Los recientes datos de migración del Instituto Nacional de Estadística indican un descenso de población en España, como consecuencia de la crisis económica
La bonanza económica que atrajo a miles de extranjeros a nuestro país durante los últimos 15 años se ha tornado en crisis, y muchos de ellos están abandonando España para volver a sus países de origen o buscar mejores oportunidades en otros lugares. Al igual que los extranjeros, muchos españoles también han optado por dejar la tierra que los vio nacer y crecer con el propósito de encontrar un trabajo bien remunerado y empezar una nueva vida. Es mayor el número de foráneos que se está yendo que el de españoles, de acuerdo con las estadísticas.
Según los datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo públicos a finales de julio, el censo de población en España ha descendido en cerca de 28.000 habitantes en lo que va de año. Entre enero y julio de 2011, han abandonado España 295.141 ciudadanos, y han regresado 224.382. Esto supone un saldo migratorio negativo de 70.759, la diferencia entre el número de los que se han ido y los que han vuelto. De ellos, 63.162 son foráneos, y 7.597, españoles. El número de españoles que se ha marchado en este mismo intervalo de tiempo es de 27.100.
Estos datos dejan el número oficial de ciudadanos españoles -a finales de julio de 2011- en 46.125.154. Entre los nacionales españoles que se marchan, hay extranjeros nacionalizados españoles. Muchos se van con toda su familia, con todos los miembros afectados por la crisis económica, y los que no están nacionalizados se están marchando cuando expira su permiso de trabajo y residencia, en lugar de renovarlo, en vista de las previsiones económicas y laborales poco halagüeñas. Algunos ni se van ni solicitan la renovación del permiso por falta de trabajo, de manera que se convierten en irregulares.
Los jóvenes salen en busca de oportunidades
En el caso de los españoles, muchos de los que se marchan son jóvenes graduados universitarios que ven pocas perspectivas de futuro en el país con la más alta tasa de paro juvenil de la Unión Europea (en torno al 40 por ciento) y con sueldos bajísimos. Están sobradamente preparados, pero en su país no tienen oportunidades. Así que deciden hacer las maletas en busca de una salida, un sueldo acorde a su formación e inteligencia y una vía para desarrollar una carrera profesional.
A principios de año, Angela Merkel, la canciller alemana, personificó las esperanzas de miles de jóvenes españoles que ansían una oportunidad. Anunció que Alemania necesitaba mano de obra española -consciente del alto nivel de formación de los universitarios en nuestro país-, y desató una oleada de solicitudes desde todos los rincones de nuestra geografía, sobre todo de ingenieros. Así se despertaron los fantasmas de aquella España de los 60 que también tuvo que emigrar por falta de oportunidades; solo que aquella vez la mano de obra no estaba cualificada; y ésta sí lo está, y mucho. En aquel entonces solo hacía falta tener un par de brazos, fuerza física y ganas; ahora se requiere por lo menos chapurrear el idioma y un alto grado de preparación académica.
Los expertos consideran que la «fuga de cerebros» que está viviendo España en estos momentos va a tener consecuencias sociales y económicas. También las tendrá la reducción del índice de natalidad tras la salida del país de cientos de mujeres inmigrantes. Las mujeres españolas, que tienen menos de 1,5 hijos de media, podrían retrasar aún más el tener hijos, e incluso tener menos aún. Esto plantea un cambio sustancial en la organización social del país en un futuro no muy lejano.
En cuanto a la «sangría» de talentos que se está produciendo, no sería una catástrofe siempre y cuando regresaran después de haber enriquecido sus currículos y aprendido mucho allende las fronteras, para invertir los conocimientos adquiridos en su país de origen. Hay visos de que la crisis va a continuar durante algunos años más, de manera que la vuelta de los «cerebros» se verá postergada. La cuestión es quién va a llevar a cabo la recuperación del país si una parte importante de la población activa se encuentra ausente.
Aumenta el número de españoles viviendo en el extranjero
El Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjero (cuyos datos publica la web del Instituto Nacional de Estadística en minuciosas hojas de Excel al alcance de un clic) revela a Argentina como el país con mayor número de residentes españoles. Le siguen: la Provincia de Buenos Aires, Francia, Caracas (Venezuela), Alemania, Brasil, Cuba, Suiza, Méjico y París (Francia). El Reino Unido aparece en el puesto 14 y contaba, el día del último censo disponible, con fecha de 1 de junio de 2011, con 52.458 residentes españoles. Londres ocupa el puesto 16, con 44.537. Según esta misma tabla, entre el 1 de enero y el 1 de junio de este año, el censo de españoles residentes en el Reino Unido ha aumentado en 1.489 personas; pasando de 50.969 a 52.458 en 5 meses. Londres, por su parte, ha aumentado su censo en 1.229 en el mismo periodo, desde 43.308 registrados el 1 de enero hasta los 44.537 del 1 de junio.
Por provincias, Madrid está a la cabeza, con casi 10.500 madrileños de origen empadronados en el Reino Unido. Le siguen: A Coruña con 6.720; Barcelona con 4.930; Pontevedra con 2.072; Valencia con 1.914; y Cádiz con 1.879. Estos también son datos del 1 de junio de este año, los últimos disponibles. En Madrid, por ejemplo, ha aumentado el número de individuos registrados como residentes en este país que nos acoge en 482, pasando de 10.014 el 1 de enero a los 10.496 del 1 de junio.