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Las nuevas identidades de la globalización

Cinco artistas reflexionan en el Iniva sobre la diversidad cultural

 El término hibridación procede de la Biología y define la fusión de dos células de distinta estirpe para dar lugar a otra de características mixtas. Aplicado a las recientes teorías postcoloniales, lo híbrido es el resultado de mezclar dos entidades distintas para crear una tercera.

Así, el nuevo internacionalismo surgido de la era global convierte la diáspora y la emigración en parte de la vida cotidiana, motor animador de nuevas culturas.

 

El debate, iniciado por el teórico de origen indio Homi Bhabha, se centra en la manera en que esas nuevas culturas transforman y negocian con las sociedades establecidas. Para Bhaba, el híbrido se suma a una cultura de identidad nacional aunque sin ajustarse plenamente a la misma. Sus raíces, insertadas en un imaginario lejano, actúan como estrategia de resistencia, propiciando influencias e intercambios que originan nuevas mentalidades.

En Entaglement: the Ambivalente of Identity, artistas de distintos orígenes exploran esta diversidad. En nuestro siglo, la estética dominante de occidente ha dejado de ser mono-cultural, en favor de la asimilación de otras identidades. Los cinco artistas de la muestra representan una mezcla de nuevos y establecidos talentos que simbolizan una variedad de grupos de edad y de herencia. Elegidos por su diversidad biográfica, Simon Fujiwara, Anthony Key, Dave Lewis, Nina Mangalanayagam y Navin Rawanchaikul, fueron invitados a reflexionar sobre cómo su propia vida se corresponde con las complejidades de la identidad en la sociedad actual.

Lewis invita al espectador a considerar
las consecuencias de la mala
interpretación de ciertas poblaciones hechas por la sociedad de la época

Nuevas identidades

 Las Hojas de Contacto (2009) del galés Dave Lewis dan la bienvenida a la galería principal del Iniva. Una fila de fotografías en blanco y negro que representa a hombres con diferentes herencias culturales, aparece enfrentada a una caja de luz que contiene los contactos fotográficos que dan nombre a su trabajo. Utilizando una mezcla de Polaroid, recortes de prensa, diagramas y anotaciones a mano, el artista pone en tela de juicio el sistema seudo-científico de las sociedades etnográficas del siglo XIX, usado para la representación demográfica que exploraba y clasificaba identidades personales. Lewis invita al espectador a considerar las consecuencias de la mala interpretación de ciertas poblaciones hechas por la sociedad británica de la época. El artista transmite sus frustraciones por el afán de describir un perfil homogéneo racial y cultural en nombre de la ciencia, la investigación y la aparente falsificación de identidades, para adaptarlas al sentimiento imperial.

Simon Fujiwara recrea un relajante interior japonés en su instalación. En la oscuridad de la sala, una televisión de plasma donde pasa un video del propio artista, juega con una visión exagerada de sí mismo al ser entrevistado en tono de parodia en un supuesto programa de arte. La obra yuxtapone la autenticidad y la ironía. Mitad inglés, mitad japonés, Fujiwara juega con los prejuicios y estereotipos de ambas culturas. El artista expresa un punto de vista propio, extraído de su experiencia al vivir a caballo entre dos mundos. En recientes declaraciones, el autor afirmaba «si tú no escribes tu propia historia, alguien lo hará por ti».

Como Fujiwara, Nina Mangalanayagam pertenece a una joven generación caracterizada por poseer una identidad globalizada. Nace y crece en Suecia, de madre danesa y padre Tamil, realiza sus estudios de postgrado en universidades británicas. En Homeland (2008) a través de una serie de imágenes de escenas cotidianas donde aparece con su familia, explora la interactividad de su origen con las tradiciones del país que la acoge. Su propuesta enfrenta el semblante duro del padre frente a su gesto cómico o absurdo de pintar huevos de pascua o decorar un árbol de navidad, reclamando así el derecho de cada uno a elegir su grado de integración.

El nuevo internacionalismo surgido de la era global convierte la diáspora y la emigración en parte de la vida cotidiana

Los objetos reinventados de Anthony Key, también conectan con su variada experiencia. Nacido en Sudáfrica, tras pasar su adolescencia en el apartheid, se traslada primero a China y a luego a Inglaterra, por lo que habla de casi no tener filiación. No blanco, no negro, sin colorear, nació en un grupo cultural al que no se dio ningún nombre específico. En un juego de percepciones, asocia la comida a la identidad. Así, en Autorretrato (2011), emula el uso de iconos culturales iniciado por Warhol con sus sopas Cambells, se representa como un conocido bote de ketchup, pero en este caso, relleno de salsa de soja, en alusión a los cambios y mutaciones propiciados por el mundo global. Reconoce que la dieta y la tradición culinaria forman parte de cualquier cultura, su recorrido a través de palillos chinos, envases de comida para llevar y demás ingredientes exóticos integrados de forma natural en el mundo actual, hace reflexionar sobre cómo otras culturas son simplificadas y asimiladas sin el conocimiento real de sus raíces y tradiciones.

Geográficamente dividido entre el origen indio de su familia, su ciudad natal en Tailandia y su hogar adoptivo de Japón, Navin Rawanchaikul se considera un nómada. En su instalación de Rivington Pace, muestra una película, Hong Rub Khaek (2008), basada en su propia historia y la de su familia. El título literal Los invitados de la vida, ofrece un recorrido sobre la experiencia de sus padres y de otros siete inmigrantes de su generación, obligados a salir de la India por la partición de 1947. Sus relatos describen con detalle la experiencia de salir del hogar para empezar una nueva vida en un entorno desconocido. En conjunción con la proyección, un enorme lienzo de 5 metros representa un grupo panorámico de todas las edades, inmigrantes thais constituidos en comunidades de comerciantes. Completa la instalación una carta manuscrita de su hija, india-japonesa, que explica las inseguridades y los miedos causados por su identidad racial. El trabajo de Rawanchaikul plantea una reflexión en torno a las consecuencias del cambio global en individuos y comunidades, más que las descripciones de fronteras geográficas o grupos nacionales.

Como señala Tessa Jackson, comisaria de la muestra, estos trabajos van más allá del debate teórico o la reflexión intelectual sobre la diversidad de sus orígenes. La exposición nos invita a desentrañar el enredo que preconiza en su título. Como los artistas proponen, sus obras no son más que un punto de partida para dar sentido a nuestras identidades en un mundo cambiante. Así pues, la reflexión final estaría en cuestionar cual será el verdadero legado generacional de la globalización.

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