No se sorprendan si al ver las fotografías de su viaje a Londres se dan cuenta de que hay cuatro personas colgando del Big Ben. No es ningún añadido realizado mediante Photoshop. Durante unos días, un grupo formado por cuatro expertos se encarga de limpiar las agujas del reloj más famoso de Londres.
Suspendidos en el aire como auténticos escaladores, los limpiadores tienen el cometido de dejar como una patena las cuatros caras del reloj situado en lo más alto de Isabel, que tiene una altura de 95,7 metros. Esta no es una tarea sencilla, no solo por el hecho de tener que llevarla a una distancia considerable del suelo, sino porque cada reloj está compuesto por 312 piezas de vidrio fino. Se requiere una auténtica destreza para dejarlo impoluto.
Steve Jaggs, responsable de mantenimiento del Big Ben aseguró, en declaraciones recogidas por Efe, que «se trata de una pieza del patrimonio nacional que debemos salvaguardar para las futuras generaciones». Para tal fin, las agujas del reloj no correrán hasta el viernes, día en que el proceso de limpieza terminará, si las condiciones meteorológicas lo permiten, que en Londres son de lo más impredecibles.