Human Rights Watch es una de las mayores ONG del mundo que lleva más de treinta años luchando por la defensa y protección de los derechos humanos. En esta nueva edición de su festival de cine muestran un total de diecinueve películas que se podrán ver desde el 13 hasta el 22 de marzo en distintos cines de la capital.
El programa de este año se organiza en torno a cuatro temas principales:
- Los valores tradicionales y derechos humanos relacionados con los derechos de las mujeres y los derechos de los discapacitados.
- Los derechos del colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT).
- El tema de la crisis y migración, un enfoque especial a Asia y al sureste asiático.
- La ocupación y el estado de derecho.
De las diecinueve películas, catorce son documentales y cinco son dramas grabados en localizaciones tan dispares como: Afganistán, República Democrática del Congo, Timor del Este, Haití, India, Indonesia, Israel, Jordania, Marruecos, Corea del Norte, Noruega, Arabia Saudí, Senegal, Serbia y Tanzania.
La relación entre valores tradicionales y los derechos de las mujeres destaca como uno de los temas con más importancia este año. Cinco largometrajes tratan sobre el impacto que tiene en la mujer la falta de derechos cuando a menudo los valores tradicionales que mezclan cultura y religión son usados como excusas para obstaculizar la consecución de ciertos derechos de las mujeres.
En el primer día de estreno, con el ajetreo y la emoción de los organizadores para que todo salga según lo previsto, y antes de que se estrene la primera película del día, conseguimos sentar a la subdirectora del Human Rights Watch Film Festival, Andrea Holley, durante unos minutos para hacerle una breve entrevista
Director del festival, John Biaggi, y la directora de la película «Salma», Kim Longinotto, después de la proyección de su película.– ¿Cómo crees que este Festival de Cine ayuda a difundir el mensaje sobre los Derechos Humanos?
– Básicamente creo que ayuda de dos formas distintas. Por un lado, contribuye a la difusión del mensaje porque somos capaces de llegar a un público general mediante publicidad, prensa y distintas entrevistas a las que la organización Human Rigths Watch normalmente no tiene acceso. A veces podemos salir en las noticias pero, por norma general, somos un arma cultural y considero que este festival nos permite aparecer en espacios a los que no solemos tener acceso. Por otro lado, creo que el Festival de Cine ayuda a la difusión del mensaje sobre la protección de los derechos humanos de una forma más interna dentro del mundo de la gente que trabaja en o para los derechos humanos o que trabajan en ONGs. Lo que yo veo a menudo que sucede en nuestro festival es que gente que en principio solo está interesada en un tema muy concreto -India, o los derechos de las mujeres por ejemplo- al final resulta que gracias al hecho de entablar conversación con gente del publico o con alguno de nosotros, de repente termina interesándose por otros temas completamente distintos de los derechos humanos.
– ¿Es más fácil intentar concienciar a la sociedad y a la opinión pública mediante el visionado de documentales o películas? ¿Crees que ayuda a hacer visible lo que muchas veces es invisible?
– Yo creo que es muy útil utilizar películas para crear conciencia sobre los derechos humanos tanto en el uso de documentales como lo que nosotros llamamos películas dramáticas porque creo que la diferencia entre una película y lo que puedas leer en el periódico o ver en la televisión es que falta la historia personal. Por ponerte un ejemplo, aquí en Reino Unido tenemos canales como Channel 4 y la BBC y tienes programas como Panorama y Unreported World. La forma en la que esos programas están hechos es la de un periodista que va allí durante tres o cuatro semanas. Hacen la grabación, montan el programa y es muy informativo pero falta el toque personal. Que alguien te narre su historia. La mayoría de los documentales que nosotros mostramos se han estado grabando durante tres o cuatro años, incluso hasta diez años aunque esa es la versión extrema. Lo que quiero decir es que para aprender sobre los Derechos Humanos, desde mi experiencia es esencial vender la historia de alguien, porque entonces puedes imaginar qué significa lo que están contando.
– ¿Qué sucede cuando los valores tradicionales entran en oposición a los derechos de las mujeres? ¿Cuál cree Human Rights Watch que es la mejor manera de combatir esto?
– El tema de los valores tradicionales y los derechos humanos ocupa una gran parte del programa. Voy a empezar diciendo que hay un reportaje interesante en el Informe Anual de Human Rights Watch 2013 sobre los valores tradicionales y los Derechos Humanos escrito por el jefe de la división para la defensa y protección de los derechos del colectivo LGTB. Una de las secciones más largas de este informe mundial trata sobre los derechos de las mujeres y cómo trabajamos en este campo. La mayoría de problemas relacionados con valores tradicionales tiene que ver con la religión -varias religiones, no voy a mencionar una única, porque son unas cuantas-. Desde nuestra organización lo que tratamos de hacer en estos casos donde los valores tradicionales y los Derechos Humanos entran en oposición, es buscar formas para crear diálogo con trabajadores en el terreno. Colaboramos con ONGs que muchas veces son religiosas y están mejor conectadas con el tema a tratar.