La economía de Londres ha sido, en las últimas décadas, boyante. Los que hemos vivido aquí durante años sabemos de primera mano que si uno quiere vivir a todo trapo en la capital británica, tiene que ganar mucho dinero para poder llevar ese nivel de vida. Este es el caso de los centenares de multimillonarios rusos de Londres, que hicieron de Holland Park o Mayfair su refugio dorado.
Durante décadas, el mercado de la vivienda de lujo de Londres ha vivido en una orgía de inversiones rusas. La típica mansión del oligarca, con piscinas climatizadas, con cuadros de Picasso y Rembrandt adornando las paredes, coches de todas las marcas y colores… Y todos, absolutamente todos, se han visto beneficiados de este festín ruso. Desde abogados hasta agentes inmobiliarios o chóferes, pasando por cocineros personales, arquitectos y hasta entrenadores personales. Ahora, la guerra ha puesto el foco en esta vida de lujo, que antes era normal e incluso atractiva para los que paseaban cerca de Harrods y se entretenían viendo pasar los increíbles Rolls Royce de los rusos.
El oscuro dinero de los multimillonarios rusos
¿Pero nadie se preguntó en su día de dónde procedía todo este dinero? ¿Cómo han podido los rusos y sus familias haber paseado ese lujo descarado por las calles de Londres durante tantos años? Desde otro punto de vista, ese fenómeno ruso ha provocado efectos colaterales en el precio de la vivienda de Londres, que ya de por sí cuenta con unos precios inflados, de los más altos de todo el planeta.
En definitivas cuentas, el dinero turbio de los oligarcas rusos ha distorsionado el mercado de la vivienda de Londres. Descaradamente. Por poner solo un ejemplo, la casa que posee Roman Abramovich en Kensington Palace Gardens está valorada en al menos 150 millones de libras. Una auténtica barbaridad.
En este sentido y según recoge en un brillante artículo publicado en The Guardian el periodista Rowan Moore, desde 2016 se han invertido 6.700 millones de libras de fondos dudosos en propiedades del Reino Unido, de los cuales al menos 1.500 millones «han sido comprados por rusos acusados de corrupción o de tener vínculos con el Kremlin».
Londres, el «hogar» de los oligarcas rusos
¿Será entonces que entre todos, y ante la avalancha de dinero ruso, y el propio Gobierno, a través de sus fuertes y estables mecanismos anti fraude ha posibilitado, de manera indirecta, que estos oligarcas rusos hayan extraído sus dudosas fortunas para invertirlas en Londres? Podría ser… Como bien cita Moore en su artículo, habría que repasar el documental de Channel 4 From Russia With Cash, donde unos reporteros que se hicieron pasar por compradores rusos se dirigieron a agentes inmobiliarios de Londres para pedirles que invirtieran en propiedades. Les dejaron claro que el dinero era turbio, dudoso. Y los agentes inmobiliarios, complacientes, les recomendaron incluso abogados que podrían ayudarles a ocultar sus identidades.
«No hay lugar para el dinero sucio en el Reino Unido», dijo recientemente Boris Johnson. El viceprimer ministro, Dominic Raab, ha incluso sugerido que las casas de las élites rusas podrían entregarse a los refugiados ucranianos. ¿Por qué se está utilizando esta dialéctica ahora y no antes? ¿Nos quieres hacer creer que no ha habido intereses sumergidos para mantener la vida de lujo de los oligarcas rusos en Londres y otras zonas del Reino Unido? Simplemente juzguen por ustedes mismos.