De la educación al mundo empresarial, cada vez se escucha más el término “ludificación” o “gamificación”, el calco del inglés gamification que la RAE recomienda evitar. Parece que prácticamente todos los sectores están interesados en su potencial y como puede mejorar la productividad e incluso hacernos más felices. Sin embargo, muchos aún desconocen esta nueva corriente pensada para facilitarnos la vida en todos sus aspectos.
La idea es muy simple, aunque llevarla a cabo de manera efectiva no lo sea tanto: convertir las tareas más difíciles o aburridas de nuestras vidas en un juego. Para conseguirlo, utilizamos mecánicas típicas de una gran variedad de juegos que van desde los juegos infantiles a los juegos de azar, como pueden ser la capacidad de selección, la progresión, la reflexión, la colaboración o la competición, entre muchas otras. El fin no es otro que completar la tarea o cumplir los objetivos propuestos de una manera más gratificante y entretenida.
Las dicotomías en nuestra vida
Por otra parte, la ludificación nos saca de dinámicas que limitan nuestras vidas, como las falsas dicotomías, es decir, pensar que solo hay dos opciones a la hora de afrontar una tarea o un problema. El clásico “sí o no” es, en la mayoría de casos, un depende y a dos opciones obvias se puede añadir una tercera que puede resultar menos obvias.
Podemos pensar en el clásico cara o cruz al lanzar una moneda, que cuenta con la muy improbable opción de que la moneda caiga de canto. Otro ejemplo es la ruleta, más popular que nunca gracias a las plataformas que ofrecen juegos de ruleta en vivo, que ofrece opciones como apostar por el rojo/negro, par/impar e incluso por la mitad de los números disponibles. Sin embargo, está el famoso cero, o doble cero en algunos casos, que representa a la banca y nos recuerda que no es una dicotomía pura, es decir, no es una decisión al 50 %.
Aprender y hacer ejercicio es divertido
Internet nos da acceso a una infinidad de recursos pedagógicos para aprender todo lo que queramos. Sin embargo, los extensos manuales y la gran cantidad de teoría intimidan a muchas personas que buscan desarrollar nuevas habilidades o aprender una nueva lengua.
Por eso, hoy en día, muchas empresas han optado por ludificar la enseñanza convirtiendo el aprendizaje en un juego. Solo hay que pensar en Duolingo, la popular aplicación para el aprendizaje de lenguas, y como ha conseguido acaparar el interés incluso de aquellas personas que habían intentado aprender una nueva lengua utilizando recursos más tradicionales, como clases, libros, etc. La variedad de ejercicios y la forma de interactuar con ellos nos recuerdan a un juego, así como su colorido diseño y unos objetivos y recompensas que la aplicación nos recuerda a través de su simpática mascota. Ahora es solo cuestión de tiempo que este enfoque se popularice en las aulas.
Lo mismo ocurre con el ejercicio, que puede ser gratificante en sí mismo o incluso un verdadero juego, como puede ser cualquier deporte que incluya equipos o puntuaciones a batir, pero que también puede resultar tedioso para muchos. Las aplicaciones de ejercicios nos ofrecen planes personalizados con objetivos definidos, pero lo hacen con un diseño atractivo, ofreciendo recompensas virtuales, como interactuar con amigos o redes sociales, y con recordatorios para mantenernos motivados. Así, no hacer las flexiones o andar los pasos diarios puede romper nuestra racha en las diversas aplicaciones y hacer que no pasemos de nivel.
La vida puede ser muy compleja pero intentar transformar las partes más tediosas en minijuegos solo puede mejorarla. ¡La ludificación ha llegado para quedarse!