hacer un parón para degustar un helado en Coppelia, popular compañía heladera cubana. Seguidamente os podéis dirigir al barrio Centro Habana. Este barrio es considerado La Habana “real”, donde residen muchos de sus habitantes y donde podréis respirar el verdadero ambiente de la ciudad; su día a día.
El Malecón es uno de los lugares preferidos por los turistas al caer la tarde
El Barrio Chino es uno de los lugares destacados dentro de esta zona de la ciudad. Pese a que en la actualidad se encuentran pocas personas de raza china pura, estos forman parte de la diversidad cultural que podemos encontrar tanto en la capital como en el país en su totalidad. El Parque central, la Plaza de Armas o el Parque de la Fraternidad son otros de los puntos de interés para el viajero en este recorrido. Cuando la tarde empiece a caer, no os distraigáis y poneos rumbo a la Habana Vieja, ya que dicen que este es el mejor momento para visitar este barrio. Declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982, es el nombre otorgado al casco antiguo de la ciudad de La Habana. Dotada de un encanto especial, algunas personas dicen que tiene ciertas similitudes con ciudades como Cádiz o Tenerife, y sin lugar a dudas es el corazón de la ciudad. Entre otras cosas podréis admirar las fortalezas que defendían antaño la entrada al puerto de La Habana. Y después de un largo día, ¿a quién no le apetece un daiquiri? Estáis en el sitio perfecto, ya que en este barrio se encuentra el famoso local El Floridita, considerado la cuna de esta conocida bebida. Y para los que les guste continuar la noche hasta la madrugada, podéis acudir a Lluvia de Oro donde podréis disfrutar de la música en directo de diferentes grupos (Obispo esquina Habana).
Los paladares son la mejor opción para disfrutar de la auténtica comida criolla
Domingo, últimas pinceladas
En vuestro último día en la ciudad os aconsejamos que hagáis una visita a la Marina Hemingway, puerto deportivo de la ciudad. Con renombre internacional por su papel en la organización de actividades naúticas, en este lugar podréis pasar un día completo. Además de tener muchos lugares para visitar, cuenta también con restaurantes y bares para degustar comida típica y algunos centros comerciales interesantes. Para todos aquellos enamorados del mar, no podéis dejar de visitarla, no os defraudará. Por la tarde os recomendamos que os acerquéis al Malecón. Más de cinco kilometros de extensión bordean la ciudad de La Habana, siendo uno de los sitios más bonitos al caer la tarde. Al ritmo de buena música (siempre hay músicos expontáneos allí) podréis dar un inolvidable paseo por la ciudad bordeando su costa, admirando tanto sus vistas como su diversidad cultural y sobre todo, acudir a la cita ineludible de sus ciudadanos. Mezclarse con su gente y disfrutar de la puesta de sol rodeados de buena música será el final perfecto para vuestro viaje a La Habana. Y si a esto le sumamos un buen mojito, ¿se puede pedir más?