Theresa May, ministra de interior británica, sostiene que no hay suficientes oficiales negros o de minorías étnicas en los cuerpos de seguridad nacionales. «Debemos asegurar que los ciudadanos confíen en los agentes, y que los agentes representen a las comunidades a las que sirven», ha dicho May dirigiéndose a la National Black Police Association, agregando que esta falta de diversidad no favorece en absoluto al cuerpo policial de Inglaterra y Gales.
Estas declaraciones dan respuesta a la polémica suscitada por las palabras del Comisario de Policía Metrapolitana de Londres, Bernard Hogan-Howe, quien sostuvo que el aumento en la ciudad del «crimen con arma blanca» se debe a la reducción de «stop and search» por parte de los oficiales. Sin embargo la ministra ve en estas palabras una aberración, considerando que no hay relación directa entre ambas cosas.
Hace meses se demostró que había una tendencia a detener más personas de color que blancas. La ministra ha expuesto su preocupación con este tipo de actos que califica de peligrosos, ya que pueden hacer que las comunidades étnicas se sientan discriminadas por las fuerzas. De este modo, el conflicto entre las distintas zonas de la ciudad estaría servido.
Los recortes impiden mejoras de momento
Por tanto y según May, las fuerzas policiales de la ciudad serían «demasiado blancas», con solo uno de cada diez oficiales de color u otra minoría étnica. La cifra es significativa si se tiene en cuenta que el 40% de la población de Londres pertenece a alguna de las minorías étnicas.
Así mismo, la ministra destaca el hecho de que sólo un 28% de los oficiales es mujer, a pesar de que ésta representa el 51% de la población. Desde las instituciones policiales son claros: es imposible reclutar nuevos oficiales con los recortes a los que se están enfrentando en estos momentos. Mejorar la diversidad en las fuerzas es por tanto un trabajo lento y por ahora costoso. Las palabras de la ministra, aunque ahora conciliadoras, no parecen mitigar las desafortunadas declaraciones que tuvo hace semanas con respecto a los refugiados sirios y la inmigración.
La polémica racial tocó techo en Londres en 1999 con la muerte a manos de un grupo neonazi del joven de color Stephen Lawrence. La policía metropolitana no ahondó en el caso, hasta el punto de que ha sido años después cuando se han podido esclarecer los hechos. A partir de entonces la ciudad condenó duramente las acciones de este tipo, iniciando un proceso de cambios con respecto a la protección de las minorías étnicas. A pesar de ello, parece ser que aún queda mucho trabajo por hacer.