Roberto Lozano presenta en Londres su documental sobre el reporterismo. Vivimos momentos difíciles para el periodismo. Corren malos tiempos para ejercer una profesión cuya misión es contar historias, acercar la realidad a la gente. Y para transmitir esa realidad tienen que haber unos ojos que vean lo que después van a contar. Esos ojos son los del periodista.
Roberto Lozano, en su película Los ojos de la guerra, realza y dignifica la figura del reportero especializado en conflictos bélicos. El documental se proyectó el pasado sábado 28 de Septiembre en el Instituto Cervantes de Londres, con motivo de la novena edición del London Spanish Film Festival. En él aparecen periodistas de la talla de Gervasio Sánchez, Mikel Ayestarán, David Beriain, Rosa María Calaf, Arturo Pérez-Reverte o Enrique Meneses entre muchos otros, para hablar del pasado, presente y futuro de una profesión que atraviesa una crisis existencial.
El director del film estuvo presente en el Cervantes junto al periodista Miguel Ángel Idígoras, para hablar sobre esta película. Un proyecto que asegura surgió como «una aventura entre dos amigos», Roberto Fraile y él. Y afirma que le cambió la vida. Además, Lozano apostilla que a través de los reporteros de guerra «se puede tener un mapa más complejo del ser humano».
Para Idígoras, «lo que hace un periodista es contar historias». Y en ningún momento debe tomar partido porque «la interpretación de lo que pasa está en el espectador». En su opinión este documental es un «homenaje al periodismo de guerra como servicio necesario». Y ante la pregunta de una posible muerte del periodismo, éste responde que «mientras haya periodistas con historias que contar, habrá periodismo». Lozano, por su parte, señala sobre este mismo aspecto que «el periodismo va a seguir existiendo, pero no sabemos cómo».
Moribundo o no, Los ojos de la guerra deja claro que el periodismo aún late. Lo que se ve en este documental es una prueba de ello. Un interesante viaje a las venturas y miserias de esta profesión. Una invitación para la reflexión. Un homenaje con mayúsculas al reportero bélico a través de sus propios protagonistas. Personas que gracias a su trabajo le han dado un nombre y apellido al Periodismo de Guerra.