Para el fin de semana previo al décimo aniversario del 11 de septiembre la Liga de Defensa de Inglaterra (EDL), un grupo de ultra-derecha que organiza marchas contra los 2 a 3 millones de mahometanos británicos, había llamado a ir a «la boca del león» para gritar contra el Corán por las calles del principal barrio islámico de Londres: el de Tower Hamlets. Este distrito, donde queda parte de la City financiera y la sede del comité olímpico 2012, tiene a un alcalde y a representantes municipales y parlamentarios nacidos en Bangladesh. La EDL y Breivik, el asesino de Noruega, abiertamente reivindican la misma ideología islamofóbica. Ambos son la contracara de Al Qaeda. La doctrina de esta nueva corriente difiere del nazismo antisemita en que ésta quiere que los judíos, en vez de ser considerados como sus enemigos, sean tratados como sus grandes aliados y el puntal para echar a decenas de millones de islámicos.
Si Hitler lanzó al Mufti de Jerusalén y a los musulmanes de Bosnia y Albania contra los israelitas, el EDL y Breivik quieren que Israel sea su punta de lanza contra la mayor religión del mundo que reza en una lengua semita: el Islam. La EDL no apoya a Breivik (quien dice que co-fundó su internacional de cruzados terroristas en Londres y que ha ayudado a vertebrar ideológica y organizativamente a la EDL) pero comparte ese mismo odio contra los mahometanos. Paradójicamente los laboristas y muchos izquierdistas (que tradicionalmente conciben que la policía es su oponente) incentivaron la proscripción de la marcha y piden que el gobierno conservador-liberal no recorte el presupuesto policial.
David Cameron abiertamente condena al EDL (y a los fascistas del BNP que han llegado a obtener un millón de votos) pero usa a ambos para justificar adaptarse a presiones anti-inmigrantes y, en este caso, para darle más poderes a las fuerzas de seguridad, las mismas que, dado el creciente descontento social, van a terminar siendo usadas contra muchos de los mismos sindicalistas que pidieron más represión contra el EDL. La Scotland Yard solo dejó que el EDL y sus contrincantes (Unidad Anti Fascista, UAF, quienes tuvieron más gente) hagan concentraciones estáticas.
Dos cosas que me llamaron la atención al haber estado en ambas. Una es que hay una posibilidad para que la violencia política entre fascistas y antifascistas vuelva a las calles inglesas. La otra es el enorme poder que los bengalís han adquirido en uno de los 32 distritos de Londres donde el alcalde prestaba declaraciones en esa lengua rodeado de guardias bangladeshís. En Londres también hay otros barrios con fuerte presencia latina, los cuales, de seguir ese ejemplo, pueden terminar adquiriendo similar poder.