La investigadora Graciela Iglesias Rogers, de la Universidad de Oxford, presenta su libro British Liberators in the Age of Napoleon, un estudio que rompe la visión anglocentrista y destaca el apoyo de voluntarios ingleses durante la Guerra de la Independencia Española
Eran nobles, cirujanos, oficiales e incluso seminaristas. Algunos procedían de Escocia o Irlanda, mientras que otros muchos eran ingleses. Si algo tenían en común es que eran patriotas y que hicieron historia rompiendo los prejuicios de la época y uniéndose a las filas de los españoles que luchaban contra la ocupación napoleónica durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). Fueron rostros anónimos de un conflicto que hoy cumple dos siglos, testimonios que gozan de poco protagonismo en los libros de historia y suponen un «eslabón perdido» en las relaciones anglo-iberoamericanas, según la investigadora Graciela Iglesias Rogers.
Ha sido esta experta en historia iberoamericana de origen argentino-español y residente en Oxford, la que ha querido volver la vista atrás y, después de una década de trabajos de investigación en archivos españoles, británicos y franceses ha publicado en Reino Unido su obra British Liberators in the Age of Napoleon: Volunteering under the Spanish flag in the Peninsular War (Bloomsbury, 2013). Se trata del primer estudio realizado sobre la experiencia de un grupo de británicos que precedieron a las famosas Brigadas Internacionales y lucharon bajo la bandera española para acabar con la opresión napoleónica.
La obra adopta una visión radicalmente distinta de la narrativa anglocentrista, que borra a las fuerzas españolas del relato de las victorias, para argumentar que el triunfo fue el resultado de un esfuerzo conjunto y verdaderamente transnacional. «Lo que busco es superar la tendencia a escribir la historia en un sentido nacional-estatal para interesarme en el movimiento de personas, vínculos e intercambio de ideas que operan a través de distintas sociedades», explica Graciela Iglesias.
Según la autora, a los historiadores -precisamente por tener una visión nacional y presentista– se les ha escapado que esta generación de luchadores supuso un «eslabón perdido» en las relaciones hispano-británicas al entrar en contacto, además, con personalidades claves de la independencia latinoamericana como José de San Martín, libertador de Argentina, Chile y Perú. Tras su experiencia en la Guerra de la Independencia, algunos de los voluntarios siguieron carreras militares y diplomáticas no solo en España sino también en Chile, Colombia y México. Esto, según la investigadora, no implicó necesariamente una traición de lo actuado en suelo español, sino que respondió a que los británicos entendieron el funcionamiento de la monarquía y el sistema político transoceánico de España, que se encontraba en decadencia.
«Tanto los voluntarios británicos en la era napoleónica como los que fueron a luchar en la Guerra Civil tenían una visión amplia y positiva del mundo hispano», afirma Graciela Iglesias, quien además destaca que «pusieron su vida en riesgo por un mundo con valores culturales que admiraban, veían amenazados y creían que valía la pena defender». En palabras de la investigadora, que centra sus estudios en los siglos XVIII y XX, estos luchadores no respondían a objetivos políticos, sino que cumplieron con el papel de libertadores de un pueblo acosado por el invasor. «En esa misión ellos demostraron ser tan listos como despiadados, pero saber en qué medida fueron lo uno y lo otro es mejor que lean el libro», afirma la autora.