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La plaza más grande de Londres o la “abreviada España absolutista”

eaton square

El exilio español en Londres formó diversos núcleos en los siglos XIX y XX. Los absolutistas se reunieron alrededor de Eaton Square, la mayor plaza de Londres, que no es cuadrada, sino rectangular.

En un anterior artículo, titulado «Cuando la España liberal conspiraba en Londres» daba cuenta del exilio liberal español posterior al Trienio Progresista (1820-1823). Con el regreso del absolutismo en 1823, muchos liberales tuvieron que huir y algunos se refugiaron en Londres, concretamente en el barrio de Somers Town, en donde el escritor Antonio Alcalá Galiano (Cádiz, 1789-Madrid, 1865) describía el vecindario como una “abreviada España constitucionalista” por la gran concentración de inmigrados que allí se refugió. Algunos eran conocidos como “los del Riego”, se extendían hasta Camden Town, donde Miguel del Riego, hermano del ejecutado liberal Rafael, vendía libros y vino. Un centenar de mujeres españolas trabajaban en lo doméstico para sobrevivir o contribuir al sustento de sus familias, según cuenta el mismo Alcalá Galiano.

El final de la Primera Guerra Carlista

Al finalizar la Primera Guerra Carlista (1833-1840) -guerra civil o conflicto armado entre un mismo pueblo- con la derrota del absolutismo, a quienes les tocó huir fue a los absolutistas o carlistas. Al menos, a los más destacados. El mayor peso de las olas de exiliados españoles recae, de forma inmediata, en Francia, no obstante, al cabo de un tiempo se va diversificando hacia otros lugares o de regreso, con amnistía o sin ella, a casa. En 1850 el general carlista Ramón Cabrera (Tortosa, 1806-Virginia Water, 1877) se casó con una rica heredera protestante, Marianne Catherine Richards (Londres, 1820-Virginia Water, 1915) y se instaló en el 80 de Eaton Square. Marianne vivía hasta entonces en el 63 de la misma plaza. Pero para formar un hogar familiar optó por una vivienda de mayores dimensiones en la misma plaza.

Los absolutistas acudían a Eaton Square a conspirar

A Eaton Square acudían los absolutistas, incluido el cabeza de la dinastía carlista, Carlos VI, a conspirar con el general Cabrera, el Tigre del Maestrazgo, para provocar nuevos levantamientos en España y hacer valer sus ideas políticas, propias del Antiguo Régimen que iba cayendo por toda Europa. La mayor intentona,
a excepción de las guerras, planificada desde dentro y fuera de España, resultó en el desembarco del general Jaime Ortega, que dirigió sus fuerzas navales de Mallorca hasta la Rápita, en la costa de Tarragona, en 1860. Cabrera no había apoyado el golpe y salía a diario de Eaton Square hasta Westminster para dejarse ver y negar las fake de que dirigía de nuevo un ejército en España. La embajada española en Londres ya estaba entonces en la vecina Belgravia Square, una plaza más cuadrada y más pequeña que Eaton. Los absolutistas, que han ido cambiando de nombre y ramificaciones políticas, siempre fueron bien recibidos en el palacete diplomático que acoge la embajada española en Londres. En el edificio, la historia trasciende el siglo XIX para enlazar con el XX y el XXI.

Nueva ola de exiliados tras la Guerra Civil

El duque de Alba se casó en 1920 en la embajada citada y fue embajador a partir de 1936, cuando el general Francisco Franco dio el golpe de Estado que inició la tragedia de la Guerra Civil y una nueva ola de exiliados, que en el XX quedan esparcidos por toda la ciudad, especialmente, en el barrio de Notting Hill. El ocaso
de la dictadura franquista provoca de nuevo confabulaciones en Belgravia con el nombramiento de Manuel Fraga Iribarne como embajador en Londres. Su secretario en España, Manuel Milian Mestre, cuenta a quien quiera oírle o leerle que viajaba cada semana a Londres para conspirar o, dicho de otra manera, preparar el terreno para la democratización que se acercaba. El 20 de noviembre de 1975 murió Franco y a Fraga le faltó tiempo para hacer las maletas, y Manolo dejó de viajar semanalmente y de pasear junto al Támesis.

El escándalo de la ex amante del rey Juan Carlos I

Eaton Square había caído en el olvido político con la consolidación de la democracia en España hasta que saltó el escándalo de la ex amante de Juan Carlos I, Corinna Larsen, entrados ya en el siglo XXI, vecina de Eaton Square. Allí empezó a sentirse acosada y perseguida por su ex amante. A su residencia llegó primero Juan de Villalonga (el que cogió el dinero de la privatización de Telefónica y corrió al extranjero), amigo de Corinna, para aconsejarle que hablase con el comisario José Manuel Villarejo para exponerle sus quejas. Villarejo llegó por primera vez a Eaton Square en abril de 2012 y, en segunda visita, en 2015 y grabó las conversaciones con la ex amante.

Por entonces, el nombre de Corinna era desconocido a la mayoría de españoles que llamaban al Rey el Campechano. Nadie conocía las visitas del Rey a Eaton Square ni las de ella a Madrid. La publicación de las cintas de Villarejo constituye la prueba más contundente de que Eaton Square continúa siendo un marco de contubernio español. Corinna estuvo a punto de comprar un piso para Juan Carlos I en el 8 de Upper Belgrave Street, esquina con la plaza que nos ocupa, por seis millones de euros en 2011, cuando Juan Carlos ostentaba la jefatura del Estado español.

La ex amante del Rey persiguió su memorial de agravios contra él

Corinna prosiguió su memorial de agravios contra el Rey, después de Villarejo, el siguiente visitante a Londres, según ella, fue el general Félix Sanz Roldán, entonces director del CNI (Centro Nacional de Inteligencia). Venía a decirle que u obedecía sus órdenes o la vida de ella y de sus hijos corría peligro. Pero esta vez Corinna lo citó en el hotel Connaught, en Mayfair, cerca de Eaton Square, pero territorio neutral, donde convocaba también a los medios para entrevistas, la factura siempre a cargo del convocado. La convocante aparecía al hotel procedente de Eaton Square.

Hasta Juan Carlos I llegó a casa de su ex amante en marzo de 2019 de camino para Escocia a preguntarle exactamente qué quería de él, puesto que ella se quejaba de acoso, difamación y vigilancia ilegal por parte de representantes, o mandados, del entonces ya ex jefe de Estado, según cuenta ella en la demanda civil que tiene contra él y ha explicado con minucioso detalle en numerosas entrevistas. Antes de presentar la demanda en el juzgado, Corinna visitó al embajador para llevar sus quejas. Según su relato, el embajador la recibió en Belgravia Square y se asustó de la persecución que ella aducía era objeto por parte de las “fuerzas oscuras” del establishment español y del mismo ex monarca.

Los edificios de Eaton Square se mantienen altivos, clásicos, bien cuidados y protegidos con discretos sistemas de seguridad. En el medio de la plaza, un cuidado jardín cerrado con una valla metálica que impide que el público se siente al sol el día que sale. Como si los árboles centenarios guardasen el secreto de todo el trajín que ha visto la plaza, y calla.

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