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La sequía alerta a España y Reino Unido

Los británicos sufren las primeras restricciones en el uso de agua, tras el mes de marzo más seco desde 1953

«La sequía, la sequía, como siempre, la sequía, la pertinaz sequía, no llueve ni en Valencia ni en Almería y ya están secas Murcia y Andalucía.» Jaime Campmany escribía este «rap de la sequía» en el diario ABC allá por el año 2005. Mucho ha llovido desde entonces, aunque poco durante los últimos meses. De hecho, la falta de precipitaciones en países como España y Reino Unido es tan preocupante que ya se están empezando a tomar las primeras medidas.

Según datos de la Oficina Meteorológica británica, el pasado mes de marzo fue el más seco registrado en el Reino Unido desde 1953, y el más cálido desde 1957. Durante dicho mes tan sólo llovió un 38% de la media habitual para esa época del año. Esta falta de precipitaciones ha provocado que el caudal de los ríos de Inglaterra y Gales baje hasta niveles de 1976, hecho que ha alertado a la Agencia de Medio Ambiente británica. Para luchar contra esta grave situación, ya se están tomando las primeras medidas. Siete compañías de agua de Inglaterra han prohibido el uso de mangueras para regar jardines en gran parte del país, salvo excepciones puntuales.

Y es que la ausencia de precipitaciones va a tener una más que probable repercusión en el incremento de los precios de los alimentos, principalmente de frutas y verduras. Como señala el diario británico The Grocer, si las condiciones climáticas continúan, el valor de los productos aumentaría y su calidad empeoraría. Además, esto se une a anteriores subidas de precios en el sector y una reducción generalizada del consumo por la crisis. Las empresas cerveceras, y por extensión los pubs, también sufrirían las consecuencias de esta falta de lluvia debido a las malas cosechas de malta y cebada, que puede desembocar en una subida del precio de la cerveza.

Por su parte, la situación en España no es mucho mejor. Allí la sequía es una cantinela tan habitual que se repite como una letanía, sobre todo por la zona sur. En tierras hispanas la reducción de las lluvias desde el pasado mes de octubre es de un 43% con respecto a la media de ese periodo. De hecho, el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Arias Cañete, ha afirmado a este respecto que se está viviendo «probablemente uno de los años más secos de la historia de España. Es una sequía muy intensa, que afecta de modo muy diverso a las producciones agrarias». Para hacer frente a las graves pérdidas en la agricultura por la falta de agua, España y Portugal han solicitado a la Unión Europea un adelanto de las ayudas comunitarias.

Cultivos resistentes a sequías

Sin embargo, los problemas por la escasez de agua no son nuevos. La lucha del ser humano contra la sequía es tan antigua como su propia historia. Y las medidas para hacer frente a esta situación han ido desde sacar santos o vírgenes para reclamar la lluvia («que llueva, que llueva, la virgen de la cueva…»), hasta pedir a brujos o hechiceros que hagan conjuros para que se obre el milagro. En el año 2006, la Comunidad de Madrid se planteó la posibilidad de bombardear las nubes con yoduro de plata para provocar la lluvia. Algo que sí se llevó a cabo años más tarde en China, durante los Juegos Olímpicos de Pekín, con el objetivo de limpiar una atmósfera excesivamente contaminada. Incluso, por asombroso que parezca, en Reino Unido, la principal empresa de suministro de agua, Thames Water, se planteó hace seis años remolcar icebergs desde el océano Ártico hasta Londres para combatir la grave sequía que sufría el país entonces.

Menos disparatado que todo esto parece el intento de varios investigadores europeos de crear cultivos resistentes a sequías y enfermedades. Se trata del proyecto ABSTRESS («Mejora de la resistencia de los cultivos de legumbres al estrés biótico y abiótico combinado»), financiado con fondos europeos y que reúne a investigadores de trece institutos de la República Checa, Alemania, España, Francia, Italia, Hungría y Reino Unido. El objetivo de este estudio es cambiar drásticamente la manera en la que se producen nuevas variedades de plantas. Para ello, emplearán técnicas moleculares e informáticas con las que identificar los procesos por los que la sequía y las enfermedades se combinan para dificultar el buen término de los cultivos.

Algunos expertos achacan la sequía al cambio climático y otros ven esto como una alternancia de épocas secas y otras más húmedas. Sea como fuere, está claro que durante el mes de marzo, el sol ha tenido un excesivo protagonismo en una ciudad como Londres, donde el paraguas es casi una prenda más de vestir para los británicos. Por si acaso, habrá que tener bien presente el sabio refranero español cuando dice que «cuando marzo mayea, mayo marcea».

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