Las lingüistas Deborah Cameron y Eulália Lledó debaten sobre el arraigo histórico y social del uso del género en el lenguaje.
La Primer Ministro, la canciller, los miembros y miembras. Todos estos son usos del lenguaje que se asemejan a una «cáscara» que envuelve «la realidad del interlocutor» según explicó ayer Eulália Lledó durante el ciclo de conferencias del Instituto Cervantes de Londres. La doctora en Filología Románica por la Universidad de Barcelona, junto con Deborah Cameron -catedrática de Lengua y Comunicación en el Worcester College de la Universidad de Oxford-, formó parte de un coloquio bilingüe titulado «El lenguaje, ¿Es también cosa de hombres?».
Durante esta charla se subrayó que todo aquello que no se nombra «corre el riesgo de ser olvidado fácilmente», como ha sucedido, en palabras de las lingüistas, con el papel de la mujer respecto del hombre a lo largo de la Historia. Ante la cuestión de la funcionalidad de las instituciones de la lengua, Eulália afirmó que «las academias entorpecen la evolución de la lengua» ya que, «con mucho retraso, nos dan permiso para usar ciertas palabras». De ahí, que, según apuntó la doctora catalana, sólo se admitiese como válido «la Primera Ministra» mucho después de que en los medios de comunicación españoles esto se hubiese convertido en un uso habitual al referirse a Margaret Thatcher durante su mandato en el gobierno británico.
Ya en 1712, el idioma inglés sufrió su primer intento fallido de contar con una academia que recogiese por escrito sus diferentes usos y variaciones. Sin embargo, explicó Deborah Cameron, dos siglos después sigue sin contar con semejante institución. Pero eso tampoco ha impedido que sea el espejo de las convenciones sociales. «Existen guardianes del lenguaje que se empeñan en afirmar que no hay forma de evitar el sexismo en el lenguaje. Esto es sinónimo de que hay unos hablantes más influyentes que otros» y que sus usos lingüísticos pueden llegar a convertirse en normas del lenguaje a largo plazo. Además, aclaró la catedrática que, a pesar de que no existan academias del lenguaje en Reino Unido, si que existen manuales de estilo de poderosos medios de comunicación, como la BBC, que marcan tendencias significativas en el lenguaje.