Ayer fue el día más caluroso en Londres en lo que llevamos de año. Desde hace 50 años no se había vivido ningún septiembre con temperaturas tan altas como este martes. En la calle, 32 grados y en el metro casi 35. Los pasajeros lo pudieron notar y, si ya el metro de Londres en hora punta suele ir abarrotado, ayer se le sumaron dos inconvenientes más: el sudor y el olor.
Para quien no tenía botella de agua en mano el viaje en metro fue insoportable. Sin movimiento de aire en muchas de las estaciones y sin apenas espacio, los pasajeros ya no sabían si permanecer de pie, sentarse, o incluso echarse a andar para evitar el subterráneo, pero muchos no tenían otra alternativa.
Las redes sociales estallaron como siempre que suceden fenómenos de esta índole. Además de las quejas recibidas por la falta de ventilación o refrigeración de las estaciones, también se pudieron leer mensajes de agradecimiento por el reparto gratuito de botellas de agua en estaciones como Waterloo.
El aire acondicionado puede ser un inconveniente para reducir el calor del metro de Londres
¿Cuál es la solución? Todavía no se sabe. El aire acondicionado en los vagones -del que disponen algunas líneas, como la Circle o la Metropolitan– podría generar un efecto rebote debido al calor generado por el proceso. Es decir, por mucho aire que se instale, el metro continuará siendo una sauna para los viajeros.
Cuando no circula en hora punta y se dispone de espacio, el aire puede ejercer su función y ayudar a la respiración y ventilación de los vagones, pero existen dos grandes retos pendientes para completar esto. Se trata de la línea Central y la Piccadilly, dos de las que más pasajeros acogen a diario.
¿Por qué? Son las estaciones más profundas del metro de Londres y la instalación del aire allí es más compleja. Además, las puertas de los vagones permanecen más tiempo abiertas que cerradas por lo que serviría de poco.
¿Será que entonces habrá que refrigerar mejor las estaciones y no los vagones? Todo está por llegar. De momento y una vez más, las protestas están a la orden del día y los estudios de los ingenieros continúan buscando soluciones para que el transporte en metro no suponga ningún impedimento en el bienestar de las personas.