Inquieto e involucrado con los problemas de la sociedad, en una lectura superficial puede parecer banal pero al adentrarse en su mundo, su mensaje descubre una realidad cruel y desconcertante. Con motivo del décimo aniversario de la Cynthia Corbett Gallery, celebrado del 23 al 28 de junio, Lluís Barba expuso tres obras. Aprovechamos su visita a la capital londinense para charlar con él.
¿Qué quieres transmitir con las fotografías que has elegido para la exposición?
Realizo una revisión del arte parcial y subjetiva creando una interrelación entre una realidad virtual y otras realidades. Inicialmente me planteé esta serie con obras mediáticas del pasado pero más tarde decidí basarme en obras no tan conocidas de algunos maestros, que no forman parte de las guías turísticas de las editoriales. No por ello estas obras son menos importantes que las que están impresas en todos los libros de arte, como Pierre Subleyras, Giovanni Paolo Pannini, Boilly, Marià Fortuny…
¿Qué intentas con la inclusión de iconos? ¿Quieres llamar la atención y suscitar la curiosidad o desterrar el clásico «yo no lo entiendo» para llegar a la mayor parte de público?
Creo que el artista es un reflejo de la sociedad que habita. Actualmente existen dos velocidades muy marcadas en nuestra sociedad: los que tienen poder adquisitivo y los que no lo tienen, los mediáticos y los que no lo son, los pensadores y los que no piensan… Para mí es importante que en mis obras compartan espacio y protagonismo, lo cual me lleva a establecer una relación entre glamour, banalidad… En contraste con el arte, el pensamiento y la cultura no de masas. Todo ello a través de personajes mediáticos del star-system que se relacionan con artistas, coleccionistas, intelectuales, científicos, turistas, indigentes, marginados y personas de distintas etnias, para evidenciar las brechas abiertas en la sociedad y generadas por nuestro propio sistema.
Tus influencias no son veladas sino presentes en tus obras. ¿Crees que la fotografía y la pintura tienen que estar unidas hasta ese punto?
Pienso que la fotografía sin la pintura no existiría, al igual que el cine sin la fotografía tampoco. Soy partidario de la globalidad en el arte. Pienso que todas las disciplinas son válidas para el artista, la utilización de todas ellas enriquece nuestro lenguaje.
Observando los artistas representados en tus obras, se aprecia el protagonismo de Andy Warhol, Bacon y Dalí. Ellos fueron rebeldes y destacaron por alguna característica especial en su carrera. ¿Te sientes identificado con ellos de una manera especial? ¿Crees que el hecho de servirte de esas obras te otorga una relación concreta con la historia del arte más allá de las reminiscencias pop art más evidentes?
Desde el momento en el que te enfrentas a un espacio vacío o en blanco ya es un reto. Si además articulas un lenguaje formal y conceptual dentro del mismo, creo que la rebeldía o en algunas ocasiones la irreverencia, está implícita con el artista. Sobre mi relación con la historia del arte, es de admiración y respeto por los maestros del pasado, muchos de ellos se adelantaron a su tiempo y nos legaron elementos suficientes para hacer posible la existencia del arte contemporáneo actual. Es importante no perder nuestras raíces ni nuestra memoria histórica.
La curiosidad y el imaginario colectivo son dos de los pilares de tu obra. ¿Ese espíritu es un reflejo de tu personalidad? ¿Eres tú también un enfermo del detalle?
Tanto la curiosidad como el imaginario colectivo son para mí dos de los pilares más importantes del arte. Sin curiosidad no hay búsqueda, sin imaginación no hay arte. El arte es una visión subjetiva y particular de ver el mundo, tan considerable para los que lo emitimos como peculiar para los receptores que lo observan. Posee tanto de emocional como de conceptual y formal.
¿Se podría relacionar el código de barras que usas en tu obra con el poder del dinero?
El código de barras lo incorporo en forma de tatuaje, como símbolo de pérdida de identidad individual, homologación, alineación y consumo masivo. Somos números dentro del sistema, los medios hablan de los muertos o desaparecidos como pura estadística. Las grandes potencias se mueven por intereses creados, si hay petróleo, uranio… entonces intervienen para mediar cualquier conflicto, si no hay interés económico, nadie interviene.
Viajeros en el tiempo, Autorretrato o la última de los 7 Pecados de Bruegel son series en las que has trabajado. ¿De dónde llega la elección de las temáticas de tus series y los fondos de las fotografías? ¿Cuál ha sido el origen del Lluís Barba artista que conocemos?
La seriación es una forma de socializar el arte que permite llegar a más personas. La elección de la temática viene de lo cotidiano, propio y connatural del autor. Mi proceso y disciplina me lleva a indagar contrariedades, conflictos y el exterminio de la condición humana. Los artistas disponemos de una plataforma privilegiada para poder expresar nuestras opiniones con una libertad de expresión que no tienen los políticos ni los religiosos, entre otros colectivos.
¿Cuál es sentido que le quieres dar en tu obra al premeditado contraste entre el gris y el color?
Formalmente empleo blanco y negro como pasado, y color como presente. En ocasiones utilizo la ausencia de color para evidenciar la marginación, la muerte, la guerra… Por ejemplo, en mi trabajo inspirado en el Guernica, utilizo fotografías en blanco y negro.
Tu presencia en ferias de arte ha sido constante durante tu carrera, aunque siempre has huido de la etiqueta de artista comercial. ¿Cuáles han sido los pilares en los que se ha basado tu promoción internacional? ¿Te consideras valorado en España como lo eres a nivel internacional?
La venta no es tan fácil como se puede llegar a aparentar. De las diez galerías que en estos momentos exponen mi obra, son muy pocas las que venden. Algunas salas han estado desacertadas pensando que por el hecho de aparecer personajes conocidos en mis obras, la venta iba a ser fácil, y no es así.
En cuanto a mi reconocimiento, los coleccionistas y críticos son capaces de ver el compromiso, la mordacidad o ironía y la critica social de mi trabajo. Mi forma de mostrar la marginación social expresada con imágenes fuertes, hace que obras que aparentemente parecen comerciales, no lo sean. En España es difícil que mi obra pueda ser tan valorada como a nivel internacional, pues me dedico a trabajar y no hago vida social. Las personas que conocen mi trabajo es por que viajan y lo han visto en exposiciones o en ferias internacionales.