Este mes una encuesta de YouGov revela que la línea de metro preferida por los habitantes de Londres para moverse por la ciudad con este medio de transporte es la Jubilee line, con casi un cuarto del apoyo de los participantes en el sondeo. A esta línea, le siguen de cerca, en cuanto a preferencias de los usuarios votantes en la encuesta se refiere, las líneas Victoria, Central y Picadilly.
Por su parte, la Northern line es la peor parada en esta encuesta, que la señala como la menos preferida entre las líneas que configuran el metro de la capital británica, quedando ésta en el ránking incluso por debajo de líneas como District o Bakerloo.
Sumergirse en el metro de Londres es entrar en otra ciudad subterránea – aunque en ciertos tramos sale a la luz – abarrotada de gente con la misma prisa y sus horas punta. Interminables pasillos y viales entrelazados para trazar una auténtica colmena que conecta la ciudad por debajo del suelo.
Este medio de transporte es conocido como The Underground o, más familiarmente, como ‘The Tube’, debido a la forma de sus túneles. Ésta obra de ingeniería, que ha cumplido este año 150 años desde su construcción, es el metro más antiguo de mundo y, sin duda, uno de los más ajetreados y apretados, y también con el precio del billete más elevado.
Esta red de metros fue originariamente llamada Metropolitan Railway, derivación actual del término, «metro», e inició su trayecto el 10 de enero de 1863. Entonces, simplemente se basaba en un medio de transporte económico que se movía bajo tierra con una locomotora a vapor remolcando una serie de vagones.
Este método de transporte, novedoso entonces, que por primera vez se implantó en Londres, fue imitado posteriormente en todas las grandes ciudades del mundo como Nueva York, París o Moscú.