Pese a las expectativas puestas en el mes de octubre, el tema del AgroBrexit, ha transcurrido sin resolución en las negociaciones. Así mismo, se mantiene la incertidumbre respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo comercial y los desencuentros se enquistan. De este modo, Reino Unido cierra su posición en el control sobre sus aguas y sus leyes poniendo a la Unión Europea en una situación difícil de manejar, pero siempre abierta a solventar las diferencias.
En las últimas semanas las conversaciones se han intensificado adquiriendo un aspecto más político. Es por ello que apenas se haya trascendido información en los pasados días.
Por otro lado, tan sólo los negociadores, Michael Barnier y David Frost, como a es habitual al finalizar cada ronda, han manifestado que las conversaciones son más intensas y que las divergencias en temas esenciales continúan estancadas. A pesar de ello, no podemos descartar la posible influencia del segundo confinamiento decretado en el Reino Unido y el resultado de las elecciones en Estados Unidos, en el final de las negociaciones.
Esta semana parece decisiva con la llegada de Barnier a Londres para seguir negociando. “Redoblando nuestros esfuerzos para alcanzar un acuerdo” ha twitteado. Por consiguiente, es previsible que tengamos alguna noticia y ojalá, nos permita ver algo de “luz al final del túnel”.
El sector agrario británico está satisfecho por mantener sus estándares alimentarios
La National Farmers Union no ha dejado de alertar al Gobierno sobre la trascendencia de mantener los estándares de calidad y seguridad alimentaros británicos en los acuerdos comerciales con terceros países.
Lograron llevarlo al Parlamento como enmienda al proyecto de la ley de Agricultura. Pese a ello, no hay seguridad de que sea recogido en la futura ley, puesto que fue rechazada por los Comunes volviendo de nuevo en esta semana a los Lores, que la aceptaron en su inicial presentación.
No obstante, el sindicato agrario ha mostrado su gran satisfacción por la decisión del Gobierno de incluir al sector en la recién creada Comisión de Comercio y Agricultura. De esta manera, ha otorgado a los agricultores una mayor voz en la política comercial británica.
Su presidenta, Minette Batters, ha hecho declaraciones al respecto.“Esto demuestra el compromiso del gobierno debe salvaguardar nuestros estándares de producción en futuros acuerdos comerciales. Además, demuestra la ambición de ser líderes mundiales en bienestar animal y protección ambiental.”
Así pues, con el funcionamiento de la citada Comisión, en las futuras negociaciones comerciales, el Ministerio de Comercio Internacional consultará con su Grupo Asesor de Comercio Agroalimentario para garantizar que los altos estándares de los agricultores británicos no se vean socavados injustamente en ningún caso.
Hay un gran temor por el sector hortofrutícola español
Se teme la inminente finalización del período transitorio sin visos de acuerdo y la firma y la negociación por el Reino Unido de acuerdos comerciales con terceros países. En consecuencia Marruecos, Túnez, Egipto o Turquía entre otros manifiestan un gran pesimismo.
Por otro lado, pese a la inelasticidad de la demanda británica de los productos hortofrutícolas y nuestra proximidad para abastecerla, la preocupación se focaliza en una pérdida de competitividad por los productos de los terceros países que accederán sin aranceles. Por ello, las organizaciones y cooperativas agrarias solicitan que los fondos del plan de recuperación de la Unión Europea post Covid-19 incluya también apoyos para paliar los problemas en el campo español derivados del Brexit.
En conclusión, el flujo agroalimentario entre España y el Reino Unido «peligra» mientras que el Gobierno británico amplía sus relaciones con otros países proveedores. Su único deseo es que las conversaciones permitan reconducir la negociación hacia una salida ordenada.