El Ministro de Sanidad británico Jeremy Hunt ha anunciado que los ciudadanos no pertenecientes a la Unión Europea deberán pagar el 150 por ciento del precio de los tratamientos médicos al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido. El objetivo de esta medida, que entrará en vigor el próximo año, es combatir el turismo sanitario. Al mismo tiempo, esto supondrá un ahorro de hasta 500 millones de libras para las arcas del país.
La sanidad es gratuita en Gran Bretaña, tanto para los nacionales como para los ciudadanos con pasaporte europeo. Actualmente, los extranjeros tienen derecho a varios tratamientos, incluyendo la atención sanitaria en caso de emergencia.
Con esta decisión, el Gobierno británico satisface las pretensiones del partido antieuropeo, UKIP. La formación que lidera Nigel Farage lleva denunciando desde hace tiempo abusos en el sistema sanitario por parte de los visitantes que llegan a las Islas británicas para recibir tratamientos médicos.