El preocupante nivel de contaminación del aire en Londres pone entre la espada y la pared a Boris Johnson para tomar medidas de cara a los Juegos Olímpicos de 2012. 4.267 de muertes prematuras a causa de los altos niveles de polución registrados en Londres es un dato demasiado preocupante para que pase desapercibido. Son datos extraídos de varios informes publicados el pasado año por el Doctor Brian G. Millar, en los que se analizó la pésima calidad del aire de la ciudad del Támesis.
Ante esta situación no es de extrañar que el alcalde Boris Johnson esté bajo presión en la actualidad para cumplir con su deber de crear nuevas estrategias que reviertan la situación antes de la celebración de los Juegos Olímpicos en 2012. Una acción que urge, teniendo en cuenta que lo estimado es que la Comisión Europea analice el próximo mes de junio la calidad de aire de la ciudad.
Los datos siguen hablando por sí solos. Y es que hace poco más de medio mes la revisión de una estación monitora de la calidad del aire ubicada en Marylebone Road, justo en el centro de Londres, puso en evidencia la calidad del aire en Londres. La concentración total de partículas PM10 (pequeños granos de polo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen dispersos en la atmósfera) con un tamaño menor a 10 micrómetros excedían el límite diario. Compuestos mayoritariamente inorgánicos que los londinenses respiran diariamente dañando paulatinamente su salud.
Gran Bretaña ya recibió en su día un toque de atención a modo de ultimátum por parte de la Comisión Europea. El aviso tuvo como objetivo alentar a la limpieza del aire de Londres, de lo contrario el Gobierno británico sería llevado al Tribunal de Justicia de la Unión Europea con el fin afrontar multas de hasta 300 millones de libras.
La Unión Europea requirió de nuevo a la potencia británica nuevas revisiones el pasado mes de marzo. Nuevas advertencias para Gran Bretaña antes de ser multada por sobrepasar el límite de PM10. Afortunadamente estas consideraciones ya forman parte de la lista de estrategias (la más con conocida se llama «Clean Air Strategy») del alcalde Johnson para combatir el problema.
Entre otras medidas anunciadas por el Gobierno británico se encuentra el anuncio de una ayuda de más de más 5 millones de libras para limpiar el aire de la ciudad así como descuentos a aquellas empresas automovilistas que se comprometan a conseguir menores niveles de emisión de substancias tóxicas.
Medidas en forma de restricciones
El pasado febrero de 2003 Gran Bretaña introdujo lo conocido como «Congestion Charge», las tarifas de congestión del tráfico urbano en la ciudad de Londres. Ese primer objetivo de disminuir el volumen de tráfico en las zonas del centro urbano ha ofrecido en la actualidad la oportunidad de investigar el impacto de la calidad del aire en la misma zona, pese a que éste no fuera el cometido en un primer momento.
Los datos han mostrado un aumento del número de autobuses y taxis que funcionan con diesel, que son precisamente lo vehículos que más contaminación producen. En relación a este tema son muchos los expertos que aseguran que ciertas medidas drásticas, tales como prohibir el acceso al centro de la capital a los vehículos más obsoletos, evitarían atascos así como exceso de humo durante la celebración de los próximos Juegos Olímpicos.
El principal objetivo se centraría en evitar a toda costa lo que ya sucedió en lo Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, puesto que la capital china registró el nivel más alto de polución (el cinco). El Comité Olímpico Internacional (COI) manifestó en su día su preocupación ante esta situación, y alertó de las posibles consecuencias negativas para los atletas. Las medidas que entonces se llevaron a cabo abarcaron desde el fomento del transporte público hasta la drástica paralización de las industrias más contaminantes.
Si finalmente no son aplicadas restricciones como prohibir el acceso al centro de la capital a vehículos viejos de diesel, Londres podría acumular en los 17 días que durarán los Juegos Olímpicos así como en las vísperas al gran evento unos altos niveles de polución. El coste por ello podría suponer una multa de cerca de 175 millones de libras, según informó la agencia EFE.
No obstante, las mismas fuentes aseguran que el informe de evaluación de la estrategia medioambiental de la «Olympic Delivery Authority»(ODA), encargada de las obras de construcción, adelanta ya importantes incumplimientos de las normas europeas en Londres debido precisamente al intenso tráfico de vehículos. Y es que causas como la afluencia masiva de vehículos podría poner en peligro competiciones como la maratón, que discurrirá por el centro de la ciudad.
Los datos y las advertencias están sobre la mesa. No obstante, por el momento, Transport of London y el Ministerio de Transporte británico han descartado tomar medidas dirigidas a la reducción de los niveles de contaminación.