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Londres 2012: el más español de los últimos años

Según la Oficina de Empleo británica, 25.000 españoles se han registrado en la Seguridad Social en el último año

 Desde hace unos cuantos meses, es cada vez más habitual escuchar el acento español en la siempre multicultural Londres. Los jóvenes que deciden embarcarse en un viaje hacia la capital británica, buscan rápido una primera oportunidad laboral en la hostelería y el comercio.

La gran oferta dinámica de empleo y los pocos requisitos en cuanto al idioma son los motivos que generan esta situación de cambio a la ciudad que será la sede de los Juegos Olímpicos, algo que también ocurre, aunque en menor medida, en el conjunto del Reino Unido.

La excusa suele ser un curso de inglés, pero sin saber muy bien por qué, una gran parte termina quedándose una temporada de duración indeterminada. La Oficina Nacional de Estadística británica viene realizando una encuesta desde 1991 a todos los viajeros que llegan y salen del país. Sus datos muestran la intención de los ciudadanos de residir permanentemente en su próximo país de destino.

La Oficina Nacional de Estadística británica realiza una encuesta a todos los viajeros que llegan y salen del país

Entre 2006 y 2010, según esta encuesta, se estima que la población española aumentó en Reino Unido en unas 13.000 personas. Sin embargo, estos datos no registran los casos de aquellos que vienen por un corto plazo y luego terminan quedándose. Sólo en el último año, del que aún no se tienen datos sobre intención de residencia, 25.000 españoles se han registrado en las Oficinas de Empleo británicas. Y eso que la media venía siendo de unos 10.000. España ya ha superado a Italia y Francia, un país este último que siempre ha estado por delante, en la obtención de un número para la seguridad social.

Testimonios variados

Las historias son muy diferentes y cada uno tiene la suya propia. Atrás, se dejan familia y amigos, aunque a veces la familia, muy a su pesar, aconseja: «Quédate allí de momento, aprende todo lo que puedas, que la cosa está muy mal y siempre tienes tiempo de volver». Algo parecido le pasó a Amanda Paz Moya Sáez, alicantina de 31 años. Llegó en octubre y después de estudiar Diseño de Moda, quería desarrollar un proyecto de ropa reciclada. Ninguna empresa le daba la oportunidad en España. Consiguió unas prácticas en Londres relacionadas con restauración de ropa y trabaja de Au Pair porque, según ella, «es el único trabajo que aseguraba las horas que necesito libres». Además «la tranquilidad es que tienes una residencia, comida asegurada y algo de dinero para tus gastos». Asegura que está aquí para seis meses y que luego quiere volver. «Mi vida está en España, mi pareja está allí y queremos irnos a vivir juntos». Su sueño es volver y montar su propio negocio de moda, aunque «está un poco en el aire, tal y como están las cosas hay que estudiarlo mucho».

Fabián Palencia Pinedo, 23 años, y Laura Gómez Sánchez, 25 años, ambos de Valladolid, son pareja desde hace años. Ella trabajaba como higienista dental, él terminó sus estudios en Administración y Dirección de Empresas. «Era algo que llevaba pensando hace tiempo, quería vivir una experiencia en otro país y por supuesto mejorar mi inglés», dice Fabián. Ella en cambio, tenía otro motivo. «La única manera de seguir juntos era viniéndome con él. A mí también me agradaba la idea, quizá no de venir a Londres pero sí de vivir fuera, el idioma tampoco es algo que me exijan en mi profesión». Ambos trabajan en hostelería, en diferentes locales de Soho. «Trabajar de camareros es un principio, aún no estamos totalmente sueltos con el idioma». Laura además me apunta que aquí su titulación necesita un curso de adaptación para poder ejercer y que le gustaría intentarlo. No descartan quedarse más. «Pero la idea es estar aquí un par de años y luego si todo mejora volver a España», aclaran.

Miriam Álvarez Morales tiene 25 años y es natural de Oviedo. Terminó la carrera en Administración y Dirección de Empresas, aunque ya cuenta con tres años de experiencia como auditora en una empresa internacional. Pese a que parece una locura, dejó su trabajo para vivir una nueva etapa y cumplir con su asignatura pendiente, el inglés. Llegó hace un mes y medio, estudia por las mañanas en una academia y trabaja en una tienda de ropa cerca de St. Paul’s. «Después de tres años en mi trabajo, me trasladaron del departamento de auditoría al de gestión. La crisis no me hizo perder mi trabajo pero se volvió monótono». Álvarez aclara que vuelve en junio a España «para trabajar allí o para solucionar todo lo que me dejé a medias y volver aquí. Eso sí, tampoco quiero estar mucho tiempo fuera de mi sector, hablar inglés es algo importante pero no todo se basa en el idioma».

«Yo no vine, a mi me trajeron cuando tenía once años.
A los trece empecé a trabajar para poder mantener a los
que iban a la escuela» José Pedro Pedrero ( Bilbao, 85 años)

Más allá de aprender inglés

Y efectivamente, no todos vienen para perfeccionar el idioma. Manuela Galera Burgos, de 26 años y sevillana, tiene una historia particular. Su familia se volvió más internacional cuando su madre se casó con un americano. Vivió en Estados Unidos, donde cursó sus estudios secundarios y superiores. Doce años de experiencia en hostelería la avalan y hoy en día es manager en el restaurante español Boquería. No duda un segundo, no volverá. «España, como América, me gusta para ir de vacaciones. Tiene que crecer, abrir la mente, lo único que echo de menos es a mi sobrina y a la familia». No se muerde la lengua al decir que ella sufrió discriminación en su sector. «Yo era jefa de rango, con contrato de camarera ¿Por qué? Por ser mujer, eso me dijo mi jefe». Llegó a Londres en marzo y asegura que John y Jaime, gerentes del restaurante, le han dado una oportunidad que allí no habría conseguido.

«A los españoles se nos valora bastante. Nos ven como gente preparada, muy trabajadora
y que siempre creamos un buen ambiente» Manuel Gálvez (Madrid, 42 años)

Londres es la capital financiera europea, la City y la más reciente Canary Wharf, son dos de sus centros neurálgicos. Manuel Gálvez es un madrileño de 42 años que llegó hace tres años y medio al «Muelle del Canario» desde Zurich. Es Client Trainer en una multinacional. «Vine aquí porque surgió la oportunidad», así define su experiencia. «Ahora estoy aquí a gusto, pero iré allá donde haya otra oportunidad mejor». Cuenta que lo que ha cambiado «no es la escasez de ofertas por la crisis, es que hay más competencia». Si tuviera que dar un consejo a los jóvenes que ahora van al extranjero les diría «que estudiaran previamente muy bien aquel lugar a dónde van». Manuel es optimista y un enamorado de la gastronomía española, como muchos, y confiesa: «Sinceramente, ¿tanto cuesta poner unas olivas con la cerveza? A este país le queda mucho por aprender». Será por esos detalles de nuestra cultura cálida que «a los españoles se nos valora bastante, nos ven como gente preparada, muy trabajadores y siempre creamos un buen ambiente», asegura.

Memoria histórica

Mirando un poco al pasado, da la sensación que los españoles nos hemos vuelto emigrantes, otra vez. Lo crean o no, hace muchos años la población española aumentó considerablemente en Reino Unido. En Camden Town, hay un centro de mayores en el que se reúne una gran mayoría de aquellos que al final se quedaron. También dejaron atrás familia y amigos. A cambio, crearon otra aquí.

«Yo no vine, a mi trajeron cuando tenía once años, me he recorrido mitad de Reino Unido por muchas colonias y a los trece empecé a trabajar para poder mantener a los que iban a la escuela», explica José Pedro Pedrero Alberdi, de 85 años, bilbaíno y que llegó al Reino Unido con otros 2.200 niños vascos. Son los conocidos como Niños de la guerra. «Vinimos para tres meses y yo ya llevo 74 años». Al llegar los niños eran separados según las ideologías de las familias de procedencia. «Yo me volvería ya, pero mi mujer no me deja, la culpa la tienen los nietos». Dice que su experiencia fue diferente. «Me gustan los que vienen ahora, son gente educada, ¡qué bonito me hubiera parecido a mí tener una carrera!». También aparece el lado solidario, de camaradería, y explica que mientras trabajaba en Grosvernor House vio que venían muchos españoles y «terminé contratando más de cuarenta». Pese a haber pasado prácticamente casi toda su vida fuera advierte: «Yo soy español, tengo pasaporte español y moriré español».

«No me arrepiento de haber venido a esta ciudad, he aprendido mucho viviendo con diferentes culturas» Perpetua María Fraga (Lugo, 66 años)

Perpetua María Fraga Roca, 66 años y nacida en Lugo. Hace más de cuarenta años que le dijo a su marido: «Yo me voy a Londres, ¿tú que haces?». Llegaron aquí a trabajar en hostelería «porque no teníamos estudios». Después de un tiempo tuvieron una hija a la que llevaban a dos colegios, uno español y otro inglés. «Mi marido trabajaba en el campo, estuvimos un año viviendo con sus padres, no veía una salida, así que decidí tomar medidas». Según ella, no venía mucha gente porque había que obtener un permiso de trabajo pero había trabajo para todos e incluso, explica, «teníamos más de uno». «La gente trabajaba desde el amanecer hasta las diez de la noche». Ve a España atrasada, y sentencia: «No me arrepiento de haber venido, he aprendido mucho viviendo con diferentes culturas, eso es enriquecedor».

José de la Casa Sotillo (41 años Guadalajara). A finales de 1963 se vino a Londres porque «mi hermana que ya estaba aquí me mandó el contrato de trabajo». Durante 32 años trabajó en un hospital, primero de celador luego llegó a puestos de administración. En Londres, conoció a su mujer, de nacionalidad italiana. «Empezamos de broma y terminamos en serio, así que me quedé». Cree que hoy en día hay poco trabajo comparado con antaño aunque aún más que en España. Cuenta que paseando por Oxford Street, poco después de llegar, iba con su hermano y un señor salió de una tienda y le ofreció trabajo al día siguiente. Tuvieron que convencerlo de que ya tenían trabajo. La gente que llega ahora «debe saber que lo primero es aprender el idioma, que no se desanimen y que incluso fregar platos no es ninguna deshonra».

La Oficina Nacional de Estadística
británica realiza una encuesta a todos los viajeros que llegan y salen del paísLa Oficina Nacional de Estadística

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